HUELLAS DE LA VIDA

Por Raul Roman
Arturo Barajas Morales pionero del radio-periodismo en la costa

La mañana era agradable; con un viento fresco y en medio del vestíbulo del Ayuntamiento nos encontramos con el protagonista de esta historia; al inducirle al tema, casi imperceptiblemente, se le noto cierta euforia, a la que instantáneamente se le sumó un sentimiento entre dolor y orgullo, pero aún así, de forma muy amable accedió a contarnos: ¡El origen de la radio en Zihuatanejo! Se nos vino a la mente la sala del cabildo; el lugar estaba atenazado por el silencio gratificante y un aire acondicionado que animó a la comodidad; la alegría y los recuerdos asistieron en cascada; sin mediar pregunta alguna, tomó en sus manos la grabadora y así relató esta raíz comunitaria, con atinada elocuencia y autenticidad:
“José Barajas fue el decano de los locutores en Acapulco; llegó en 1949 a ACA-XEKJ, que fue la radiodifusora pionera en Guerrero. Don José tenía una voz extraordinaria, un vozarrón como de tenor: varonil, con tonos sonoros, floridos y rimados, a la vez que perteneció a la llamada “vieja guardia” de éstos, entre los que se encontraban figuras legendarias, como Jorge Marrón “El Dr. IQ”, Álvaro Gálvez y Fuentes “El Bachiller”, Pedro Debil, Alfonso Sordo Noriega, entre otros.
En un tiempo determinado se le acercaron los dos hermanos, Mario y Armando Morales, que eran sus cuñados y a la vez hermanos de Gloria, que fue la querida esposa de José Barajas, a pedirle que les ayudara a conseguir una concesión para la estación de radio.
A propósito de esto, aquí ya había una, la del señor Orta, que funcionaba pero de forma muy rudimentaria y que tenía su “antenita” en el muelle, de manera improvisada y que hacía las veces de aparato de sonido.
Tengo entendido que mi padre hizo la gestión con el señor Romero, con el que tenía una gran amistad y que era, en esos momentos, el secretario particular del presidente Adolfo López Mateos, el cual le contestó que las concesiones eran muy difíciles de otorgarlas y que sólo que fueran para él, se la daba.
Los cuñados le pidieron que se quedara con el negocio, a lo cual mi padre les contestó que los aparatos tenían que adquirirlos en el extranjero y que él no tenía dinero para comprarlos, por lo que acordaron hacer una sociedad, en la que Armando era el socio del dinero, José Barajas el señor de la radio y Mario el “mil usos”, entre mecánico, técnico y lo que se ofreciera...
La antena se puso en los cerros rumbo a la Puerta de Ixtapa, usando radiales para ondas hertzianas; y la estación se instaló en un terreno grande que había frente al Centro de Salud viejo, en lo que hoy es el centro de nuestro puerto y que dio el señor Eladio Palacios Soberanis, que en esos momentos fungía como presidente municipal.
Así que en el año de 1968 se inauguró la estación radiofónica con invitados especiales de Acapulco. . . como primeras voces: Pepe Barajas y Lauro Silva Manzanares, que se dieron vuelo en las transmisiones de apertura.
Para ese entonces, Roberto, Pepe y su servidor transmitíamos las peleas de box desde la Arena Coliseo de Acapulco, hasta que me vine a hacer mis pininos a Zihuatanejo el 28 de abril de 1968, primero dando la hora y temblando como un cordero, en Radio-Variedades que fue el detonante del crecimiento de nuestro puerto, con mil wats de potencia y causando un impacto sensacional dentro de la comunidad.
En esos momentos se escuchaba en Zihuatanejo las carteleras de box, teniendo como figuras principales a Raúl “El Ratón” Macías, a Rubén Olivares, al “Mantequilla” Nápoles y se escuchaban en la casa de Máximo Merel, en un radio de transistores, adonde nos juntábamos “bolones” de personas.
Y desde Radio-Variedades mandábamos los avisos a la zona serrana para que trajeran las bestias, ya sea para el traslado del profesor en turno, al familiar visitante o para el transporte de la carga y el avío. También recuerdo que las personas nos veían como artistas regalándonos cerdos, pollos, sandías, elotes y tamales, y los primeros locutores fuimos Cristóbal Pérez Valenzuela, El Dr. Rodríguez Espinosa, Salvador Peña Díaz “El Palomo”, Héctor Nájera Pátiga y Lucio Hernández Muñiz.
De ahí, la central radiofónica se trasladó a la calle 5 de mayo, frente al módulo ejidal, adonde funcionó con eficiencia y servicio. Más adelante, por malos entendidos reventó la sociedad inicial, pues por egoísmo, ambiciones, denuncias y acusaciones, le embargaron la estacióna Pepe Barajas, quedando como persona depositaria, el presidente municipal que entonces era Jorge Bustos Aldana, que más tarde se la cede como administrador, a su compadre Armando Morales.
Como consecuencia de estos sucesos y sus problemas viscerales muere Gloria y, por ese motivo, se da la reconciliación de mi padre con los dos hermanos, para que más tarde le dieran una indemnización, que le supo muy amarga.
De ahí me fui para Acapulco y regresé después del temblor del ochenta y cinco y reinicié con el programa “Zihuatanejo en marcha”, al cual reviví y con el que obtuve el Premio Estatal de Periodismo; en el noventa y tres con la programación de “Dígalo sin temor”, mediante el cual tuve tres premios y empecé a escribir en el “Novedades de Acapulco”; en el setenta y uno fuimos pioneros en el “Diario de Guerrero” con la columna “La Dolce Vita” y de ahí, sobrevinieron una serie de satisfacciones personales invaluables, como cuando provoqué que se hallara a una niña que se encontraba perdida, pues anuncié que ya sabíamos quien se la había llevado y que si no la regresaban iban a encarcelar a toda la familia. A lo que inmediatamente, los familiares denunciaron su ubicación para no tener más problemas, aunque lo cierto era... que no era cierto... 
 Mi último mensaje seríapara los locutores noveles, con la sugerencia de que se entreguen a la profesión, que la amen y ejerzan el periodismo con vocación, amor y cariño, sin llegar a lucrar o chantajear a nadie, hay que ser mejores cada día, en todo”.
Así se cerraron las páginas de los orígenes de la radiofonía en Zihuatanejo; la historia posterior será un nuevo capítulo que escribirán las nuevas generaciones, como un canto amoroso a este hermoso “lugar de mujeres”. Descanse en paz, nuestro gran amigo Arturo Barajas Morales.

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