LA RUEDA DE LA FORTUNA

Por Alfredo Sarabia
117 faltas de ortografía en los libros arepartir: SEP

La Secretaría de Educación Pública (SEP), la Institución gubernamental de la federación que controla y determina toda la educación en nuestro país, y por ende, la educación básica que se da en las escuelas primarias, encontró y detectó 117 faltas de ortografía en los libros a repartir en las escuelas referidas. Esta situación a todas luces condenable, ha sido aceptada, nada menos que por su titular de la Institución en mención Emilio Chuayffet Chemor: “Tienen 117 faltas de ortografía, lo cual es imperdonable, pero no nos correspondió a nosotros ese error.
Cuando nosotros llegamos ya estaban en proceso de impresión y no había forma de parar la impresión de esos libros”, admitió Chuayffet Chemor frente a los medios.
Con esta posición de la SEP, manda un mensaje valemadrista a la Educación formadora de la escritura, pues la ortografía desempeña un rol de primera importancia y significancia, ya que de ella depende en gran medida nuestra presentación al momento de llevar a cabo una redacción manuscrita. Por ejemplo, si alguien escribe adecuadamente las palabras, se hablará muy bien de esa persona, pero si ese alguien, escribe todo “torcido” en su andar gramatical ortográfico,  el pensamiento hacia persona, será pésimo y de mal gusto, y esto se recalca aún más, en gente que pasaron por aulas universitarias o de otro tipo, incluyendo obviamente, en aquellos egresados de la Educación Normal y que trabajan de maestros. Es lamentable y triste, que hay muchos estudiantes que han alcanzado a estudiar en el ámbito de la Educación Superior universitaria, que “llevan arrastrando” un cúmulo de errores  ortográficos en su escritura, algunos más, otros menos, pero sí, se localizan alumnos con esa gran y significativa deficiencia. Al respecto, en una ocasión, pasó al pizarrón un muchacho con esa insuficiencia ortográfica que hoy nos ocupa en este espacio. Lógicamente escribió allí, como él entendía que era lo normal; cuando el profesor le llamó la atención por la forma tan fea de escribir en las cuestiones ortográficas, este alumno que ya cursaba su “carrera”, se quiso justificar en su horrible ortografía plasmada en la pizarra y ante los demás estudiantes de su grupo académico, balbuceando: “Yo para que quiero escribir bien, si yo no voy a ser maestro”. No obstante este conformismo equivocado, el tiempo se encargó de desmentirlo: fue dos veces director de esa escuela, y por tanto, maestro de allí.
Yo sostengo, que las raíces de la educación académica, descansan en la Educación Primaria, que es cuando recibimos las primeras enseñanzas de la escritura y lectura, y es dable decir, que si estas se van desviadas de lo correcto, entonces para enderezar el camino aprendido de especialistas del proceso enseñanza – aprendizaje como son los maestros, va a estar difícil.
Las fuentes bibliográficas dadas en las escuelas primarias, deben estar sujetas estrictamente a la normatividad correcta en lo que se refiere a las formas ortográficas de la escritura, pues hay que decir, que esta se refleja de alguna manera en la palabra hablada. Por tanto, se podría decir que: “Desde que se inventaron los pretextos, se acabaron los pen….”,  dicho muy popular en nuestra República, y que fácilmente “embonaría” en este escenario vergonzoso destilado desde la base educativa que nos guarda y fiscaliza, entre otras cosas….HASTA LA PRÓXIMA.

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