MEMORÁNDUM

Gerardo Ruano Cástulo
*** ¿Dónde está la experiencia del Congreso?

En menos de dos meses, se conmemorará el bicentenario del Primer Congreso de Anáhuac. Aquél momento histórico que pone a Chilpancingo en un lugar especial de la historia del país. Ya que fue desde ahí, donde se dio lectura a los sentimientos de la nación, que representaban la aspiración de un pueblo que luchaba por su libertad. Dentro de ese marco, se decía que la LX Legislatura de Guerrero daría realce al evento con la aprobación de una Constitución Nueva, y en la que se resaltarían los derechos ciudadanos. No será así. Este tema se encuentra aplazado y los diputados han desperdiciado una enorme oportunidad para reivindicar su imagen.
Así es. Es cierto que el edificio del Congreso fue bloqueado por los cetegistas, como también lo es, que los diputados tuvieron que trabajar horas extras sobre la ley de educación, a efecto de ratificar la gratuidad de éste derecho. Sin embargo, eso no parece justificar el rezago que presentan los trabajos de la nueva constitución. Mucho menos, cuando eso mismo exhibe la falta de atención a uno de los compromisos que se echaron encima diputados de la LX legislatura. Los legisladores integrantes de la comisión responsable han salido a decir que no habrá nueva constitución en el marco del Bicentenario. El argumento es que no pueden sacar un asunto muy importante a la carrera. Nada más que la encomienda no la recibieron hace un mes. Ya tiene su tiempo. Lo que ya se convierte en un fracaso más, que se suma a la lista de una Legislatura que prometía ser diferente, y al final vuelve a ser más, pero de lo mismo. Recordemos que apenas los diputados fueron noticia, ante el anuncio del presidente de la mesa directiva, diputado Antonio Gaspar Beltrán, de que se habría de descontar un día de salario a seis de sus compañeros que no se presentaron a la sesión del pleno, sin causa justificada. La irresponsabilidad en su esplendor, como un sello que ha distinguido al Congreso de Guerrero, Legislatura tras Legislatura. Acudir a las sesiones, es solamente para ver un espectáculo de bajo nivel. Cada diputado con su tema. Mientras alguien ocupa la tribuna, unos pocos escuchan, y los demás: pegados al celular, viendo la laptop, leyendo los periódicos y comentado otros asuntos con sus homólogos. La seriedad, no es precisamente algo que destacar de la LX Legislatura. Ahora revelan lo que ya se veía venir, que los trabajos de la nueva constitución están rezagados. Qué según le apuestan a hacer bien las cosas y que por esa razón lo postergan. Sin embargo, un rezago, para las metas establecidas ya se convierte en fracaso. Y mucho más, cuando se supone que en ésta legislatura hay mucha experiencia metida en el tema. Es más que evidente, que los diputados, Bernardo Ortega, Héctor Apreza y compañía, habrán desaprovechado la oportunidad de la coyuntura histórica que representa el Bicentenario. Cuando salga la nueva constitución ya no tendrá el mismo sabor. No se verá como un acto propio para reivindicar los derechos del pueblo de Guerrero, sino como un tejido de acuerdos para beneficiar a los poderes y actores políticos. Esa será la gran diferencia. Les tocó en suerte el Bicentenario. Tenían el plato a modo, y sencillamente, dejarán ir la oportunidad. Por eso, ya desde ahora, debe ser considerado un fracaso. ¿Dónde está la experiencia? Esa es la cuestión.

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