De Adicto a ADICTO

Por Teo Luna
La Enseñanza de los Grandes Maestros


El que siembra vientos, cosecha tempestades Muchos jóvenes adictos a la mariguana, ingobernables, vagos, inactivos, propiamente NINIS, son, neuróticos, intocables por que no se les puede decir nada porque explotan, perezosos, más que fodongos, conformistas, mediocres porque abandonan la escuela, le dan la espalda al presente, a su futuro, no saben ni lo que quieren, ni ellos mismos se entienden, son adictos a estar prendidos de los celulares comunicándose con amigos cibernéticos que físicamente ni conocen, todo el santo día, están prendidos y son entre muchas otras cosas, unos excelentes maestros que dan cátedra respecto a las emociones, dan cátedra sobre neurosis, bipolaridad, con sus actitudes, se han convertido en unos grandes maestros que hacen modificaciones en las rutinas familiares, es decir, que todos bailen al son que ellos tocan.
Las clases a la orden del día
El comportamiento neurótico de un joven ingobernable es toda una escuela, donde las madres, principalmente aprenden a usar un lenguaje distinto hacia su hijo, han aprendido a tratarlo con pincitas para que no explote, han aprendido de no reclamarle nada, ni preguntarle donde estas, ni decirle lo que tiene que hacer, porque el joven, se ofende y se torna meramente iracundo, se prende y golpea las puertas y paredes, rompe vidrios de las ventanas, explota y arroja lámparas, ceniceros, vasos y platos, en su caso, los padres, han aprendido del maestro de las emociones, a hablarle bonito, si lo infraccionaron porque iba a exceso de velocidad, reclamarle su falta, empezando por considerar que los agentes de tránsito, solo lo están casando y lo hacen que viole las normas de velocidad, cuidado y se le reprima, porque amenaza con jamás volver a manejar, amenaza con gritos e insultos y enseña a sus padres, a tenerle miedo, a tener cuidado en cómo se le deben de decir las cosas para que el nenito no explote.
Mal y de malas todo el tiempo
A los 16, 17 u 18, este gran maestro que puede ser tu hijo o el mío, no sabe a ciencia cierta lo que en verdad quiere hacer, decide, de la noche a la mañana, dejar de estudiar y argumentar que va a encontrar trabajo y a salir adelante, los días pasan y ahí lo puedes ver todo el santo día dormido, sin hacer nada, sale por las tardes y no te dice a donde va ni con quien va a estar, mucho menos lo que va a hacer, el maestro, te enseña a no preocuparte por el hecho de que no te contesta las 20 mil llamadas que habrás de hacerle al celular para preguntarle donde está y a qué horas va a regresar, no, él no te contesta y el aprendizaje al respecto es muy alto, a la vez, aprendes a no esperarlo, tarde que temprano va a llegar y sino, te llamará por teléfono para que le lleves gasolina, debido a que se quedó tirado, o vayas a pagar una cuenta de un restaurant, te acostumbrarás, aprenderás a sentir que él te hablará, solo cuando necesite algo.
El monitor de las drogas
Al verlo todos los días en su decadencia física, con la piel amarilla, triste, ojeroso, con lo café de los ojos color cenizo, se llama esclerética, al observarlo sucio, abandonado de sí mismo, mal vestido, pronunciando y  hablando palabras que  son groseras y nuevas en su vocabulario, al verlo con nuevos amigos, raros y drogadictos como él, comenzarás, porque el maestro te enseñará todo sobre las severas consecuencias que genera una adicción, por él, iniciaras un proceso muy largo, muy lento y doloroso, el, tu gran maestro, sembrará en ti una enorme culpa, te sentirás sumamente responsable, sumamente culpable por su drogadicción, él, tu maestro, habrá de llenarte de frustración, soledad y dolor, es decir, él te habrá de enseñar emociones tristes y frustrante, por desgracia, en este aprendizaje conocerás lo devastadora de esta enfermedad que es incurable, progresiva, mortal, contagiosa, que está en el cuerpo, es genética, mental, emocional, espiritual y es un mal de la personalidad del individuo, todo ello, será la escuela donde tu habrás de aprender de tu  gran maestro, tu hijo adicto.
Después de un drogadicto en casa, ya nada es igual
