*MPG se colocaron guantes de látex para ejecutarlos
Laura Sánchez Granados
Durante una conferencia de prensa el dirigente del Club de Periodistas de Guerrero Miguel Ángel Mata Mata, uno de los periodistas que fue secuestrado junto con alrededor de 120 personas entre comunicadores y sus familiares durante varias horas por integrantes del Movimiento Popular Guerrerense, cuando realizaban un evento de premiación en el municipio de Tlapa.
Ubaldo Segura Pantoja denominado el comandante y dirigente del Movimiento Popular, encabezó la movilización y el secuestro en el salón de fiestas La Quinta San José en ese municipio.
Miguel Ángel Mata informó que este martes interpondrán una denuncia penal ante la fiscalía estatal y la Procuraduría General de la República, contra los integrantes del Movimiento Popular Guerrerense por los delitos de secuestro, intento de asesinato y lo que resulte.
Comento que fueron golpeados, humillados y obligados a pedir perdón en una especie de juicio popular en Tlapa, agradeció a los medios de comunicación nacional que difundieron el secuestro, lo que evito que fueran linchados en ese lugar, ya que hasta guantes de látex se habían colocado y se armaron con toletes para ejecutarlos frente a un enorme grupo de ciudadanos enardecidos.
Mostraron a los distintos medios de comunicación las heridas que ellos y sus esposas tenían al ser golpeados por los integrantes del movimiento, señalaron a la reportera del Sur en Guerrero Carmen Gonzales de pertenecer al Movimiento Popular y dirigir las agresiones e indicaciones contra los periodistas de la entidad.
A la mayoría de los asistentes les quitaron su equipo de trabajo, cámaras fotográficas y de video, así como teléfonos celulares, algunos lograron esconderlo y se comunicaban mediante mensajes con periodistas del Estado para informar sobre su situación.
También enviaron mensajes a las autoridades federales, estatales, municipales y del ejército pero la ayuda nunca llegó.
Miguel Angel Mata, dijo que desafortunadamente los comunicadores en México estamos solos y nadie acude a prestarle ayuda cuando se encuentran en un caso de emergencia, llegan –lamento- cuando un periodista ya está muerto.
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