MEMORÁNDUM

Gerardo Ruano Cástulo

*** ¿Algo qué festejar, en dos años de gobierno?

La propaganda previa al segundo informe presidencial, llevaba como objetivo convencer a la ciudadanía, que en los dos últimos años, se han establecido las bases, mediante las reformas estructurales para sacar adelante al país. El presidente Enrique Peña Nieto asegura que México está en marcha y que todo es cuestión de paciencia. El caso es, que habla de un rumbo bien definido, pero la pregunta es, ¿Realmente se camina hacia donde la gran mayoría de mexicanos desea o hacia donde tiene depositados sus intereses la élite?

Así es. Es innegable que el presidente Peña Nieto recibió un país agobiado por la inseguridad y graves problemas financieros, que se reflejan en el enorme incremento de la pobreza. El punto es, y su gobierno, así como el grupo de la élite que le respalda,  lo saben, que esto no es consecuencia única de los 12 años de gobierno del PAN, sino de la suma de la ineficacia con que se ha gobernado a México durante décadas. No podemos omitir que las pifias, excesos, desmanes y corruptelas dejaron al PRI fuera de los pinos en el año 2000.      
El presidente Peña Nieto llegó al poder, con el reto de reivindicar al priísmo del país, y con la misión clara de salvar un barco, que sigue padeciendo a causa de la enorme inseguridad y los graves problemas económicos. Ante eso, sus primeros pasos, fueron en la búsqueda de un acuerdo nacional, para impulsar las reformas y emprender una cruzada para combatir el hambre. Con todos los estira y afloja, las reformas han salido. La pomposa cruzada no ha sido tan eficaz como se quisiera.  
Del asunto de las reformas, el presidente se ha movido para anunciar que son la base del cambio positivo que se viene para México. Sin embargo, los hechos parecen ir en otra dirección. Tan solo la reforma hacendaria, podría representar un castigo mayor para los que menos tienen, y en especial para la clase media, a quien al parecer, se buscaría empujar hacia la fila de los pobres. Los incrementos de la gasolina y los productos básicos han lacerado más la economía familiar. Tal vez por eso, desde la presidencia se pide paciencia, a un pueblo que es manipulable, luego de que vive a diario bajo preocupaciones y presiones.
La reforma energética, siempre habrá de dejar las dudas, sobre en qué manos realmente estarán los energéticos, y si esto es parte de un plan, para rendir pleitesía a una élite de otro nivel, que anda en busca de explotar todo el petróleo del planeta. Aunado a esto, el tema de la inseguridad, cada vez llama más la atención, porque las condiciones extremas, llevan a la ciudadanía a poder aceptar condiciones, en donde se sacrifica prácticamente la libertad; y esa situación, es la que conviene a un régimen autoritario, corrupto y perverso, que esperemos, no sea en lo que degenere el gobierno peñista.   
La apuesta del presidente está depositada en las reformas impulsadas y sacadas adelante por su gobierno. Dice que México ya está en marcha, aunque en los hechos, el país no se ha movido ni un milímetro de donde se lo dejo el ex presidente Felipe Calderón. Los graves problemas siguen pasando lista de presente. Y lo que se impone, más allá de la propaganda política, es que el proceso de cambio realmente se vea. A dos años, no hay nada que festejar. La gente espera más seguridad y ver luz en sus bolsillos. Esa es la cuestión.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario