MEMORÁNDUM

Por  Gerardo Ruano Cástulo  

*** El proceso y la imagen del gobernador

En el argot político, se dice que la legitimidad se gana por dos vías: Mediante el voto directo de los electores en las urnas, y por medio de los resultados del trabajo. Desde esa óptica, es evidente, que uno de los principales objetivos de los gobernantes, es mantener en alto su grado de credibilidad y aceptación. Seguramente, es en lo que ocupan su mente los asesores del Gobernador Rogelio Ortega Martínez. Y de hecho, sus acciones parecen haberse enfocado en esa dirección, aunque con muy poco grado de efectividad.

Así es. Nos hemos acostumbrado tanto a ese dicho de que “el fin justifica los medios”, que no es casual que hoy estemos inundados de tanta delincuencia y violencia. De tanta corrupción e ineficacia. La tentación es grande, por lo que está en juego. Querer crear una imagen buena y de impacto, aunque sea mediante acciones populistas, y que en realidad aportan poco para el desarrollo.
Es evidente, que para algunos es importante desarrollar una buena imagen al Gobernador Rogelio Ortega Martínez. Y lo es, no únicamente para marcar un sello y diferencia durante su gestión, sino porque lo que haga o deje de hacer, seguramente repercutirá para el futuro. Concretamente con las aspiraciones de algún aspirante, tal y como se menciona al actual rector de la UAGro, Javier Saldaña Almazán, quien acaricia el sueño de llegar a Casa Guerrero, dicen, que siempre y cuando todas las fuerzas políticas lo nominen, le pongan una alfombra roja, la gente le haga una valla, en las Iglesias le den un espacio en los altares, y en los hogares se lea su historia a los niños, cual nuevo héroe de la entidad.
Por eso es entendible la urgencia. Más se debe recordar que lo importante no es el resultado. Apostar al simple saldo, ya tiene convulsionado al estado. No se trata de calmar ánimos, satisfacer caprichos o dar pan y circo a la gente. Lo realmente importante es el proceso. Y en lo personal, porque quiero a mi estado, deseo que el mandatario tenga una mejor imagen. Que se gane la admiración y el respeto con trabajo. Que las acciones y las obras lo ubiquen en una mejor dimensión.
Abrir las puertas de Casa Guerrero es una acción bonita. Convertirlo en área cultural suena interesante. Más no ha venido a aportar nada importante para la vida del estado. Se ha quedado en una simple acción populista, para intentar levantar la imagen del  gobernador Rogelio Ortega Martínez. Los mismos que aplaudieron esa decisión, callaron ante la colocación de placas metálicas en el cercado del palacio de Gobierno, en aras de defender el inmueble de los ataques de los grupos inconformes, hoy la CETEG y Ayotzinapa. En pocas palabras, lo del palacio pone en evidencia que no se ha avanzado un milímetro en algo que nos una y nos reconcilie a todos. Lo de Casa Guerrero no rindió efecto.
Y qué decir de la entrega del informe de gobierno, partiendo en caminata del palacio de Gobierno al Congreso del Estado. Qué bueno que hizo caminar a su grupo de funcionarios. Más no debe olvidar, que más allá de ese tipo de poses, la plaza de Chilpancingo hoy es un asco. Que la mayoría de los que habitamos en la capital, anhelamos que cesen los bloqueos y actos de violencia. Una caminata no impresiona cuando existen otras prioridades en la agenda. Si los hechos hablaran de un gobernante que ha trabajado, no dudo que gente del pueblo se habría desbordado para saludarle. El punto es, que el fin no justifica los medios. 
El punto es, que alguien les tiene que informar, a quienes hoy trabajan con el gobernador, que lo importante no es el resultado, sino el proceso para llegar a éste. Y es que, para llegar a la Legitimidad existe un camino. Ponerse a trabajar. Esa es la cuestión.

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