DE FRENTE

Por Miguel Ángel Mata Mata
Miseria humana “Las malas personas no pueden  ser buenos periodistas”
Hace muchos años. Cuando mi peso no rebasaba los 50 kilos. Estudiaba por la tarde, en Prepa 2. Por las noches corregía galeras en el diario Trópico. Conocí ahí a mis primeros amigos reporteros. Muchos aun andan de aquí para allá. Otros han partido. Los llevamos en el corazón y en la mente risueña cuando evocamos  su imagen.  Comíamos cochinita en La Sirenita, cuando había paga. Cuando no, firmábamos en la lonchería de enfrente. Por esas fechas tomé mi primer trago de licor. Conocí el Memo’s, en la playa Papagayo. Por supuesto a Mayambe en la “zonaja”.
Aun voy a comer aporreadillo costeño al restaurancito donde terminábamos las nocturnas excursiones. Ahí sigue. Pintado de verde. Con sus tortillas recalentadas. Con la pipisa y los frijoles. Igual de sabroso. ¡Ah… la vieja Zona Roja!
En ese tiempo conocí las primeras anécdotas de este bello oficio. Supe cuando Lucio Cabañas mandaba comunicados a los periódicos… y pagaba la inserción. Me platicaron que el encargado de esa peligrosa tarea era un chaparrito que luego conocí, llamado Yuyo Gómez. Dejaba los panfletos en botes de basura. Llamaba a las redacciones. Una vez publicado el comunicado al dia siguiente enviaba dinero, con la misma operación.
Yuyo se murió, pero no se murió. Nomás cobró el seguro de vida y anduvo cargando su memoria con otro nombre hasta los años 90. Su hermano, Chema, fue otra leyenda.
Éramos gente buena. Leíamos a Efrén López y López, alias Tiptip, escribir a los “hijosdeputa políticos ladrones y lamehuevos”, en El Gráfico de Chema Gómez. Al columnista nadie lo tocaba. Le protegía su famoso editor, Chema Gómez.
Chema andaba en un carro grandototote de esos que regalaba Rafael caro Quintero. Se fajaba una cuarenta y cinco a la cintura. Portaba gafas “raiban”, aun en cuarto oscuro. La guayabera desabrochada y hablaba fuerte, aunque casi nadie le entendía. Por las noches llegaban a su oficina todos los poderosos de ese tiempo. Jugaban póker y decidían el destino del mundo. El pueblo bautizó ese, igual que otros lugares donde se hacía lo mismo, como “Casas Macabras”. Decían que allí, de noche, asustaban.
Con ese editor que le protegía ¿Quién se iba a meter con el Tiptip? Por eso les escribía  “políticos hijosdeputa lamehuevos  (Con perdón a las señitos y a las gallinas, a veces ofrecía disculpas)”. Efrén López y López era opositor de  quienes se quedan con lo que al pueblo le corresponde. Enemigo declarado de los carroñeros que quitan el pedazo de pan de la boca al pobre.
Por eso se emborrachaba con su eterna pachita de tequila que guardaba en la bolsa trasera de su pantalón. Porque su lucha era quijotesca. TipTip era  buena persona. Muy buena persona.
Usábamos una pluma, una libreta para taquigrafía, nuestra memoria y una pistola. Nunca supe porqué, pero cuando me hice reportero de pronto anduve todo el tiempo con una 25, una 38 o una nueve. Ni sabía disparar.  Todos la traían asi que… la metía en el “vaspapu” y a reportear.
¿Saben porqué se llaman “vaspapú” esas bolsitas de piel donde metíamos la pluma, la libreta y la pistola? Tiptip, que no las usó jamás, me lo dijo: “son las bolsitas vaspaputoquevuelas”. Jaja. Solté la risotada y cambié a una morrala de piel colgada al hombro. Por precaución.
Por ese tiempo conocí a la versión mejorada de mi amigo Tiptip. Un reportero sagaz, ágil y nada tonto. No se le iba una. Les decía bandidos a los políticos ladrones. Certero y ácido. Recuerdo su frase mas socorrida: “el pícaro ladronzuelo dejó vacías las arcas del pueblo”. Le leían. Le creían. Mucho.
Fui mudo testigo de la primera campaña de desprestigio a un compañero.  Desde el mismo gremio hubo traidores al oficio que se ofrecieron a los “pícaros ladronzuelos que dejaron vacías las arcas del pueblo” para acabar con “ese reporterillo que atenta en contra de usted, señor,  y en contra de las buenas costumbres,” justificaron a quienes les pagaron.
No lo consiguieron.  Cobraron, y bien, por apodar “miseria humana” a un hombre generoso educado y muy responsable. Aun es mi amigo y le admiro su decencia. Es una persona buena.
