La educación escolarizada en Zihuatanejo

CARTA A UN ALUMNO

En la edad veraniega de mi vida
siento profundamente tu cercanía,
plena de confianza, ciega de amor 
y salpicada por un poco de admiración.


Hoy lo sé, bien lo sé
que lo que empezó 
como una llamarada vacilante
en la mente juvenil de mi existencia,
ha desarrollado un fuego 
envolvente y abrasante,
que me aprisiona el alma,
por la convivencia que procura esta labor, entre tú y yo,
en el serpenteante paso del tiempo.

Te confieso chiquitín
que es muy difícil aceptar 
que me llames profesor
porque es una obra grandiosa, 
titánica y majestuosa,
intentar la formación y el engrandecimiento
de tu mente, de tu cuerpo y de tu espíritu.

Tú, que has sido siempre,
desde la historia de la humanidad
la alegría de la casa,
el alma de la escuela,
ternura infinita de la raza humana,
fuente inagotable de amor y cariño,
de inquietud inocente y voluntad indomable.

Como he temblado al pensar
que puedo fallar,
en la confianza que tienes en mí,
porque en mi hogar, 
algún ser querido se encuentre atribulado
y altera el ánimo,
que me pone en riesgo de reaccionar
impulsivamente, ante tu presencia.

Como he temido por la limpieza de la vestimenta, por el lustre del calzado,
 y más, mucho más, 
por el vocabulario aseado,
el comportamiento, dentro y fuera,
de nuestro templo del saber;
porque sé que estoy en el mostrador público de la sociedad a la que me debo...
y ante tu profunda mirada llena de bondad,de tu sonrisa franca y espontánea,
de tu amor infinito y pleno.

Ante mis problemas:
surge motivadora tu hermosa sonrisa
ante mis dudas:
aflora siempre tu inocente calma
y ante mis sueños:
surges altivo como héroe invencible
en el trayecto de mi vida.

Señor... Dios mío,
que nunca falte la presencia de un alumno
en la maratónica estancia de mi vida.  



Sin pretender descubrir el hilo negro, se puede afirmar que los versos anteriores tratan de sintetizar el pensamiento de la mayoría de los profesores, hasta en el último rincón del mundo… pues su apostolado educativo y existencial es la más sensible y delicada misión que tiene el ser humano y que una vez que se tiene contacto con los alumnos, de todos los niveles escolares, desde el preescolar hasta el universitario, tecnológico o normalista, la convivencia diaria es y será gratificante, reveladora e incomparablemente hermosa, pues todo se traduce a saludos, conocimientos, sonrisas, deseos compartidos, crecimiento académico, moral y espiritual, tanto del educador como del educando, sin lugar a dudas.
 Bajo esta luz cultural, el día de ayer se iniciaron en nuestra nación mexicana, los trabajos educativos del año escolar 2014-2015, que se pueden a traducir un nuevo capítulo de la existencia escolarizada que tiene como fundamento filosófico, metodológico y logístico, la promoción y el engrandecimiento del humanismo, como el principio y fin de la cultura en cada país.
 El ciclo escolar inicia lleno de grandes deseos, voluntades y planes humanísticos, estratégicos, técnicos, académicos, pero sobre todo, humanos… cada año escolar, las mentes de los profesores se encaminan a detonar las aptitudes de sus alumnos, fortalecer sus capacidades y competencias y motivar y desarrollar las aptitudes y actitudes de sus tutorados, de la forma más pedagógica, didáctica y humanística posible, para borrar las pequeñas diferencias sociales que puedan manifestar por su carga genética y los espacios institucionales y comunitarios que los moldean e influyen en sus caracteres… en fin. 
 Y como el botón de la muestra el Cetis # 45 da el ejemplo educativo y el banderazo de entrada y salida para estas lides, cuando el Director Javier Verboonen Otero da la bienvenida cordial y atenta a cientos de alumnos que inician y continúan su educación Media Superior, en esta institución, que ha vestido de orgullo a la tierra costeña por el ímpetu de su trabajo y el fruto de sus resultados, teniendo entre sus filas magisteriales a verdaderos maestros de la academia, como Guillermo Coria, Eugenia Apreza, Víctor Hugo y Dioseline Diego, José Guadalupe Soberanis Oregón, entre otros.
 Luego entonces, con el corazón en la mano, los educadores zihuatanejenses afirman, reafirman y confirman su vocación magisterial y el servicio educativo para la infancia, adolescencia, juventud y adultez de la sociedad de la Costa Grande guerrerense.
P.D. Se les recuerda a toda la población de La Unión, Zihuatanejo y Petatlán, que en el mes de septiembre se pone a su disposición el Centro de Atención para Estudiantes con Discapacidad, en Cetis # 45, como un servicio in-me-jo-ra-ble, para la promoción de nuestros jóvenes y adultos con capacidades diferentes y alternativas… los esperamos con el corazón abierto.        


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