MAREJADA POLITICA

Por Amador Sánchez Maciel

Dice un dicho que “palo dado, ni Dios lo quita” y esto no puede aplicar de mejor manera para el caso gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero, porque el “palo dado” se los dio a los perredistas que forman parte de su gobierno y a los que no les queda, por el momento, más que aguantarse.
Lo que Aguirre buscaba desde un principio de sus pretensiones políticas, estaba claro que era el poder y nada más; pues después del caso de los dos estudiantes asesinados a balazos en el escándalo de los de Ayotzinapa, en plena autopista del Sol, ya empezó a quitar funcionarios perredistas, que finalmente era lo que otros pudieran haber esperado desde que tomó posesión del cargo, para poco a poco ir metiendo a priístas que lo siguieron, de los más cercanos a su confianza.
Aguirre Rivero, no dejará de pensar y actuar como priísta, porque es una hechura del PRI, es de donde mediante técnicas ha hecho la gran parte de su fortuna, aunque para ser gobernador haya tenido que traicionar sus principios políticos que traía arraigado del PRI, parece que no le quedó más remedio que actuar así para poder llegar a gobernador; allá los perredistas que se tragaron el anzuelo de aceptarlo con otra faceta. Ahora con lo sucedido con los estudiantes, ya es tarde para reaccionar.
Uno de los más interesados en que llegara Aguirre, era en su momento el Senador con licencia, David Jiménez Rumbo, pero éste ya cambió su apreciación respecto a la buena voluntad del gobernador Aguirre. Tal vez a Aguirre ya se le olvidó que Jiménez Rumbo se tiene que recuperar de la millonada que gastó en sus intenciones de ser el candidato por el PRD, tal vez por eso, a David no le cuadro el presupuesto que tenía para administrar en la Secretaría de Desarrollo Social de donde es titular, porque le faltó mucho dinero.
Cabe señalar que el mandatario estatal, también tiene el riesgo de que le suceda lo del desafuero del ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer con la muerte de los 17 campesinos en el poblado de Aguas Blancas, motivo por el cual le costó la gubernatura, a pesar que Rubén Figueroa no mandó a la policía a que los asesinaran.
Las mismas palabras son las que ahora dice Ángel Aguirre, que éste no mandó a los policías a que dispararan contra los estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa. Ahora Aguirre está en las mismas condiciones para el desafuero que sufrió Figueroa. Ya se está pidiendo juicio político contra el gobernador perredista. Esta experiencia le va a servir a Ángel Aguirre para que vea que no hay que hablar del día hasta que la noche caiga, lo mismo como aquél que dice que, “con la vara que midas, serás medido”. Que aproveche Aguirre la buena amistad que tiene con Felipe Calderón, porque si no fuera así, ya otro gallo le cantara.

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