De pobreza, violencia y la desmemoria del PRI

Por: Emilio García Cárdenas
Al dirigente estatal del PRI en Guerrero, Cuauhtémoc Sandoval Romero, se le ve determinado en últimas fechas en hacer honor a su papel de oposición y, al más puro estilo de la izquierda radical, hilvana un discurso incendiario y agresivo con que ataca a los dos únicos gobiernos del PRD que ha habido, con la esperanza de que no haya un tercero.

El dirigente tricolor, declarado aspirante a la candidatura al gobierno del estado para el 2015, ubicado dentro del grupo del ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer, utilizó un tiempo las reformas estructurales, básicamente la energética, como médula de su discurso, diciendo que a partir de ellas el país se encaminaría a la bonanza económica, y en el clásico cliché, decía que “la gasolina, la luz y el gas serán más baratos”.
Al parecer, don Temo ya se dio cuenta de que su discurso sobre las bondades de la reforma energética no prende. Me atrevo a decir que éste es un tema que no fue programado para que los priístas de todo el país lo conocieran y supieran cómo abordarlo, dejándole el paquete a los que están en el Congreso de la Unión. Al menos Cuauhtémoc ha dado muestras de su ignorancia al respecto. Por ejemplo, cuando recién se aprobó la reforma constitucional en materia energética con los votos del PAN, PRI y aliados, declaró que fue “un hecho histórico y el mejor logro en 75 años”.
En el 2013 se cumplieron 75 años de la expropiación petrolera hecha por el presidente Lázaro Cárdenas, acto nacionalista que por más de siete décadas significó para el priísmo motivo de orgullo y alusión recurrente en sus discursos. Decir pues que regresar los hidrocarburos a los extranjeros es “el mejor logro en 75 años”, es a todas luces un desvarío de Cuauhtémoc. Evidentemente, el líder priísta no advierte que esa forma a ultranza de defender la reforma energética es la que apenas le queda bien al PAN, partido que se adjudica “el logro” de haber roto con el “estatismo” de tantos años del PRI.
Hoy , buscando nuevamente los reflectores con un tema local que cree conocer, el discurso de Salgado Romero se ha vuelto contra los gobiernos perredistas. Así, se le oye decir: “Yo quiero saber qué guerrerense puede decir que Guerrero está en paz, que transita por una economía libre donde no hay ningún problema económico y con los empleos suficientes. (…) Hace diez años estábamos en el octavo lugar en violencia, y hoy estamos en primer lugar”.
Cierto, nadie puede estar contento con lo que pasa en Guerrero. Este clima de violencia no lo podemos celebrar nadie, ni ricos ni pobres, ciudadanos de a pie e incluso la clase política, con todo y sus guaruras, los cuales ya no son suficientes para salir airoso de las malas intenciones de los criminales. Sin embargo, la responsabilidad por la violencia no es exclusiva del gobierno estatal, en este caso del PRD, sino compartida con el actual gobierno federal, del PRI, y de los anteriores, del PAN. Asimismo, cuenta mucho lo que hacen o dejan de hacer los gobiernos municipales. En Chilpancingo, por ejemplo, nunca ha gobernado el PRD, y como nunca tampoco, esta ciudad capital es hoy por hoy una de las más violentas del país.
Si nos vamos a Acapulco, gobernado actualmente por el Movimiento Ciudadano, hay que decir que los niveles de violencia siguen siendo altos, pero en el gobierno anterior vivieron una etapa cruenta, mientras lo gobernaba el PRI, cuando las mafias estaban desatadas y se enfrentaban entre ellas y contra el gobierno.
También se le debe aclarar al dirigente tricolor que la violencia criminal no es privativa de Guerrero porque lo gobierna el PRD, porque si adjudicamos la culpa a los últimos mandatarios de este estado, también hay que dar por hecho que, por ejemplo, en el estado de México se está en el primer lugar de inseguridad gracias al anterior gobernador, Enrique Peña Nieto, ahora presidente del país, y por el actual, Eruviel Avila, que no puede reducir los índices de criminalidad. Lo mismo sería en Chihuahua, Michoacán y Tamaulipas, gobernados por el PRI, y que forman parte de la lista de estados más peligrosos del país.
Hay que precisarle también al valentón líder priísta, por si cree haber descubierto el hilo negro, la fórmula para convencer al electorado guerrerense de votar por él, que hace diez años no se vivía mejor que hoy. De acuerdo con los cálculos del Consejo de Evaluación de las Políticas de Desarrollo Social, en el año 2000, iniciado apenas el gobierno de René Juárez Cisneros, la entidad con mayor porcentaje de población en pobreza alimentaria era Chiapas, con 53.3 por ciento, seguido por los estados de Oaxaca con 52.7 y Guerrero con 50.8. Para el 2005, las estimaciones realizadas por el mismo organismo federal indicaron que Chiapas tenía a 75.7 por ciento de pobres, seguido de -¡oh, sorpresa!- el estado de Guerrero con 70.2 por ciento. Un aumento en la tasa de pobreza de casi 18 puntos, que para 2010 se redujo en 3 puntos (67.6%) y en el 2012 creció a casi el mismo nivel del 2005.
El aumento exponencial de la pobreza en estos tres estados, históricamente los de mayor rezago en el país, son claro indicador de que las políticas públicas federales no han funcionado desde hace décadas. Sin embargo, como ya dijimos anteriormente, cuenta también lo que a nivel local se haga o deje de hacer, por lo cual es necesario mencionar que en el 2007 se supo de varias auditorías practicadas al último de los gobiernos priístas, revelándose que hubo desvíos por cantidades millonarias. Sobra decirlo que si los recursos que no se ocupan para combatir la pobreza, sencillamente la incrementan.
Hay muchas cosas que aclararle a don Cuauhtémoc Salgado sobre la pobreza y la violencia en Guerrero. De lo primero, ahí están los datos del Coneval, de fácil consulta pública en internet; de lo segundo, desafortunadamente, es difícil el acceso, pero hay historias que narran cuándo y quiénes contribuyeron con la guerra de mafias desatada en la entidad, mucho antes de la derrota del PRI, y al parecer a causa de que perdieron.

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