LA RUEDA DE LA FORTUNA

 Por Alfredo Sarabia
¿Quién jode más? El Ciclón “Manuel”, o  los gobernantes transas

El ciclón “Manuel” nos dio una golpiza bárbara, pero señora golpiza, qué será, de aquellas que se van a recordar por décadas. Prácticamente se dejó sentir drásticamente en las 7 regiones del estado de Guerrero,  pero de acuerdo a lo que se ha visto y sabido hasta ahora, son la Costa Grande (Coyuca de Benítez, Atoyac de Álvarez, Benito Juárez, Tecpan de Galeana,  Zihuatanejo de Azueta y Coahuayutla de José María Izazaga), y la Zona Centro (Tixtla de Guerrero), las regiones más afectadas del estado de Guerrero.
Hacer un recuento de los daños ocasionados en estas zonas en cuestión, sería alejado de la realidad, lo cierto es que los perjuicios más visibles de la catástrofe natural, produjo, en su momento, pensamientos  llenos de miedo y temor a lo desconocido, próximos al pánico, si no es que de pánico puro, ya que los rumores y certezas, hacían mella en las actitudes de la gente.
Sólo en la región de la Costa Grande, la caída del puente del río de Coyuca de Benítez, inmovilizó el paso a las personas provenientes de otros estados o de la parte de Acapulco y de otras regiones, que estaban en la parte poniente del río, y peor aún, el puente del río Atoyac, a la altura de San Jerónimo de Juárez, también paralizó a cientos y cientos de personas, o sea, los que se encontraban en Atoyac o San Jerónimo, de pronto se vieron varados, ni para Zihuatanejo, ni para Acapulco. Además se rumoraba de la grave afectación del puente del río de Tecpan de Galeana, ubicado sobre la carretera federal.
Y si a ello, le sumamos la caída del puente que une a la cabecera municipal de Atoyac de Álvarez, con la comunidad rural del Ticuí, se tiene un cuadro dantesco y de pavor, pues la incomunicación por esa vía terrestre, permeó hondamente en el ánimo popular. Esta situación se observó en su totalidad hasta el miércoles 18 de septiembre, día en que por necesidad laboral, la gente se las ingenió para atravesar el río de Coyuca de Benítez, y alcanzar el puerto de Acapulco, posteriormente, se hizo lo propio con los puentes de San Jerónimo y de Tecpan de Galeana.
Pero, habrá que sumarle otra desventura a este asunto, y se trata de que las señales de Internet, de Telmex y de Telcel, ya no funcionaron, por lo que la incomunicación de los costeños, se tornó más densa y oscura, total.
Ello motivó que se hicieran compras, prácticamente de pánico de los principales productos básicos, así como de las gasolinas y el gas, pues el temor de una prolongada escasez de lo indispensable, permanecía latente.
Luego, sucede lo más terrible, mueren más de 60 personas por desgajamiento de un cerro, allá en la comunidad de La Pintada, de Atoyac de Álvarez, en la parte alta de la Sierra, situación que le da más ennegrecimiento a este ambiente.
Afortunadamente hoy día, se asoma “el sol”, y parece que todo empieza a volver a la normalidad, sobre todo en lo físico, porqué en lo moral, dudo en mucgo, que ka vida la vean igual aquellos que han perdido un ser querido.
Y, en este contexto de infortunios y desgracias, no faltan los políticos, principalmente los que están “encaramados” en el poder, estén lucrando con este asunto. No se vale.
Al respecto,  La Jornada Guerrero, en su edición de ayer, publica algo muy apegado a la realidad y que no debe soslayarse: De inicio, Manuel Olivares Hernández, secretario técnico de la Red Guerrerense de Derechos Humanos, expresó: “estamos de acuerdo en que se tiene que pedir cuentas a los funcionarios de todos los niveles de gobierno, por los daños ocasionados, que se pudieron haber prevenido”.….HASTA LA PRÓXIMA.

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