OPINION

Por Manuel Tello Zapata
Problemas comunitarios

Finalmente y luego de varios días, los habitantes de Xaltianguis llegaron a acuerdos con el gobierno y retiraron el bloqueo que mantenían en la carretera federal México-Acapulco. Evidentemente a los líderes de esa comunidad les faltó madurez y siguiendo el mal ejemplo de otros “comandantes comunitarios”, le pusieron mucho machismo al asunto. Obviamente, el Ejército Mexicano no puede tolerar la presencia de hombres armados que no forman parte de las fuerzas policiacas reconocidas legalmente. Es por eso que el comandante del grupo militar que visitó Xaltianguis para llevar una brigada de servicio social, afirmó lo anterior.
Si se encontraba el Ejército en la comunidad, era obvio que no se necesitaba que la policía ciudadana hiciera recorridos de vigilancia. Pudieron mantenerse alertas para que cuando las fuerzas armadas se retiraran ellos nuevamente tomaran el control de la seguridad, algo que después de todo si es necesario; porque en Xaltianguis como en el 30, comunidad vecina, radican muchos malandrines que operan en el municipio de Acapulco y ya deben muchas vidas.
Pero no. Los dirigentes dijeron: “A mí no me desarman, cahones guachos” y armaron un mitote de los mil diablos bloqueando la carretera federal, con los daños obvios que tal acción generó entre los cientos de vehículos que se quedaron varados por dicha movilización. Por fortuna tanto el Ejército como el Gobierno del Estado actuaron con mucha prudencia y tolerancia para evitar que las cosas pasaran a más.
Es necesario que ya se regularice la operación de esas policías comunitarias, cuyos comandantes deben entender hasta donde pueden llegar, para que no suceda algún problema que en lugar de reducir la ola de violencia, se incremente esta.
Si los policías comunitarios se siguen pasando de listos, tarde o temprano el gobierno federal tendrá que actuar para que no se rebase a la ley como está sucediendo en Michoacán, donde los mismos comunitarios se balacean unos con otros y donde varios de estos grupos tienen claros nexos con los cárteles delictivos.
EL DESARROLLO SOCIAL
Durante la visita que el 17 de julio anterior realizó a Guerrero el Presidente de la República Enrique Peña Nieto, se firmaron dos convenios en el marco del programa para combatir el hambre ancestral. El primero de ellos contempla que DICONSA adquiera productos guerrerenses para su comercialización; el segundo fue un acuerdo para liberar 250 millones de pesos, destinados a la electrificación de aquellas comunidades que todavía permanecen sin contar con ese vital servicio.
Ambos convenios están siendo coordinados por la Secretaria estatal de Desarrollo Social, Beatriz Mojica Morga, quien de inmediato inició las gestiones ante DICONSA, empresa que ya está adquiriendo productos que generan nuestros campesinos, con lo que se fortalece la economía en diversas regiones, beneficiando a varios miles de familias de escasos recursos.
Mojica Morga ya tiene preparado el ejercicio de los 250 millones de pesos para el programa de electrificación, que instrumenta el gobierno aguirrista desde el inicio de la presenta administración estatal. Con este recurso se asegura que en pocos meses se pueda poner en Guerrero la bandera blanca, señal de que todo el Estado cuenta ya con servicio eléctrico en cada una de sus colonias y comunidades.
Por otra parte, por instrucción expresa del Gobernador, la Secretaria de Desarrollo Social completó ya el pago de las Becas de Excelencia Guerrero, que son destinadas a alumnos de los niveles primaria, secundaria, Preparatoria y educación superior. A este programa se han sumado dos mil estudiantes más, con lo que el número total asciende a diez mil beneficiarios.
De manera discreta pero no menos eficiente, la Maestra Beatriz Mojica Morga continúa siendo una de las mejores colaboradoras del Gobernador Ángel Aguirre Rivero. La conocida funcionaria perredista hace honor a su ideología de izquierda, operando los recursos de esa dependencia siempre a favor de los más desprotegidos, sin generar desvíos o manejos oscuros en su trabajo.

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