QUERIDO DIARIO

(Raúl Román Román

El Indio de Iguala)

Hoy es un día hermoso, precioso, pletórico de luz, de amor, de esperanzas y de un diario vivir lleno de actividades y propósitos de vida y trabajo. Hoy es una fecha idónea para agradecer la existencia terrenal que me han regalado mis padres y que está enriquecida con la salud de los papás y hermanos, la sonrisa de los amados hijos y nuestros queridos amig@s, sean reconocidos o anónimos, con el corazón en la mano, se desea elevar nuestra la gratitud a los seres humanos que se entregan en cuerpo y alma para arrancarnos una sonrisa a través de su ejemplo, de sus palabras y de su caminar íntegro, plácido, seguro y sabiendo lo que quieren cada día.

 En el alma llevo unos pesares tan duros como una losa, por los fallecimientos de doña Anastacia Bello, de don Fermín Cabañas, de doña Irma Campos y de Dalia, que Dios los tenga en su santa gloria, pues son y seguirán siendo seres humanos muy queridos por mi persona, a los que siempre les deberé sus sonrisas, sus pláticas y sus ejemplos maravillosos en su tránsito existencial.
 En la contraparte, reconocer la salud como un gran tesoro, al trabajo, que en esta ocasión me regala una fuente laboral en el Centro de Atención para Estudiantes con Discapacidad de Zihuatanejo, dentro del CETIS, adonde le debo el empleo al Lic. Javier Verboonen Otero, por lo cual siempre le estaré super-agradecido, y la hermosa amistad a Víctor Hugo Diego, Daris Mirena, Carmelo Apreza y Adriana Mendiola, con los cuales hemos pasado jornadas de intenso trabajo, y de fortalecer el espíritu por tener de alumnas a Guadalupe Ramírez, Rosa Isela Cortez, Jacquelin Reséndiz y Rosa María Acuanteco, que han llegado a la escuela para renovar nuestros votos magisteriales, de la manera más gratificante que un ser humano, común y corriente, pueda recibir.
 Este año fue de contrastes intensos e inolvidables, a tal grado que han dejado marcado indeleblemente, para bien y para mal, nuestra vida… los más dolorosos: los normalistas de Ayotzinapa, que aún no cierra sus telones, sino que lejos de ello, se ratificará el deseo perentorio, la exigencia permanente y la esperanza inextinguible, de saber de ellos, de volverlos a ver, de citar sus historias y de que la Normal Raúl Isidro Burgos siga siendo una alma mater… y por eso y de voz en cuello, se puede gritar: ¡Ayoootziii viiveee, la luuuchaaa sigueeee!... “Vivos se los llevaron, vivos los queremos!, porque para claudicar en nuestra lucha social, habría que morir.
 Y en los contrastantes matices existenciales, hoy les seguimos entregando el corazón, lleno de gratitud eterna, a nuestros amigos Rubén Passino y Graciela Nassif, en la sede de SIPEA en Córdoba, a Guillermo Adrián Salinas y Adela Elisa Cornejo, de los centros de San Rafael, Mendoza, ambos de Argentina y a Nancy Ramos Boer, en Montevideo Uruguay, por habernos distinguido con su amistad y cariño, con sus mensajes y distinciones, por sus palabras y vivencias, y más, por su vocación cultural y buscar incansablemente un mundo mejor, y que desde esos momentos de convivencia e intercambio artístico, llenaron de luz y felicidad nuestra vida terrenal, por siempre.   
 Es por estos motivos que siempre, por siempre y para siempre, se puede gritar abierta y sinceramente, con el alma entregada: ¡Graaaaciiiaaaaassssss!

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