La reforma laboral que con el mayoriteo del PRI, PAN y PVEM ayer se aprobó en la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados, y que dichos partidos se aprestan a avalar en el pleno de dicha instancia en las próximas horas, representa el mayor retroceso en materia económica y social en nuestro país del que tengamos memoria en las últimas décadas. Son tan profundas las repercusiones económicas y sociales que tendrá para las actuales y futuras generaciones de trabajadoras y trabajadores mexicanos, que sólo es comparable como los grandes desastres nacionales que han contribuido al empobrecimiento de la gente y han frenado el desarrollo en México con el FOBAPROA que endeudó y endeudará a la nación por generaciones y el TLCAN que propició la desaparición de gran parte de la planta productiva del país.
Inequívocamente se trata de un acto cobarde de fin de sexenio, representa el pago de intereses a los que el gobierno federal y el PRI responden. Felipe Calderón lo hace cómo un favor a Peña Nieto para que el presidente entrante no pague el costo de una reforma tan criminal, ¿a cambio de qué? de impunidad y protección, sin duda alguna.
Si desde la entrada en vigor de las medidas económicas de corte neoliberal en México el número de mexicanos que se ubican en lo que los tecnócratas denominan pobreza alimentaria (personas que no tienen ni para comer) alcanza actualmente cifra de más de 60 millones (de un total de 112 millones), es un hecho que dicho número se incrementará con la precarización del empleo propuesta por Calderón.
La grave crisis económica por la que actualmente pasan países como España, Grecia, e Irlanda son la prueba irrefutable del fracaso de la puesta en marcha de la flexibilidad laboral (contratos por tiempo limitado, pago por hora, trabajos desde casa) que ahora se busca implementar en nuestro país y que ya había mostrado su inoperancia con la propuesta del primer empleo (para jóvenes) con el tanto Calderón (en México) como Jacques Chirac y Nicolás Sakrozy (en Francia) fracasaron.
México requiere empleos que les ofrezcan estabilidad laboral (certeza que implicará en automático mayores niveles de productividad), oportunidades de crecimiento, mejores salarios y acceso a créditos para cimentar su patrimonio. Lo que no se necesita son trabajos a destajo, contratos por honorarios, sin seguridad social y sin prestaciones mínimas de ley como las propuestas, que significan un retroceso a las conquistas obtenidas por los trabajadores durante más de un siglo y que en menos de 30 días pretenden borrar el PRI y el PAN.
Exhortamos a los ciudadanos a que se informen, se manifiesten y hagan conciencia del impacto de largo plazo que tendrá está contrarreforma en la calidad de vida y bienestar de la próximas generaciones de mexicanos y mexicanas. Quienes votaron en las pasadas elecciones por el PRI y PAN deben reflexionar las consecuencias de sus actos a la luz de sus conciencias.
En caso de que en las próximas horas se termine por consumar la nefasta estrategia instrumentada por el PRI y el PAN junto con sus aliados políticos y empresariales, nuestro partido optará por los instrumentos legales, constitucionales y de movilización política y social a su alcance para echar abajo el peor atropello a la nación en la historia reciente de México. La izquierda y el PRD seguiremos luchando por las causas justas y la defensa de los derechos de todas y todos, hayan o no votado por nosotros. Ese es el llamado obligado que la patria nos exige.
Perdón, pero su argumento es de retórica vacía y carece de sustento en la realidad. La realidad es que nadie quiere dar chamba a los sindicalizados porque aunque roban, trabajan mal y hasta no se presentan para trabajar es casi imposible y sobre todo muy costoso liquidarlos. Por eso faltamos inversión y por eso encontramos un sin fin de proyectos abandonados ante de ser terminados. Es bueno proteger los intereses de los trabajadores, pero sólo hasta un punto, y no al costo del progreso. Estamos estancados económicamente cuando deberíamos estar tan dinámico económicamente como Japón o Corea del Sur. Es una lástima ver tanta desinformación rodeando esta Reforma.
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