OPINION

Por Manuel Tello Zapata
Nuevo delegado en SEDESOL

La Secretaria de Desarrollo Social Rosario Robles Berlanga, designó como nuevo Delegado de esa dependencia en el Estado de Guerrero, al Ingeniero José Manuel Armenta Tello. Acompañado por el sub Secretario de esa dependencia, Javier Guerrero García, el nuevo funcionario fue recibido ayer por el Gobernador Ángel Aguirre Rivero, que le manifestó la voluntad de su gobierno para seguir trabajando en forma coordinada para apoyar a los guerrerenses más desprotegidos. El Ingeniero Armenta es originario de Chilpancingo.

 Su señor padre fue el Ingeniero José Manuel Armenta Villegas, quien fuera quizá el funcionario más honesto que han tenido los gobiernos estatales y por eso perdió la vida. Cuando fungía como Contralor General en el sexenio del Senador René Juárez Cisneros, el Ingeniero Armenta Villegas fue cobardemente asesinado por un grupo de pistoleros en los límites de Guerrero y Puebla.

El nuevo Delegado de SEDESOL le manifestó al Gobernador su más firme intención por trabajar también en forma coordinada, para que los programas de desarrollo social lleguen a los guerrerenses con transparencia y oportunidad.

 Estamos seguros de que el Ingeniero José Manuel Armenta Tello sabrá hacer un excelente trabajo, poniendo en alto el nombre de su familia y su calidad de chilpancinguense bien nacido. ¿ESCUPIENDO PARA ARRIBA? Nuevamente el diputado local Antonio Gaspar Beltrán, se sube al camión del oportunismo político y tratando de sacar raja, declaró ayer que las investigaciones sobre los permisos para cambio de uso de suelo y construcción de fraccionamientos no se limiten al puerto de Acapulco, sino que la investigación debe extenderse hacia Chilpancingo para buscar a los responsables de los permisos que permitieron la construcción de fraccionamientos en zonas de riesgo. Seguramente se le olvida a este novato de la política que en el último trienio del diputado Héctor Astudillo Flores, Gaspar Beltrán fungió como Síndico, por lo que si hay responsables, él tiene mucha cola que le pisen.

 Siempre es malo escupir al cielo porque se le revierte al que lo hace. Es necesario que los políticos dejen que sean los técnicos: los expertos, quienes luego de su trabajo de investigación, emitan un dictamen que permita aclarar las cosas.

PARECE QUE NOS SALVAMOS Todo parece indicar que el huracán Raymundo, que nos tuvo con el Jesús en la boca durante esta semana, comienza a desanimarse de venir a darnos en la torre y su potencia se ha disminuido en forma sensible desde ayer por la tarde. Esto puede indicar sin lugar a dudas que hoy, con un poco de suerte y el favor de diosito, vuelva a salir el sol en Guerrero. Aunque un solo huracán no podría hacer las maldades que los dos anteriores hicieron en Chilpancingo, la región de la Costa Grande hubiera sufrido grandes daños con la llegada de un Huracán como Raymundo.

 Aunque ya estaban avisados todos esos municipios, no se puede adivinar la dimensión de los daños que pudo ocasionar este fenómeno meteorológico. Qué bueno que “Ray” no tocó tierra y se aleja tal y como vino; pero no se debe bajar la guardia hasta que se confirme que este huracán ha dejado de ser un peligro para nuestra entidad. Así como se siguió el rastro a este fenómeno natural, también se le pudo seguir la huella al Gobernador del Estado Ángel Aguirre Rivero y su equipo de colaboradores, quienes en todo momento estuvieron atendiendo la emergencia como lo hicieron con las tormentas Manuel e Ingrid.

La diferencia estriba en que dos tormentas tropicales juntas son mucha medicina para cualesquier equipo de protección civil; era demasiada agua la que se soltó sobre nuestra entidad como nunca en la historia, y dejó siniestrados a la mayoría de los municipios guerrerenses. Tan solo la reconstrucción ha sido evaluada ya, de acuerdo a un anuncio hecho por Aguirre Rivero, en 22 mil millones de pesos. Confiemos en que el Presidente de la República Enrique Peña Nieto y el Congreso de la Unión, cumplan sus propósitos de ayudar al pueblo de Guerrero con el objeto de que recuperemos, por lo menos, lo que teníamos antes de esta infortunada experiencia.