MEMORÁNDUM

Por Gerardo Ruano Cástulo
*** Irreversible e inobjetable triunfo de Mario Moreno Arcos.

La diferencia de casi nueve mil votos de ventaja a favor de Mario Moreno Arcos, en una elección considerada como competida y caracterizada por una ola amarilla, permite afirmar que su triunfo registrado en las urnas es irreversible. Prácticamente inobjetable. Por eso el candidato derrotado emanado del PRD solamente luce como exhibicionista, siguiendo el juego de su jerarca Andrés Manuel López Obrador, quien debiera entender, que nadie debe estar por encima de la voluntad popular.
Así es. El candidato del sol azteca anunció que habrá de impugnar el resultado de la votación por la presidencia municipal de Chilpancingo, en función de que existen registrados, según los datos arrojados por el PREP, más de cinco mil votos catalogados como nulos, que supuestamente le pertenecen al partido amarillo, lo cual, por donde se vea, es una idea descabellada y que hace suponer una declaración fuera de toda realidad. Los jóvenes dirían: ¿De cuál fumó?
Tal vez es el momento del calor que deja una contienda electoral. Que se incrementa cuando se pierde en las urnas. Y eso debiera justificar la actitud de un candidato, que no se da cuenta, que con la declaración que acaba de hacer, hay que decirlo, seguramente habrá de perder una buena parte de credibilidad. No se escucha en las calles gente que hable de un robo en su contra. Por el contrario, los comentarios giran en torno a las fortalezas de Mario Moreno que lograron soportar el vendaval amarillo que pasó por Guerrero el pasado domingo primero de julio.
La declaración y postura del candidato perredista es desafortunada, de quien son respetables sus derechos políticos, porque con ella cuestiona el trabajo de los ciudadanos que participaron como funcionarios de casilla y a los representantes de su candidatura, a los que bajita la mano, sin decirlo de manera literal, les envía un mensaje de que son ineficientes.
Claro que está en todo su derecho de impugnar la elección, así como lo hará su jerarca Andrés Manuel López Obrador en el ámbito nacional, sin embargo, en el terreno de la imagen pública, que es la que más le interesa, puesto que ya anunció que seguirá en campaña, sus bonos seguramente habrán de bajar.
Las elecciones del domingo se caracterizaron por diferentes ingredientes, de los cuales, por el tema de referencia, valdría la pena recordar dos de ellos: La transparencia y la vigilancia del voto. De eso, creo que pueden dar fe los representantes de los candidatos a diputado local por el primero y segundo distrito que envió el PRD y que resultaron amplios ganadores de los comicios.
Como un dato adicional, habría que mencionar, que en suma, en la elección de los dos diputados que se eligen en Chilpancingo, se registraron un total de, según datos del PREP, SEIS MIL SEISCIENTOS SETENTA Y OCHO VOTOS NULOS. Mucho más que por la presidencia municipal. Lo que habla de una tendencia natural de un porcentaje de ciudadanos que acude a las urnas y que están en desacuerdo con los candidatos y los partidos políticos. Por lo que agenciarse esos votos constituye un insulto para esa postura respetable de los ciudadanos.
Los mismos funcionarios de casilla y representantes de los partidos políticos que vieron ganar a los candidatos a diputado del PRD, vieron perder a su candidato por la presidencia municipal. ¿Acaso sugiere que Antonio Gaspar Beltrán y Alejandro Arcos Catalán jugaron en su contra? Por eso, esa declaración es completamente desafortunada y se puede enmarcar en el rango del exhibicionismo, en aras de mantenerse dentro de la escena política. Eso puede cansar a la ciudadanía. Sobre todo cuando no se tiene la razón.
Ante la transparencia y vigilancia que hubo en las casillas es prácticamente un hecho de que el próximo alcalde de Chilpancingo será Mario Moreno Arcos. Así lo decidió la gente en las urnas. Y bien dice el adagio: “La voz del pueblo, es la voz de Dios”. Esa es la cuestión.
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