DE ADICTO A ADICTO

Por Ernesto Salayandía García
Hundido en Depresión
Nadie sabe lo que pesa el muerto, solo el que lo va cargando
Platiqué ante un grupo de maestros, de mis depresiones, de esa época triste, muy triste de mi vida, cuando dejaba en la almohada infinidad de cabellos y en la coladera de la regadera, se me caía impresionantemente el cabello y lo que sucede, muchas veces, cuando doy un taller, una plática o una conferencia, algunas personas, alguien, por fortuna no siempre, te interrumpen y como en esa ocasión, una maestra me dijo.-
Esa no es depresión, tú no eres maniaco depresivo, estás equivocado.- Respeto tu opinión, le respondí.- No entré al debate, únicamente le pedí la oportunidad de describir mis crisis existenciales y  ubicándola, que mi testimonio era parte del taller que estábamos llevando.- Recuerdo, que pasaban días enteros y no tenía la fuerza de levantarme de la cama, duraba más de cinco días sin bañarme, desganado, no comía, con el cuerpo adolorido, por supuesto, la autoestima baja, encerrado en mi recámara, hundido en un estado de ánimo fatal, con la loca de la azotea bailando zumba y con mucho ruido de pensamientos, especulando, conmiserándome, justificándome, enojándome con el pasado, resintiéndome con la vida y recurriendo a los antidepresivos.
Mi Cárcel Emocional
Aislado, sin pedir ayuda, ni permitir que alguien se acercara a mí, alejado de mis hijos y de mi mujer, ausente de mi trabajo y de mi vida misma, viendo la vida en blanco y negro, viendo la tele, sin verla, muy distante de un ser normal, claro, alejado de la actitud positiva, de la alegría, del buen sentido del humor, todo el tiempo, era yo propiamente la tristeza arrolladora, así caminaba, ese era mi lenguaje corporal y mis depresiones eran por todo y por nada, así como se iban, así llegaban, a veces sin comprender qué era lo que realmente sucedía conmigo, no tenía ganas de nada, secuestrado por el insomnio, es horrible no poder dormir o dormir un poco y despertarte sudando, asustado, temblando, parte de ese cuadro, de esa amarga experiencia, fue la que narré, incluso, ya sin drogas, yo seguía deprimiéndome, salía de mi junta matutina de Alcohólicos Anónimos y a las 10 de la mañana, yo estaba en casa, en la cama, durmiendo todo el santo día.-Soy maniaco depresivo.-
Sentimientos encontrados
No hay, para mí, situación más extraña que el vivir con la incertidumbre mental, con esos pensamientos obsesivos, sicóticos, distante, muy distante de la realidad, a veces, justificándome, otras, litigándome, pero de cualquier manera, mi mente enferma me secuestraba en la insatisfacción, el vacío, la tristeza, con ese sabor amargo en la boca, la comida no te sabe a nada y puedes visualizar  mi recámara  que  era el complemento, ahí puedes ver la ropa sucia por todas partes, platos con o sin comida, de varios días, los vasos medios llenos, los ceniceros hasta el tope de colillas, basura, migajas en la cama y alfombra, el baño hiper sucio, las  sábanas y todo en general, apestando a suciedad y abandono, recuerdo también, que lloraba de frustración, de impotencia porque no  tenía esa fuerza de ponerme de pie e irme a trabajar, a echarle acción a la vida.
Todo está en la mente…Pensamiento sicótico
Los pensamientos psicóticos (delirios y alucinaciones) suelen ser uno de los síntomas que más preocupan a las familias de pacientes bipolares. Cuando el paciente empieza a explicar sensaciones extrañas, a interpretar la realidad de manera diferente o inadecuada o bien comenta pensamientos desadaptados (la gente le mira por la calle, tiene una importante misión que cumplir en la vida o alguien quiere hacerle daño a él y/o a los suyos) suele ser un indicador claro de que el paciente presenta una recaída. En estos casos, la única solución posible es consultar a su psiquiatra cuanto antes. No obstante, los pacientes esquizoafectivos pueden presentar síntomas psicóticos con mayor frecuencia, cuando aparentemente se encuentran compensados. La familia, en ningún caso, ha de intentar convencer al paciente de que esos pensamientos son falsos y tampoco ha de darle la razón porque de esta manera reforzaría el discurso del paciente. La postura más adecuada es intentar cambiar de tema o no responder al discurso delirante del paciente, a la espera de que el tratamiento haga su efecto. Afortunadamente, existen medicamentos muy eficaces para ese tipo de síntomas.
