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ACAPULCAZO, AGUIRRE Y EL GOBIERNO FEDERAL
 El fin de semana –el 25, el 26 y el 27 de mayo– se llevó a cabo en el Centro Banamex de la ciudad de México el Acapulcazo 2012, un foro que en su tercera edición será la ventana para que más de 90 empresas del sector turístico de Acapulco ofrezcan promociones y ofertas de forma directa a unos 15 mil habitantes de la gran ciudad que, se calcula, visitarán esta especie de feria en la que, sin intermediarios, podrán adquirir a precios inmejorables paquetes y servicios a disfrutar en este puerto.
El anuncio fue hecho a los medios informativos de cobertura nacional el jueves en la capital del país por el gobernador Ángel Aguirre Rivero y la secretaria de Turismo del gobierno federal, Gloria Guevara Manzo, en una amplia conferencia de prensa. Como la funcionaria dijo, el Acapulcazo es una plataforma para promover uno de los iconos del turismo mundial y de México: Acapulco. También es, quizá, uno de los esfuerzos conjuntos más significativos y productivos de los tres ámbitos de gobierno y la iniciativa privada local por ir directamente a los consumidores en el mercado natural más grande del puerto: la capital del país, y atraerlos con ofertas. Este esfuerzo encabezado por el mandatario estatal es loable en sí mismo, pero lo es más por las circunstancias en que se produce: cuando todos los sectores sociales de Acapulco están tratando de salir del fondo de la crisis al que había llegado la ciudad a consecuencia del agotamiento del esquema turístico que hace muchos años dio a este puerto fama y gloria –y muchos dólares de ingreso–, y a consecuencia de la comisión de delitos de alto impacto, que lo llevaron de ser una especie de paraíso a una especie de infierno. Por cierto que la presencia del gobierno federal en este encuentro con los medios en el DF es significativa, pues refrenda el interés que había mostrado últimamente por la suerte de Acapulco al enviar y mantener a las fuerzas federales aquí para aplicar el Operativo Guerrero Seguro, gracias al cual el puerto no acabó de hundirse en manos de los criminales que tenían aterrorizados a residentes y visitantes. Pero eso no es suficiente, ni siquiera en términos policiacos –pues, por lo visto, la paz lograda es muy frágil y puede romperse en cualquier momento–; es necesario que la Federación dé un paso más, es necesario que encabece la renovación de la zona Dorada, que muestra signos cada vez más patentes de deterioro físico. Gracias a los buenos oficios del gobernador Aguirre, el empresario Carlos Slim está haciendo su parte en la zona Tradicional del puerto, que ciertamente era la más necesitada de un esfuerzo así. Pero aun cuando no podría decirse que en la zona Dorada la situación es tan patética como en la Tradicional, sí es necesario reconocer que le urge una renovación. Si usted no lo cree, dese una vuelta por la Costera en ese tramo, y verá una gran cantidad de locales comerciales cerrados que se ofrecen en renta y que dan una terrible imagen de abandono que impacta negativamente en los visitantes. Qué tiempos aquellos cuando los turistas extranjeros hacían fila para entrar a restaurantes y discotecas de esa zona. Ahora los que llegan a venir se tienen que conformar con Farmacias Similares y tiendas Oxxo, y pequeños establecimientos de ese estilo. Ahí, en esa zona –quien lo imaginaría hace una década– hay hoteles, incluso de cinco estrellas, que un día sí y otro también están a punto de cerrar si no reciben apoyo urgente, porque desde hace muchos años los raquíticos ingresos que reciben no les son suficientes para cubrir sus costos de operación y sus otras obligaciones, como el caso reciente del hotel El Presidente, que recibió la intervención y apoyo inmediato del gobernador para evitar su cierre. Pero también encontrará usted predios desocupados, irregularidad en las fachadas, mobiliario urbano deteriorado, baches, aceras dañadas, basura y una lista larga de defectos que deben atenderse con prontitud si no se quiere que hagan crisis de un momento a otro. Con excepción de la basura, el gobierno federal es quien debe hacerlo, debe invertir por medio de Fonatur –que para eso fue creado ese organismo–, debe gestionar líneas de créditos blandos a largo plazo para apoyar a los empresarios, debe, pues, probar que su interés por Acapulco –el que mostró la secretaria Guevara Manzo al asistir a la conferencia de prensa y decir lo que dijo– es real, no sólo de dientes para afuera y no sólo en términos policiacos. El Fonatur debe proponer proyectos a la ciudad y realizar los que sean aprobados de común acuerdo. El gobernador se ha entregado a la recuperación de Acapulco, ha promovido el show aéreo, el Festival Acapulco, espectáculos musicales, espectáculo multimedia en el Fuerte de San Diego, el Festival Internacional de Cine, la renovación de la zona Tradicional con inversión de su amigo el empresario Carlos Slim, el proyecto Acabús, el Macrotunel, el proyecto Lomas de Chapultepec y la lista es larga. La intervención del gobierno federal sería apenas justa, porque le corresponde en función de sus obligaciones sociales y por lo que históricamente ha dado Acapulco a la industria y a la fama turística nacional e internacional. Lic. Yeshica Esmeralda Melo de Mojica enlaceconjessy@hotmail.com

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