Hoy, cincuenta kilos después, ya no hay máquina de escribir. Hay un ordenador. No hay libreta ni pluma. Hay tabletas que graban voz, imágenes y casi escriben solas. Hoy no hay “vaspapú”. Hay bolsas terciadas que sirven para lo mismo. Ya no hay teléfonos de esos que le metías el dedo para  marcar los números de uno en uno. Hay internet. Hoy seguimos aquí los reporteros. Los políticos todopoderosos también.
Apenas ayer leímos que en los últimos diez días han sido asesinadas 70 personas en Guerrero. Nuestra entidad es la segunda violenta en todo el país.  El procurador, un señor de apellido Iñaki dice que no es cierto.
Un reportero transmitió en la radio esa nota. El jefe de prensa del procurador llamó para amenazar: “¿cómo hacen caso a un reporterillo que desprestigia el buen trabajo de la procuraduría? Antes, ese individuo, amenazó al menos a tres reporteros mas en Chilpancingo. Con todo y pistola fajada al cinto.
Pensamos, y eso es  extraordinario: ¿Debemos desempolvar el “vaspapú” con nuestra pistolita? Por precaución.
Nos enteramos que un diputado federal, llamado Jorge Salgado, que es hijo de otro Jorge Salgado, jefe de las finanzas del gobierno del estado de Guerrero, envió una camioneta cargada con pacas de a kilo de billetes de a mil y de a 500. ¿A dónde la envió? Es un misterio. ¿De dónde venían? Es otro misterio. Lo cierto es que ya empezaron a desprestigiar a quienes han difundido la nota: “son periodiquitos que no tienen circulación”, han dicho los traidores al oficio.
¿Cómo les llamaba Tiptip, y nuestro amigo al que apodaron Miseria Humana,  a esa clase de políticos? ¿”Pícaros ladronzuelos que han saqueado las arcas del pueblo”? ¿O prefieren “políticoshijosdeputa y lamehuevos”? Hay lo que el señor ordene. Hay para todos los gustos.
Nos ha dado un vuelco el corazón. Primero fue en la subsecretaría de protección civil del gobierno del estado. Encontraron toneladas de ayuda humanitaria enviada a los afectados por los huracanes del año pasado. Las guardaron. Despidieron al alto funcionario y todo quedó ahí. “Bien hecho”, festejamos.
Nos dio un vuelco mas este ajado corazón. En las oficinas de COPLADEG, que encabeza un tal Victor Aguirre, guardan miles de colchonetas que no fueron entregadas a los necesitados durante las lluvias. Nadie le dijo nada. Ni le despidieron. Se trata de un jefe de tribu del PRD. ¿Cómo creen que le van a tocar? El tipo viste y camina como mi amigo Chema Gómez. La guayabera a veces desabrochada, usa “raiban” y anda perseguido por pistoleros que le cuidan. Hasta se parece al Chema.
Nuestra indignación creció al ver las ratas. Comían y comían. Bebían y bebían. Las despensas tenían leyendas tiernas: “con cariño de Texcoco”. “Que Dios les ilumine”. “Espero que esta pequeña ayuda te sirva para algo en este difícil momento”. Otras fueron realistas: “Esta es ayuda para los necesitados, no se vende”.
Se trata de toneladas y toneladas de ayuda hechas montaña en los patios del DIF Guerrero. El organismo que encabeza la esposa del gobernador.  Es la ayuda que no llegó. La ayuda que se acedó.
En la procuraduría de justicia, en donde cobra el que intimida con pistolitas a los periodistas,  se supo que habrá demandas penales en contra de quienes descubrieron la infamia en los patios del DIF Guerrero. ¿Y a quienes no entregaron la ayuda?
Hace cincuenta kilos fumaba. Hoy quisiera hacerlo. ¿Cómo mitigar el estrago que hacen esas noticias de seres infames que le quitan el pan de la boca al necesitado? ¿Cómo no querer un cigarrillo cuando vemos la foto de los policías federales apilando en la banqueta los kilos de billetes decomisados al diputado Jorge Salgado? ¿Cómo, pues, cuando sabemos que nada pasará y a nadie se castigará? Pues no. Sabemos que esos son privilegios de la Familia Real.
No fumaré. No faltaré a esa promesa (“fumaré hasta que vuelvas”). Haré una llamada con mi tableta. Tal vez, desde allá, vengan Chema, Yuyo, Tipitip y mi amigo al que injustamente quisieron llamar Miseria Humana.
Puedo pedir a uno que les ponga la pistola en la cabeza a quien intimida con pistolitas a buenas personas; a otro que nos envíe un comunicado de la buena guerrilla en contra de esos infames o al otro que les done el sobrenombre de Miseria Humana a éstos especímenes. Se lo han ganado.
Aunque, pensándolo bien, mejor recuerdo a Efrén López y López, alias TipTip, cuando escribió: “políticos hijosdeputa y lamehuevos”.

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