Celotipia infernal, obsesión que mata
Otra de mis fugas mentales, la gran pérdida de energía, pretexto o no, yo estuve secuestrado por mis celos patológicos, por demás enfermizos, mi mente no tenía paz y mis acciones menos, me obsesioné tanto que le hice mucho daño a mí mujer, a mí mismo, tuve pérdidas, grandes pérdidas como mi dignidad, auto estima, perdí mi imagen, salud y estabilidad mental, y al final, quedaba yo totalmente deprimido, en la lona y he escrito tantos artículos como La Loca de la Azotea, Cuestión de Segundos, El príncipe que se convirtió en zapo y muchos más, que están ahí en mis libros, como Secuestrada por un Neurótico, Parejas Disparejas, Ayer y Hoy, La Saliva del Diablo y finalmente, Celotipia Infernal, todos ellos salen a la luz pública en junio de éste año, 9 libros como un tributo de gratitud a mis primeros 15 años limpio. Los celos son un sentimiento que aparece en mayor o menor medida en todas las parejas y tienen su origen en el miedo a perder a la persona que amamos. Los celos normales surgen como consecuencia del amor. Cuando los celos son desproporcionados en intensidad, recurrentes o  infundados hablamos de celos patológicos. Los celos patológicos tienen más que ver con la necesidad de control y la desconfianza. Las personas que tienen celos obsesivos presentan unos altos niveles de ansiedad y pueden sufrir síntomas depresivos. Los celos patológicos crean una espiral destructiva en la pareja que conlleva el deterioro de la misma y en muchos casos su disolución. De esta forma, el comportamiento del celoso provoca lo que finalmente teme: la pérdida del ser amado.
Enfermedad Maniaco Depresiva
Quien padece una enfermedad maníaco-depresiva experimenta cambios del humor o de su estado de ánimo mucho más intensos que los que la mayoría de las personas experimentan a lo largo de su vida. Estos cambios de humor pueden ir desde la tristeza presente en la depresión, hasta la euforia que caracteriza a las fases maníacas. La mayoría de los pacientes padece ambas fases de la enfermedad, depresión y manía, aunque algunos experimentan únicamente fases maníacas o fases depresivas. Esta enfermedad también es conocida con un término más técnico como es el de “Trastorno Afectivo Bipolar”.  Las dos fases de la enfermedad, los problemas que presenta cada fase, las formas de afrontar la enfermedad y los diversos tratamientos disponibles. Aunque es una enfermedad grave, con el tratamiento adecuado, es posible llevar a cabo una vida en la que la enfermedad no interfiera demasiado. Vives secuestrado, en una cárcel emocional, un callejón sin salida, no tienes libertad de nada, ni de pensamiento, ni de acción, sufres, te abandonas a ti mismo, te hundes en ese cuadro mediocre y no hay medicamento ni droga que te ponga bien, por el contrario, entre más te metes, más te complicas la vida y sé, perfectamente que soy un enfermo mental, emocional y espiritual, que solo por la gracia de Dios, estoy en recuperación y mi problema no son las sustancias.
Lo que se ve, no se pregunta
Llegué a pesar menos de 50 kilos, mi piel era amarilla, seca, áspera, mostraba ojeras, como un reflejo de mi insomnio y de mis pesadillas, mi mirada, apagada, triste, distante, una mirada dispersa sin conexión, ni luz, caminaba  lento, con los hombros caídos, lo blanco de mis ojos, se tornaba café cenizo, mi hígado estaba severamente dañado por tantos antidepresivos y otras drogas, me abandoné a mí mismo y ahora, cuando veo a una cajera en el súper, una mesera en un restaurante, a la maestra de una escuela, una dependiente de farmacia, cuando veo a hombres, mujeres y niños, puedo verme en ellos, así estaba yo, deprimido, angustiado, lleno de ansiedad y con un ruido mental muy acelerado, hoy sé que muchos andan mal, que aparentan ser lo que no son, que fingen felicidad, cuando la verdad, expresan sus miserias espirituales, sé quién está lleno de soberbia, y entre más egocéntricos, más vacíos, lo sé, porque de ahí vengo y quieras o no, un bipolar, como le llaman ahora, un neurótico, como yo, un maniaco depresivo, tarde que temprano contamina, contagia a todos a su alrededor, claro, también un ser lleno de energía positiva, es capaz de radiar luz y buena vibra a su alrededor.
Indicios y Síntomas.
Las personas que padecen del trastorno maníaco-depresivo probablemente exhibirán uno o más de los siguientes comportamientos durante la fase de manía: Euforia excesiva o estado de ánimo expansivo. Irritabilidad y cólera, inconsistente con la situación. Hiperactividad Ideas grandiosas o delirios; optimismo extremo, falta de buen juicio, grupos de ideas y pensamientos acelerados, conversaciones apuradas con cambios bruscos de temas y   pensamientos desorganizados. Menor necesidad de dormir.  Ira repentina, irritabilidad o paranoia. La fase depresiva tiene los mismos síntomas de la depresión grave o “unipolar:” Sentimientos de falta de valor, falta de esperanzas, de impotencia, indiferencia total o culpa extrema. Tristeza prolongada, llanto incontrolable. Irritabilidad, retracción de actividades o relaciones de las que disfrutaron en otros tiempos. Incapacidad para concentrarse o recordar detalles Falta de apetito o aumento en el apetito; fatiga constante, insomnio. Problemas físicos que no tienen otra explicación. Pensamientos sobre la muerte o intentos de suicidio.- Cualquiera que quiera, ahí no se queda. Sí hay solución, no es necesario establecer una fármaco dependencia, que también es una adicción más clara. Como siempre a tus órdenes. Una sonrisa por dentro y otra por fuera.

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