MEMORÁNDUM

Gerardo Ruano Cástulo

*** Un año de hartazgos

El año que está por concluir, podría calificarse como difícil. Un año de hartazgos. Los acontecimientos reprobables y condenables de Iguala, son el ejemplo más duro, de una realidad a la que no escapa nadie. Todos padecemos el cáncer de la inseguridad y violencia. Hemos escuchado o visto de cerca hasta donde ha llegado está enfermedad social. El punto es, que gran parte de la sociedad está harta. Eso deben saberlo, quienes aspiran al gobierno de Guerrero para las elecciones que se avecinan.

Así es. Nadie puede decirse satisfecho, ante la situación que impera en la entidad. No se trata solamente del movimiento generado por lo sucedido en Iguala, sino el acumulado de una barbarie que no parece tener fin. La cultura de muerte sigue imperando, y hoy ha alcanzado también a la Iglesia católica.
El movimiento social que ha prevalecido por varios días en el estado, creo que tiene muchas razones que lo justifican. El hartazgo ha llegado a un punto muy elevado. La situación amerita dejar a un lado la indiferencia. Y por esa razón, las protestas y cuestionamientos hacia las autoridades son totalmente entendibles. 
Lo que no se justifica, y mucho menos se entiende, es que existan oportunistas que busquen llevar agua a su molino. Que aprovechando el hartazgo, intenten sacar jugo del dolor y el luto. Que aprovechando la situación crítica, le pongan un precio alto a su amor. Y vaya que se habrá de encarecer por la cercanía de las elecciones. A esa clase de gente, les cayó como anillo al dedo la situación. El escenario es perfecto para cotizarse alto. Poner en riesgo los comicios, eleva las tarifas del chantaje y lucro político.
Esa es la parte negativa y que debiera, también, tenernos hartos. Más aún, cuando es evidente, que tienen sus propios intereses políticos, con gente, que solamente puede ser gobernada por un tirano. Y creo, que la gran mayoría no nos merecemos, ni lo uno, ni lo otro. No merecemos tanta inseguridad y violencia. Mucho menos, que un grupo de radicales pretendan imponer su voluntad, con la excusa, de que según le apuestan a un cambio y al despertar de la conciencia social, cuando es obvio, que ellos también se han aprovechado de la ignorancia, pereza e indiferencia de la sociedad. Está bien dicho: “en tierra de ciegos, el tuerto es Rey”.
Siempre lo he dicho y lo sostengo: “bienaventurados los inconformes, porque son ellos los herederos naturales del éxito”. La situación de hartazgo, puede representar un buen motor para dar un giro a las cosas en el estado. El punto es hacerlo, por el lado más sabio. El camino de la violencia no parece la ruta más adecuada. Se impone buscar la unidad y la ruta de los objetivos comunes, que nos lleven a vivir en paz y armonía.
Elegir gobernantes en 2015, es un buen momento para apostar a la reconstrucción del ambiente político, que hoy luce destrozado. Los partidos políticos saben que han quedado a deber. Los aspirantes a gobernador, léase: Mario Moreno Arcos, Armando Ríos Piter, Cuautémoc Salgado, Luis Walton, Héctor Astudillo, entre otros, deben saber, que de llegar al encargo, lo harán en una situación sumamente complicada. El hartazgo está al máximo. No se trata únicamente del caso Iguala. Hay un acumulado de golpes que tiene lacerada a la sociedad. Esa es la cuestión.

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