Enlace con Jessy Mojica

Basura y Caabsa, “crónica de una ruptura anunciada”
El lamentable y anticipado final que tuvo la relación contractual entre el ayuntamiento de Acapulco y la empresa Caabsa, encargada de recoger la basura de buena parte de la ciudad, no debería sorprender a nadie. Se trata, como en las muy mexicanas telenovelas, de una historia conocida y previsible. Si tuviéramos que ponerle un título literario garciamarquezano trillado –a fuerza de repetirlo–, no podría ser otro más que “Crónica de una ruptura anunciada”. El gobierno municipal falló reiteradamente a sus obligaciones de pago por el servicio, hasta acumular una deuda que –dicen algunos– ronda los 15 millones de pesos, lo que obligó a la empresa a cerrar sus operaciones en esta plaza, llevarse sus 120 contenedores y, previsiblemente, despedir y liquidar a un centenar de trabajadores.
Cuando una persona, moral o física, gasta más de lo que tiene y de lo que gana, acaba en la ruina. Podrá, tal vez, eludir las consecuencias por un tiempo, según su habilidad para hacerlo, pero tarde o temprano su destino la alcanzará.
Es como cuando alguien se endeuda por encima de su capacidad de pago con sus tarjetas de crédito. Durante un tiempo podrá transferir dinero de una cuenta a otra para salir del paso. Pero más temprano que tarde tendrá que declararse en bancarrota y admitir que no puede pagar.
Es lo que sucede con los gobiernos cuando son mal administrados, cuando el gobernante piensa que las finanzas a su cargo –por ser públicas– se han de comportar de modo distinto a como se comportan en todos los otros ámbitos de la vida. Pero las matemáticas son la ciencia más exacta y universal, y dos más dos son cuatro aquí y en China, y en el rincón más recóndito del espacio sideral.
Si un gobierno gasta más de lo que tiene y de lo que le ingresa, terminará quebrado. Es lo que ha sucedido en las administraciones que han estado a cargo de Manuel Añorve Baños, quien no ha tenido empacho en hipotecar el futuro del municipio con tal de disponer de los recursos económicos que le permitan ganarse –en el mejor de los casos– la simpatía de los electores.
Es el Manuel Añorve que en campaña para gobernador prometía fertilizante gratis para todos los campesinos del estado, uniformes y útiles escolares gratis para todos los niños, crédito a la palabra para todas las mujeres, eliminación del impuesto a la tenencia de vehículos, subsidio a la copra, medicinas gratis y otras ofertas de ese corte.
Pero nada es gratis en la vida; eso lo sabe toda persona con un mínimo de madurez mental. Tan es así, que cuando alguien nos regala algo, siempre nos preguntamos qué es lo que ese alguien quiere a cambio, ¿no es verdad? Nada es gratis, ni aun las cosas que parecen no tener costo, como el afecto, que se da a cambio –en el mejor de los casos– de afecto.
Entonces, cuando un político viene y nos dice que si votamos por él, él nos regalará fertilizante y uniformes escolares y libros y balones y una lista de cosas tan larga como usted quiera, en realidad no nos está diciendo la verdad. Porque esas cosas que dice que nos regalará tendrá que comprarlas con algún dinero... el nuestro, el que pagamos en forma de impuestos.
Claro: puede ser que no tome el dinero de nuestros impuestos inmediatamente, sino que pida prestados muchos millones de pesos a los bancos. Y puede ser que termine su periodo sin tomar un solo centavo de nuestros impuestos para regalarnos lo que nos prometió. Pero eso no significa que no tendremos que pagarlo con nuestro dinero algún día, porque a algún gobernante que le suceda en el cargo le tocará pagar a los bancos, con intereses incluidos. ¿Y con qué dinero pagará? Con el de nuestros impuestos, por supuesto. De modo que en realidad no nos regalan nada.
Y aunque parezca increíble, aún hay muchos políticos que piensan que pueden engañar a la gente con el cuento de que le regalarán cosas. Manuel Añorve es uno de ellos.
Por eso endeudó al municipio con más de mil millones de pesos –según varias estimaciones–, que algún día los acapulqueños tendremos que pagar con creces.
Y lo peor es que dejó un gobierno municipal quebrado, sin capacidad para hacer frente a sus compromisos contractuales. Por eso se terminó anticipadamente el contrato con Caabsa. Por eso el ayuntamiento no tiene capacidad para hacerse cargo inmediatamente del problema de la basura que se queda tras la salida de esa empresa.
Si de por sí nadie estaba satisfecho con el saneamiento básico de la ciudad, porque desde hace mucho tiempo se veían montones de basura por todos lados, ahora estamos peor y tememos una nueva sorpresa.
Es el resultado de mal administrar el gobierno.
Lic. Yeshica Esmeralda Melo Sánchez
enlaceconjessy@hotmail.com

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