MEMORÁNDUM

Por Gerardo Ruano Cástulo

*** ¿Vencer por vencer, y a cualquier precio?

Los tiempos de ayer nunca han sido mejores a los de hoy. Son solamente diferentes. Cada etapa reclama lo mejor del ser humano. La grandiosa virtud que han tenido los héroes, es que han hecho lo adecuado en el momento justo. Nada de andar imitando viejos moldes. Los de hoy, son tiempos que reclaman de liderazgos excepcionales, que estén sustentados en la sabiduría, para darse cuenta, que no se trata de vencer por vencer y a cualquier precio, sino que por encima de todo, está el que gane la inmensa mayoría de la gente.

Así es. Hemos visto que el movimiento surgido por el caso Ayotzinapa en la entidad, ha venido subiendo de escala, en cuanto a los actos de violencia y vandalismo. Es cierto, existe una alta indignación por los hechos ocurridos el 26 y 27 de septiembre en Iguala. Más eso, hay que decirlo, no justifica que se trasgreda la ley de manera impune, encubriéndose en la exigencia de justicia. Gradualmente, el afecto que había ganado el movimiento ante la barbarie, comienza a causar malestar y hartazgo entre la gente, especialmente en la capital, en donde gran parte de las actividades se han visto afectadas.
Desde las redes sociales, quienes apoyan al movimiento, justifican las acciones, saqueos y demás, aduciendo que son más corruptos los que están en el poder. Una canción muy conocida en nuestro país, buscando las excusas para evadir también la responsabilidad. Porque es lamentable, hablando de saqueos, que hay quienes se deshacen cuestionando todos los vicios de los gobernantes, tachándolos de inmorales, pero eso sí, cuando son puestos a prueba con algún artículo robado, que “les regalan” los normalistas, florece la verdadera condición humana.
Creo, que somos muchos los que aspiramos a un panorama mejor. La única diferencia, es que en mí caso, considero que la violencia no es el camino para generar paz y estabilidad. La violencia es el camino para instaurar la anarquía, y de paso, hasta para encumbrar líderes despóticos y tiranos, que son igual o peor que los que hoy gobiernan. No nos engañemos, a pocos conviene el ambiente de inestabilidad y agitación que se vive hoy en la capital de Guerrero. Solamente a pocos. Y es lamentable, pero pareciera, que a esos pocos, nada les interesa el dolor por los muertos y desaparecidos.
Me sorprende en las redes sociales, cuando aducen que hacen falta hoy caudillos como Zapata y Villa. La verdad, ellos tuvieron su momento. Cada quien en su tiempo. Por ejemplo, Morelos fue un héroe en 1813, cuando redactó los sentimientos de la nación. En cambio, si hubiese vivido en la época de Benito Juárez, tal vez habría sido fusilado al promulgar la religión católica como la única en la América Septentrional.  
Los de hoy, no son tiempos peores o mejores, son sencillamente diferentes, y reclaman de liderazgos a la altura de las circunstancias. En plena era de la información, cuando las cosas que suceden llegan en segundos a cualquier parte del planeta, es evidente que se necesita de líderes con un alto grado de responsabilidad, y con cimientos sólidos en sabiduría, a efecto de impulsar los cambios, por la vía, en donde la gran mayoría gane.
Los de hoy, no son tiempos de vencer por vencer y a cualquier precio. Las prendas más elevadas de los verdaderos líderes excepcionales, se ven cuando se apuesta a lo mejor para todos. Y no para servir a un grupúsculo, que en ocasiones se mueve en la clandestinidad. Esa es la cuestión.

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