CARTA ABIERTA

Estoy aterrada, solo habían pasado 18 días de que inició la administración del nuevo Gobierno Diferente, que encabeza, Eric Fernández Ballesteros, cuando recibí la primer amenaza de muerte en contra de mis hijos y de mi persona. Amenaza que seguramente me hizo algún pariente o simpatizante del alcalde municipal y lo afirmo porque siempre me sucede cuando hago algún comentario o señalamiento con respecto a las actividades de Fernández Ballesteros. Así me ocurrió durante la precampaña; solo que en ese entonces el blog no tenia filtro y utilizaban el espacio de los comentarios para amenazarme con matarme, descuartizarme y dejarme tirada en bolsas negras, en algún canal. Apenas recibí la amenaza y de inmediato traté el asunto con el alcalde, quien entre otras cosas me advirtió que ya debería estar acostumbrada.

Momento, yo creo que uno puede acostumbrarse a tener un papá corrupto, un hermano drogadicto y alcohólico o una tía ratera; igual como hijo puedes acostumbrarte a que tu mamá corra a tu papá de tu casa,  que tu papito le ponga el cuerno a tu mamá y al otro día finjan ser un matrimonio ejemplar y tener una familia feliz, no sé, creo que el ser humano puede acostumbrarse a dormir en la calle, comer desperdicios y llevar una vida miserable, incluso como sociedad nos hemos adaptado a vivir en un mundo hostil. Pero, cómo se le ocurre al presidente municipal, que yo debo estar acostumbrada a que me envíen anónimos diciéndome que van a secuestrar o matar a mis hijos. Quizá debería estar acostumbrada a que cada vez que haga una crítica o comentario que no le favorezca a su desempeño, me lluevan amenazas de muerte, ya que los Fernández además de buscar acomodarse en los gobiernos, tienen otra característica muy particular, son intolerantes a la crítica, no aceptan los comentarios negativos y reaccionan violentamente cuando sienten agredidos sus intereses. Ustedes seguramente ni se acordaran –digo, porque en aquel entonces lo comenté en esta misma columna, cuando trabajaba para Diario 17–, Cuando Eric Fernández Gómez fue alcalde municipal, un día, doña Martha quien recién se estrenaba como presidenta honoraria del DIF Municipal, me mando levantar  con un policía, de una silla, en las instalaciones de ese organismo, nomas por sus purititos ovarios y porque no quería verme en su DIF, y es que deben saber que cuando los Fernández entran al poder, luego luego se creen dueños del municipio. Otra prueba de que no toleran la crítica es que en ese mismo periodo cuando Esteban Carbajal era secretario de gobierno, me demandó ante el ministerio público, igual por algún comentario que no le pareció. Así, que como dudar que las amenazas vengan de los parientes o simpatizantes del alcalde municipal, si en esa época no querían verme en las oficinas del gobierno e intentaron ponerme tras las rejas, pues no me queda la menor duda que ahora quieran desaparecerme junto con mis hijos. No puedo sospechar de otras personas, en primera porque no tengo enemigos personales; en segunda porque esto surge después de haber escrito dos columnas a través de las cuales hice señalamientos de la nueva administración; a menos que las amenazas hayan venido de Graciela González, quien también tiene reacciones muy violentas cuando se siente ofendida y pues si he comentado un par de cosas con respecto a su función como ex coordinadora de desarrollo social, pero lo he hecho de manera responsable y con fundamentos. Además deben saber que efectivamente Fernández Ballesteros sabe que puedo hacer comentarios que no convienen a su trayectoria política y  reputación personal, y por supuesto que le conviene que hacerme callar. Y pues si ya amenazo con denunciar a su padre, de ser necesario, para dar con quienes dejaron en la quiebra al municipio, imagínense de lo que no será capaz de hacer en mi contra, que ni amigos somos. Por eso es que temo por la vida de mis hijos y la mía propia. Así, que por esta ocasión no habrá columna y espero que el alcalde municipal me garantice seguridad para mi familia y mi propia persona, pues como se lo dije lo hago responsable de cualquier cosa que llegue a ocurrirnos.