Accidentes de taxistas son producto de la irresponsabilidad de sus patrones

Pedro Patricio Antolino, (Corresponsal)

Tecpan de Galeana, Gro.- Aunque los patrones o dueños de taxis del servicio público en Tecpan suelen pensar que los accidentes que llegan a protagonizar sus unidades, en manos de choferes que trabajan a destajo, son producto de la irresponsabilidad de estos, prefieren afrontar los riesgos derivados de ello antes que adquirir seguros contra accidentes, como lo marca la propia ley, provocando que los choferes trabajen expuestos a consecuencias nefastas en esos casos.
Entre taxis y urvans con base en la cabecera municipal, que incluye a cuatro sitios de automóviles y cinco agrupaciones de transporte urbano, se pueden contar unas doscientas cincuenta unidades automotoras. De acuerdo con conocedores de la materia, apenas el 5 por ciento de esos vehículos tiene seguro de vida y contra siniestros; la mayoría trabaja sin ellos, a pesar de que tenerlos es una exigencia plasmada en la reglamentación de transporte público.
Conseguir la autorización para circular sin cumplir con esos requisitos es fácil: cien y doscientos se pagan a los funcionarios de la oficina de la Delegación de Transporte regional, cita en Tecpan, cuando se hacen trámites o se revalidan permisos, y trámites por el estilo. “Si no quieres llevar tu carro  dicha oficinas porque no tienes tiempo o no quieres dejar de trabajar, pagas cien pesos y no lo presentas, y ya, el funcionario que te atendió dice que revisó tu unidad y que estaba bien; lo mismo pasa con el seguro: no lo tienes, das otros cien pesos y ya te lo pasan como bueno”, explica un ex taxista a este medio de comunicación.
Ese mismo método, ya tradicional a pesar de los cambios de gobierno, aplica para cubrir requisitos similares, como portar herramienta adecuada en el vehículo, etc. Para los choferes que no son dueños de los taxis que manejan la situación es complicada, dicen: “A los dueños no les importa, ellos sólo quieren la cuenta, pero nosotros no tenemos seguro, por ejemplo; si nos ocurre un accidente, ¿quién nos protege? Y a veces, en casos de algún accidente, uno tiene que pagar, ¿y con qué?”, cuestiona un chofer. Los choferes de esos vehículos tienen que entregar una cantidad diaria al dueño del taxi o de la urvans; y en eso, los patrones son inflexibles: “Uno tiene que entregar la cuenta, y a ver cómo le hace, pero nadie nos ayuda, ni la directiva del sitio ni los dueños.
Hace unos días un compañero de nosotros se salió de la carretera en un accidente en el que él no tuvo la culpa, pero el dueño del taxi le hizo que pagara todos los daños. Eso no es justo”, comenta otro chofer.
Algunos choferes, con los que este medio de comunicación conversó por separado opinan que el trato que reciben por parte de los dueños de los automóviles no es justo, pero que no saben cómo defenderse o ante quién acudir para reclamar sus derechos, incluso, reconocen que no son solidarios entre sí para defender sus derechos, y ello permite los tantos abusos que, dicen, se comenten contra ellos.
“Todos nos quejamos, todos somos buenos para hablar, pero a la hora de la hora, ante los patrones nadie dice nada”, explica uno de ellos. Otro más dice: “Si uno se mata en un choque, a nadie le importa; si resultan daños, ¿quién quieren que los pague? El chofer. Pero los patrones no nos quieren ni dar seguro; con el seguro, cualquier accidente, el mismo seguro absorbe los gastos. Si uno tiene que pagar, se queda endeudado, pues, para toda la vida”.
La mayoría de los dueños de los taxis y urvans del servicio público de Tecpan, asentados sus sitios en la cabecera municipal, piden, y algunos los obligan, a los choferes que paguen los costos de los accidentes que protagonizan, independientemente de si son o no responsables de ellos.
Un ex taxista resume el actuar de algunos de los dueños: “Hay algunos patrones que hacen que les paguen los daños sobre todo cuando el chofer no está en su ruta o anda circulando fuera de horario o anda bebiendo”.
Por su parte, las autoridades estatales, en este caso Transportes, permiten que les aceiten la mano con dinero y hacen como que ven que todo funciona de mil maravillas; a fin de cuentas quienes se enfrentan al riesgo de morir en un accidente, por ejemplo, no son ellos ni los dueños sino los choferes, y los pasajeros, pero esos no tienen voz en este concierto.

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