ENTRE LA VERDAD Y LA FICCIÓN

Por Jorge Luis Falcón Arévalo*
Preparados, pero desempleados
“El objeto de la educación es formar seres aptos para gobernarse a sí mismos, y no para ser gobernados por los demás.”  -Herbert Spencer-
Cientos de miles de egresados de diversas universidades del Estado de Guerrero, son reservas. Es “capital” muerto. Inversión despacitalizada. El Gobierno escasamente o nula se puede mencionar, junto con los empresarios han logrado discutir o sentar bases en concreto sobre la importancia de la educación general básica que se da en el sistema educativo para conseguir un trabajo o para al menos un buen desempeño laboral y profesional en el mercado, cada día más raquítico y de reducido campo de acción, en las provincias mexicanas.

Existen muchos graduados que están desempleados. Aquí no hay trabajos, se menciona en poblaciones donde solo priva trabajo para maestros -campo saturado, no por profesionales de la educación, sino por recomendados analfabetos en las tareas académicas- y burócratas en oficinas de gobierno, que da el mismo caso que el anterior; pero allí saturado de ineficientes hombres y mujeres, en los procesos administrativos.
Los profesionistas tienen que desplazarse o contentarse con trabajos manuales. Incluso a veces se convierten en taxistas, vendedores de tiempo compartido o edecanes, según el sexo y el gusto.
Se dan los casos -aislados- que cuando los estudiantes más jóvenes ven a otros luchando para conseguir trabajo, consideran que la educación no sirve para mucho y quieren abandonar todo empeño y esfuerzo.
Se habla, se cuestiona y no se aplica acerca de la enorme necesidad de la educación y de su importancia en la productividad del país, incluyendo que empleados más preparados están más capacitados para hacer más cosas y mejores. Pero cuando ya están preparados, la edad que imponen las empresas, no le permiten seguir en ella o en otras. ¿Impedimentos a la libertad del ejercicio laboral y de tu libre expresión?
Como también se observa que muchos jóvenes engordan las filas de la “universidad de la violencia”, la cual sin un ápice de estudios, te remonta a las exageradas cantidades de dinero y diversión, que tu juventud te dicta.
México, es un país rico en yacimientos naturales; pero sucede que las carreras que más se promocionan entre los jóvenes son las del orden social, humanidades; cuando la ingeniería es el campo provechoso. Es decir, no hay ni se visualiza una planeación para incentivar, estimular e impulsar e impulsar  esa mole juvenil, esa gran masa que pudiera ser el presente, pues el futuro de México, es solo ficción siguiendo con estas tretas educativas y académicas.
Mientras las universidades tímidamente promocionan sus “especialidades”; son apocadas, limitadas y “castradas” éstas por  las televisoras, que en “competencia” y sin ningún rubor ofertan las  “carreras” de vedettes, cantantes, actrices, asistentes, actores o gruperos; bueno, hasta de maquillistas o jala cables.
Los códigos de ética, en las escuelas de nivel superior, no es tan solo parte o responsabilidad del alumnado, sino de un magisterio gris, insolente, ignorante e inculto en prepararse y adecuarse académicamente para enfrentar los nuevos retos de una sociedad transformada y de un país que merece desarrollo. Estudiantes que egresan de las instituciones educativas sin un perfil laboral, son jóvenes ante un laberinto de la sociedad laboral raquítica y escasamente remunerada.

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