El maestro no se detiene en sus enseñanzas, aprenderás de él muchas cosas, como el cuidar tus alhajas, tus objetos de valor, a tener cuidado con tu dinero, con tus pertenencias que si no te pones alerta, en un dos por tres desaparecen y cuando reclames, él se hará el ofendido, podrás aprender también de su actuación, porque  no hay adicto que no sea un actorazo, propiamente candidato a ganar el Oscar de la actuación, luego, en materia de seguridad, tendrás cuidado con los cilindros de gas, con herramienta, aparatos electrodomésticos y otros objetos que el podrá llevarse a mal vender o a cambiarlos por droga, mientras tanto, cuando sepas que le han robado a tu vecina, igual, te morirás de vergüenza, pero también serás una gran actriz al fingir demencia, a proteger que nadie sepa ni sospeche de las mañas de tu hijo, así, el aprendizaje de tu maestro es muy amplio y versátil.
De un anexo a otro, sin resultado alguno
Tu maestro, inútil, inactivo, conformista, soñador, perezoso, neurótico, drogadicto, mala vibra, mal ejemplo, habrá de provocarte un gran desgaste en todos los sentidos, físico, económico, moral y social, el, tu maestro, te hará conocer un buen número de centros de rehabilitación, por él, conocerás los programas de Al Anon o el de Familias Anónimas, irás de un lado a otro, llevándolo por la fuerza la mayoría de las veces, con la esperanza de que como muchos adictos, tu maestro logre la recuperación y disfrute de la sobriedad, pero tu hijo no quiere, no ha querido rendirse y habrás de comprender que la recuperación, no es para todos, solo para aquellos que en verdad quieren dejar de ser mediocres, él, te enseñará, todos los trucos que tiene un adicto tramposo, todos los recursos deshonestos que puede usar alguien que solo quiere jugar la parte y tú, aprenderás las lecciones, podrás comprender, que esta enfermedad es en verdad, La Saliva del Diablo, cruel, triste y él, tu maestro te enseñará cosas nuevas, como el manejar tu dosis de frustración, tu dosis de culpa, impotencia y sobre todo, tus resentimientos.
Tu Chabelo en casa
A sus 50 años, el maestro seguirá enseñándote y tu vida habrá de girar en torno a la de él, tal vez, de joven tuvo una relación y de ahí  nació su hijo, todo el tiempo, él te ha enseñado lo que es ser un tipo mala suerte, como si estuviera embrujado, porque todas sus relaciones han sido enfermas, extremadamente enfermas y él, se ha conmiserado contigo, tú le has creído; todas sus mujeres han sido muy malas, en esta parte, el maestro  te ha dado cátedra de lo que son las parejas disparejas, las relaciones enfermizas, las relaciones destructivas, la codependencia pura, la violencia familiar, él, tu maestro ha sufrido y ha hecho sufrir a sus mujeres, no ha sido capaz de formalizar un hogar, ni de tener una estabilidad ni emocional, ni económica, se ha hecho viejo y tú sabes muy bien que tus ojos no verán su sobriedad, porque él no quiere, sin duda, esa es una lección bien aprendida, porque los hechos hablan por sí solos.
La abeja negra de la familia
Tu adicto, ese niño que empezó fumando marihuana, que creció usando inhalantes, que cayó en las garras de la heroína, que se prendió fuertemente de la cocaína fumada, él, tu maestro, se ha hecho viejo y después de todos los intentos, de él en buen número de anexos, de las amargas experiencias en los accidentes de tránsito, en sentir culpa todas las veces que lo han corrido de los trabajos, al verlo ahora, viejo, hundido en depresión y aun prendido de las sustancias, sin duda, habrás de reflexionar sobre todo lo que él te ha enseñado respecto a esta enfermedad, ahora, sabes que esta enfermedad es compleja, que no es una enfermedad simple, que no es un resfriado. Sabes, que no es fácil, pero que no es imposible y que un adicto contamina su hogar, tiene la habilidad de poner a todos en su contra, es como una ave de mal agüero, al que todos le sacan la vuelta, es la abeja negra de la familia, que solamente ha dado un gran aprendizaje, él, tu maestro, da cátedra sobre valores, códigos de comunicación, ética, patrones de conducta como el ejemplo y lo buenos hábitos, cualidades, que por supuesto, brillan en él, por su ausencia. Bien, muchas gracias por leerme y más por escribirme.

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