OPINIÓN

Control familiar al Congreso de Guerrero
Por Jeremías Marquines

El gobernador de Guerrero, Ángel Eladio Aguirre Rivero, no aprende de sus errores. No le basta con tener un gobierno de parches y remiendos, no le basta con tener un estado sumido en una aterradora inseguridad que está dañando al turismo y al comercio, sin que pueda, ni quiera hacer nada, no le basta con manejar el presupuesto público del estado como si fuera su cartera personal, no le bastan sus ganancias tras los grandes proyectos de construcción, y sus compras millonarias a Soriana, no le basta con haber impuesto como diputado a su vástago, nada de eso le es suficiente, ahora quiere, maniobra y cabildea para meterle mano también al Poder Legislativo, quiere imponer su control familiar al Congreso local.
 A pesar de ser el gran perdedor de la reciente elección, pues la mayoría de sus candidatos y candidatas a las alcaldías que le impuso al PRD, incluyendo el de su tierra natal Ometepec, perdieron, Aguirre busca colocar en la coordinación del grupo de recién electos diputados del PRD, y en la presidencia del Congreso a Víctor Aguirre Alcaide, un ex funcionario irresponsable de la Secretaría General de Gobierno que falló en la atención del conflicto con los alumnos de la Normal Rural de Ayotzinapa, y que, como todos saben, tuvo consecuencias lamentables como la represión y muerte de los estudiantes. Aguirre Alcaine es un político rústico, sin independencia que se mueve hacia dónde lo mande el gobernador. En caso de que el diputado Alcaine asumiera la presidencia del Congreso, el Poder Legislativo de Guerrero sería una dependencia más del gobierno del estado, y la fiscalización del uso de los recursos públicos y la supervisión de las políticas públicas sería una grosera farsa que acrecentaría situación lamentable que ya existe en la administración pública estatal.
 Apenas este martes, Aguirre Alcaine y el vástago del gobernador, el llamado Angelito Aguirre, se reunieron en un restaurant de Acapulco, según dijeron, en el gastado formulismo de los políticos ejidales, que la reunión era para intercambiar impresiones, pero nunca para confabularse en pos del asalto del Congreso local. Sin embargo, más tardaron en reunirse que en verse los resultados, pues al día siguiente, el miércoles, Víctor Aguirre, cuyo grupo político apenas logró tres o cuatro diputados, apareció con once, pues el gobernador negoció con Nueva Izquierda el apoyo de sus diputados, más los aguirristas que acompañan a Angelito.
 El agrupamiento de diputados liderados por el hijo del gobernador que expresaron su respaldo a Víctor Aguirre, fue una maniobra del Ejecutivo que respondió a las declaraciones del dirigente del Grupo Guerrero, David Jiménez, Rumbo, tras aparecer este lunes en compañía de seis diputados de su Grupo Guerrero y expresar su aspiración de anotarse para coordinar el grupo parlamentario del PRD y presidir, en caso de lograrlo, el Congreso estatal. En declaración a reporteros, dijo estar confiado en que el gobernador no intervendría con la cargada institucional para imponer al presidente del Congreso local.
 Jiménez Rumbo ha sido desde que asumió la gubernatura Ángel Aguirre un importante factor de estabilidad y gobernabilidad política que le ha facilitado al actual gobierno transitar sin complicaciones por los diferentes conflictos en los que se ha metido. Pese a que Aguirre ha incumplido con la mayoría de sus compromisos políticos y de que erróneamente ha intentado socavar el liderazgo de Jimenez Rumbo, pues ha hecho acuerdos con otras fuerzas para debilitarlo, éste se ha mantenido en la línea institucional y del diálogo, apoyando las políticas y ocurrencias aguirristas. El caso más inmediato fue el deseo de que su junior el Angelito Aguirre fuera diputado por el distrito 07. Para satisfacer  el deseo del gobernador, Jiménez Rumbo tuvo que convencer a Alfredo Campos Tabares, candidato natural de esa parte de Acapulco, con el fin de que le cediera el lugar al vástago de Casa Guerrero. De esta manera fue que el junior se hizo de la candidatura a diputado y ahora en generosas reciprocidad por ese gesto de caballerosidad política que tuvo Rumbo, los Aguirre intentan impedir con todo el poder corruptor del gobierno que logre su aspiración de coordinar el Congreso local.
 La maniobra del gobernador por controlar el Congreso local vía su junior, perfila un individuo con un deseo de poder absoluto y una insultante proclividad para la transa política. Confirma una vez más la intención de perpetuar a su grupo familiar en el poder más allá de su periodo usando la estructura de un PRD corrompido y dividido hasta la médula. Aguirre está en vías de transferir al PRD la carroña priístas con el fin de configurar su grupo mayoritario que controle la vida institucional de ese partido y la designación del próximo candidato a la gubernatura. Hasta el momento no la ha podido hacer porque el único obstáculo que encuentra es el Grupo Guerrero de Jiménez Rumbo, que, pese a todo lo que con razón o sin ella se le indilga, es la única agrupación política del PRD que se mantiene con cierta ambigua independencia, en comparación a las otras corrientes perredistas que están completamente sometidas a los caprichos del gobernante.
 Paradójicamente, Jiménez Rumbo y su grupo son la última línea de defensa y de identidad partidaria que le queda al PRD de Guerrero, es el único liderazgo fuerte que aún tiene ese instituto político y que podría equilibrar las fuerzas invasoras de los priístas tránsfugas que tienen como proyecto desplazar los liderazgos del PRD para imponer su propio reino en un cascarón ideológico electoralmente muy rentable.
Así las cosas, Ángel Aguirre debiera atemperar su ambición totalitaria y actuar con menos agandalle político. Resulta de mayor ganancia tener a un socio que equilibre la balanza política que a un dependiente que exhiba el rostro grotesco del autoritarismo y la corrupción familiar en el Congreso local.

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