FORO POLITICO

Por Salomón García Gálvez

CASO AYOTZINAPA, DIVIDE OPINIONES

La iglesia católica que es uno de los sectores más importantes del país, ha mantenido una actitud muy sensata, respetuosa y prudente ante los violentos hechos de Iguala por la muerte de seis personas y la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Más del 90 por ciento de los mexicanos son católicos en México. 

Sin embargo, existen otros sectores radicales que se han ido al extremo. Optan por linchamientos públicos en contra de instituciones, y más que propiciar un buen escenario para salir de la crisis de Iguala, complican el escenario. Es el radicalismo a ultranza, y los oportunistas que se cuelgan de esos hechos para sacar raja política. Qué lamentable, pero así son…
La desaparición de los 43 normalistas, alcanzó niveles internacionales, y ayer simultáneamente a la marcha llevada a cabo en Chilpancingo, donde participaron más de cinco mil personas, hubo otras en por lo menos ocho países, incluido los Estados Unidos de Norteamérica. La demanda es la misma: presentación con vida de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
LA MARCHA DE CHILPANCINGO.
En Chilpancingo, los manifestantes –ayotzinapos- fueron apoyados por  la Ceteg radical, la CRAC-PC chantajista, la Feug no oficial más otras organizaciones que aprovechan el caso Iguala para colgarse y continuar vigentes. Los grupos armados que operan en la clandestinidad, aún no han fijado su postura en torno a esos hechos.
Los marchistas iniciaron su movilización por la Avenida Insurgentes y continuaron por el Boulevar Vicente Guerrero, carril norte-sur, portando mantas y pancartas y gritaron consignas contra el gobierno estatal y federal; también hubo “pintas” de repudio al asesinato de las seis personas y la desaparición de los 43 normalistas.
Desgraciadamente a la altura del Congreso Local, grupúsculos de jóvenes anarquistas se salieron de control y provocaron destrozos a la malla metálica y las barras de plástico del muro que divide los carriles de alta velocidad. Reprobable tal acción destructiva. 
En la capital del estado, el comercio cerró casi totalmente en la zona céntrica, no hubo labores en todas las dependencias oficiales y la movilización provocó congestionamiento vial; y la Ceteg radical anunció un paro laboral indefinido. No extraña que esa agrupación chantajista siempre se van a la “weba”. Noticia sería que trabajaran.
Ante tal escenario, el caso Ayotzinapa-Iguala, ya divide opiniones nacionalmente, y en los niveles más altos de la política. Lo cierto, es que el caso Ayotzinapa-Iguala, sirve como caldo de cultivo para muchos, pero también es un negativo evento que afecta la imagen de México en el exterior.
Ayer, por ejemplo, el senador Emilio Gamboa Patrón, líder del Senado de la República, cuando fue inquirido sobre el caso Iguala-Ayotzinapa, simplemente expresó: “No tenemos nada que ver con ese asunto”. 
Y así como Gamboa Patrón, existen otras voces de líderes políticos que no están de acuerdo con la desaparición de poderes en Guerrero, mientras otros sí; incluido un sector de la prensa que ha optado por el linchamiento contra el gobernador Ángel Aguirre Rivero, a pesar de que éste es ajeno a los sangrientos hechos ocurridos en Iguala la noche del pasado 26 y la madrugada del 27, donde fueron asesinados tres normalistas y otras tres personas, y saldo de 17 heridos.
Lo que queda claro es que, la policía bajo el mando de Aguirre Rivero –la estatal y ministerial- nunca participaron en los ataques en contra de los normalistas ni los deportistas o ciudadanos civiles. 
Pero esto, no lo quieren aceptar ciertos furibundos que ahora exigen la caída de Aguirre Rivero, principalmente aquellos a los que les quitaron sus privilegios, o bien no les dio chamba en su gabinete, o no les cumplió sus caprichitos. Los nostálgicos del poder.
Existen políticos inmorales, corruptos y buitres de distintos colores que se regodean con el caso Iguala-Ayotzinapa, y que se frotan las manos ante una remota desaparición de poderes, y que incluso sueñan con el interinato, cobrar facturas y llenar sus alforjas ($).
Al final de cuentas, una desaparición de poderes en Guerrero, afectaría a todos los sectores: Al PRD y al PRI; a todos los partidos políticos y al mismo gobierno de la República que también resultaría bastante deteriorado. Esto, lo sabe y lo tiene bien calculado el presidente Enrique Peña Nieto… Punto.

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