LA RUEDA DE LA FORTUNA


Incumplimiento gubernamental para Ayotzinapa

Han transcurrido 12 días desde que cayeron vilmente asesinados dos estudiantes de la escuela Normal Rural, Isidro Burgos, de Ayotzinapa, internado escolar localizado a poca distancia de la ciudad de Tixtla. Lapso de tiempo, en que estos sangrientos hechos criminales tienen en constante señalamiento por diferentes sectores de la ciudadanía guerrerense y nacional e incluso hasta por la opinión internacional, al gobernador del estado Ángel Aguirre Rivero, lo que significa en mucho, que esta trascendencia cubierta de vergüenza y de crítica, será determinante en la búsqueda de la justicia esperada por los ciudadanos, de todos. Ellos se estaban manifestando públicamente en la autopista del sol, en la entrada sur de la ciudad de Chilpancingo, algo que está regulado y establecido en la Constitución. Allí, se encontraban impidiendo el paso a todos los vehículos, como una forma de presión al gobierno del estado, para obligarlo a cumplir las demandas que antes le habían planteado en una visita que el propio gobernador les había hecho en las instalaciones de la escuela, donde hasta un autobús les donó, como una manera de apaciguar a los aguerridos estudiantes. Sin embargo, estos puntos requeridos por los mencionados estudiantes, no fueron cumplidos como era de esperarse tras escuchar la promesa desarrollada por el jefe del ejecutivo estatal. Aunado a todo esto, permeó la ausencia de clases por el paro laboral de maestros del plantel en rechazo a la imposición del nuevo director, los estudiantes de Ayotzinapa, allanaron el camino para manifestar la inconformidad, generada por ese ambiente descrito en líneas anteriores y para ello decidieron llevar a cabo un bloqueo de autos sobre la autopista del sol, en la periferia sur de Chilpancingo, una situación nada novedosa. Lo sucedido durante su manifestación, desencadenó la ira de los gobiernos, el federal y el estatal, con el desenlace sangriento ya ampliamente conocido por todos y que hoy mantienen a dos hogares enlutecidos por el dolor de haber perdido a un hijo que murió simplemente por arribar a una buena educación. Hasta hoy en día, las declaraciones gubernamentales, han suplido la comprobación de la hipótesis que apuntan hacia la ubicación de los criminales. Es obvio que en esta cuestión, hay intereses políticos. ¿De quién o de quienes? Pregunta que por ahora, veo muy difícil y hasta imposible darle una contestación adecuada. Se dice de qué se están llevando diversas investigaciones, lo que sin duda es bálsamo en este mar de incertidumbre creado por la represión gubernamental. En este contexto de represión estudiantil, los jóvenes de Ayozinapa, han sido duramente criticados y hasta satanizados por varios sectores y ciudadanos, situación que en algunos puede ser explicable y comprensible sus críticos y agrios comentarios, pero en otros, simple y llanamente, no. No obstante, más allá de lo que se diga al respecto, de ninguna manera se justifica lo acaecido el pasado lunes 12 de diciembre, equiparable con los sucesos sangrientos de 1968, de 1971, etc. Si partimos de la represión estudiantil de 1968, podemos saber que median poco más de 43 años, y que la actitud gubernamental sigue siendo la misma, que en nada ha cambiado. ¿Acaso es normal que se sigan dando estas fregaderas? ¿Es permisible este enrarecimiento criminal del gobierno en pleno siglo 21? ¡Claro que no! ¡Se vea por donde se vea! No se pueden justificar los crímenes estudiantiles que se han observado. Las palabras y los discursos no valen y no se valen. Vivimos en una sociedad en que ya estamos hartos de tanta violencia de la delincuencia organizada y ahora se nos presenta este escenario funesto que nos da el gobierno. ¿A dónde vamos a parar? Por tanto, el gobierno debe de dar una pronta y necesaria respuesta satisfactoria a los familiares de los caídos, a los estudiantes de Ayotzinapa y a la ciudadanía en general, si es que quiere limpiarse del lodo que lo está cubriendo….HASTA PRONTO.

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