REALIDAD CAPRICHOSA

Por Federico Nogueda Berdeja
No cabe ninguna duda que la  reforma energética y eléctrica que se avecina se pueden esperar escenarios muy complicados para su aprobación, en primera instancia esta una izquierda severa hacia el concepto de noprivatizarse  Pemex, pero sobre todo un López Obrador que ve en este fenómeno la oportunidad para posesionarse en el escenario bajo un discurso supuestamente  de defender a la patria, que en un descuido lo pude renacer, para saltar al ruedo con Morena y todo su abanico de reproches.
Pero afortunadamente no todo es López Obrador, existe esa izquierda moderada representada por los “Chuchos”, Jesús Zambrano y Jesús Ortega quienes en el fondo saben que deben de ser más inteligentes, sensatos, que buscar los equilibrios por el bien de la población no significa desvalorar sus principios que al final nacieron para beneficiar al ciudadano, entablar acuerdos y negociaciones con el gobierno federal, no va ser otra cosa que buscar que la apertura se de bien regulada, estricta, equilibrada, porque dinero ya no lo hay.
Esa es la realidad caprichosa de Pemex, una paraestatal envías de ir a la quiebra sino se le inyecta capital para oxigenarla, capital en la búsqueda del petróleo, capital en el subsuelo para explotarlo, en la refinación; una empresa que ya no puede seguir sosteniendo el gasto corriente que cada día es más abultado, casi todas las ganancias se va para pagar la burocracia del país, gubernaturas, municipios del PRD, PRI, PAN, pagar pensiones, jubilados, indemnizaciones, los programas para el desarrollo social.
De esta forma,  el gobierno del presidente Peña Nieto como es su mística del pragmatismo debe de observar, escuchar una y otra vez la voz de todos los sectores no nada más de los partidos políticos para que se la juegue en una gran decisión donde ante ponga todo por el beneficio de la población, no así de los partidos con sus intereses a veces mezquinos como lo declarado por Gustavo Madero, que primero va la reforma electoral, sino no van a las demás reformas.
El presidente pragmático, tiene todo para dar una buena decisión de como debe de darse la apertura del capital en Pemex, tiene la capacidad, elementos, como equipo para operar una magnifica decisión, se escucha que hay dos versiones en la que se puede dar, la primera que se sacrifique el riesgo político, en aras de evitar un colapso económico en la paraestatal que da de comer a todos, ya que se corre el riesgo de vivir una parálisis económica de no dar entrada al capital; la otra se podría vivir una crisis política agudísima de largo plazo.
No obstante, es un hecho que tanto la izquierda como la derecha lo saben que Pemex necesita dinero, y que debemos de dejarnos de ese viejo discurso nacionalista revolucionario desplazado que inyectar capital es vender a Pemex, es más un recurso electoral que una realidad, ya que en la reforma que se va a presentar por el gobierno de Peña Nieto, se presume que en ningún momento se esta pidiendo reformar la Constitución Política, en cambio el discurso de oposición jamás te dice técnicamente porque se va a vender a Pemex, son puros supuestos.
Ahora bien, en ningún país incluso con tendencia socialista a podido crecer sólo con su capital, tuvo en su momento que pedir o solicitar la entrada de capital extranjero o privado, y eso lo sabe bien Manuel Bartlett que es uno de los principales promotores de no al discurso de no  a la privatización, no supo contestar esa pregunta en el programa de Radio MVS Noticas, se limitó a decir que en algún momento si fue posible,  pero hasta ahí, es más sus intuiciones que su razonamiento técnico del senador del PT.
En consecuencia,  nuestro presidente debe y puede llegar a cuerdos nacionales con los partidos políticos para que todos salgamos beneficiados de la reforma energética, pero también debe de poner un orden en algunas regiones  donde destacados desubicados deben de ponerlo en orden, estoy comentando de su propio partido que hacen grandes daños a la militancia, y solo  estorban a las nuevas generaciones y al propio proyecto de nación de Peña Nieto, Peña tiene todo para triunfar en esta nuevo reto, solo es cuestión de que aplique su pragmatismo como lo ha sabido hacer, “ahora nunca señor presidente”.

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