MEMORÁNDUM

Gerardo Ruano Cástulo

*** SABER CONVIVIR CON LA PRESIÓN Y SITUACIONES DE ALTO VOLTAJE

El manejo de las situaciones críticas hace la diferencia entre un líder ordinario y un extraordinario. Las situaciones tensas y complicadas siempre están latentes. De ahí, que los líderes extraordinarios están preparados para saber convivir con la presión. Tienen un esquema para enfrentar los desafíos. Y algo sumamente importante, se ponen al frente y asumen de lleno la responsabilidad.

Así es. La solicitud de licencia del alcalde de Iguala, José Luis Abarca Velázquez, era imperativa. No solamente por su mal manejo del discurso, ante los lamentables y condenables hechos sucedidos en su municipio, sino que su actitud, denotaba la evasión de su responsabilidad. Es decir, trató de escurrirse y mantenerse al margen de algo, en donde, hay que decirlo, debió haber sido él, quien asumiera el liderazgo. Quedó rebasado y evidenciado. Lo peor, hasta con dudas sobre su posible actitud permisiva ante los referidos acontecimientos. Por lo que no es casual, inclusive, que se diga, que hoy es buscado para ser presentado ante la justicia.
A principios de año, en la capital del estado, la inseguridad tuvo un brote fuerte. Lo que intentarían aprovechar los detractores del alcalde Mario Moreno Arcos, para denostar y perjudicar su imagen, luego de estar ubicado dentro de los más fuertes aspirantes a la gubernatura. Recordar, no solamente el fuerte asedio que sufrieron los empresarios a manos de la delincuencia y la postura de cierto personaje protagónico, que enfocó todas sus baterías buscando descarrilar el proyecto de Moreno Arcos. Hasta el atentado y muerte de una dama le quisieron colgar al presidente municipal.
En aquella ocasión, Mario Moreno asumió de forma inmediata el liderazgo sobre la situación. Lejos de hacer caso, a quienes decían que no se presentara a una reunión en el poblado de “el Ocotito”, en donde ya le tenían preparada una lluvia de calumnias, para molestarlo y hacerlo quedar mal ante la gente, lo cual no prosperó. Estuvo ahí y se mantuvo firme ante la situación. Aguantó con tolerancia y prudencia las palabras de quien nada ha aportado en bien de la sociedad. 
En medio de los señalamientos que le hicieron, fue el primero en ponerse a disposición de las autoridades competentes. Y al mismo tiempo, buscó incrementar y fortalecer la coordinación entre los tres niveles de gobierno, con el claro objetivo de mejorar los niveles de seguridad para la capital del estado. 
Durante la contingencia del año pasado, ante la inclemencia de la tormenta Manuel, el alcalde Mario Moreno, también, de forma inmediata, se puso al frente de la situación. Encabezó las tareas de ayuda a la población y de coordinación para evitar pérdidas humanas. De ahí, que en los momentos críticos, ha salido a flote el liderazgo extraordinario del presidente municipal de Chilpancingo.         
Lo sucedido en Iguala, ya dejaba mal parado al presidente municipal. El estar lejos de la situación lo ubicaba en un nivel altamente vulnerable. Peor aún, su postura desentendida del asunto, fue más devastadora para su causa. El pecado de omisión fue gigantesco. Y para poner el remache final, lamentable su postura de decir que no habría de pedir licencia. Lo que ya significa más problemas para el mismo Gobernador Ángel Aguirre Rivero.
De ahí, que su salida era inminente e imperativa, tal y como sucedió. Como justo pago a un liderazgo común y de escaso nivel. Incapaz de enfrentar una situación que estaba al rojo vivo. Incapaz de haber previsto y prevenido una situación de tal magnitud. 
Lo hemos dicho, una de las diferencias que distingue a los líderes extraordinarios, es la capacidad que tienen para saber convivir con la presión y las situaciones de alto voltaje crítico. Como lo ha hecho Mario Moreno Arcos en Chilpancingo. Esa es la cuestión.

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