OPINION

Por Manuel Tello Zapata

Propósitos de año nuevo

Ha comenzado un nuevo año 2015, y deseamos a todos  nuestros amables lectores que el presente sea de buenos frutos para todos ustedes; que Guerrero siga siendo mucho más grande que sus problemas y que la paz reine en todas nuestras regiones. Deseamos bienestar a todas las familias y a cada uno de sus miembros a lo largo de todo el año. Sea.

Luego de que iniciara el 2015, las movilizaciones para exigir que se esclarezca el destino de los 42 estudiantes de Ayotzinapa, han vuelto a ponerse en marcha, por lo que no se esperan cambios importantes en el escenario político y social de nuestro Estado, por lo menos en el primer mes del año nuevo.
En el marco del discurso que están enarbolando los padres de aquellos jóvenes que no aparecen, hay una nueva modalidad: califican como insensible a la sociedad guerrerense, que no se observa motivada para tomar las calles y exigir la aparición de los 42. Que no se confundan esos padres de familia. La sociedad local no es insensible a lo que sucedió en Iguala el pasado 26 de septiembre.
Simplemente, el pueblo de Guerrero no acepta que para exigir castigo a un delito… se cometan otros delitos, como ha sucedido desde el inicio de las protestas, en las que los  grupos de la CETEG, Ayotzinapa y sus socios anarquistas de la ciudad de México, pagados seguramente por Andrés Manuel López Obrador, han incurrido en actos de vandalismo y han cometido innumerables delitos como secuestro de autobuses, destrucción de vehículos particulares, ataques vandálicos a edificios públicos, asalto a unidades repartidoras y robo de su mercancía,  toma ilegal de casetas de cobro, robo de vehículos oficiales, destrucción e incendio de sedes partidistas, etc..
Los padres de familia de los 42, en efecto, realizan una movilización pacífica, pero en ningún momento han condenado, ni se deslindan de los hechos delictivos que cometen sus aliados. Es por eso que la sociedad guerrerense se aleja de este movimiento, que no busca realmente que se haga justicia y aparezcan -vivos o muertos- los estudiantes perdidos. Pero no les quepa duda, señores, el pueblo de Guerrero está dolido por lo que sucedió en Iguala y espera que las autoridades correspondientes hagan lo suyo, para terminar con la incertidumbre.
No le falta razón al Gobernador Ortega Martínez cuando afirma que existen líderes que están lucrando con el movimiento por los 42. Esto pisó muchos callos y de inmediato replicaron los de Tlachinollan y otras organizaciones, que se sintieron tocadas en sus fibras más íntimas. Pero es cierto. No todos los que exigen a gritos y sombrerazos justicia para Ayotzinapa, tienen un sincero deseo por que aparezcan los jóvenes y se castigue a los culpables. 
Por lo menos a los dirigentes de la CETEG, no los mueve en realidad esto. Su objetivo es aprovechar la coyuntura para crear ingobernabilidad y caos para apoderarse del Estado, como lo han hecho sus homólogos de la CNTE en Oaxaca. Es por eso que promueven diversas acciones totalmente infundadas, como la toma de palacios municipales para mostrar su fuerza, la exigencia de que se suspendan las elecciones, toma de edificios donde operan autoridades electorales, y el desconocimiento de autoridades municipales, para nombrar comunas por usos y costumbres, etc..
Esto normalmente nos movería a risa, de no ser porque en el fondo el propósito que persiguen es obtener ganancias personales y de grupo, cometiendo acciones delictivas aprovechando la excesiva tolerancia de las autoridades. Sin embargo, el más perjudicado con este plan con maña será el pueblo de Guerrero, si no se recupera el estado de Derecho por parte de las autoridades. Esto no es represión desde luego, pero debe volver la paz, con la aplicación estricta de la ley.
LOS MÁRTIRES DEL SESENTA
La ceremonia por el aniversario de los Mártires del 60, que fue encabezada por el Rector de la Universidad Autónoma de Guerrero Javier Saldaña Almazán, y que tuvo como invitado especial al Gobernador del Estado Rogelio Ortega Martínez, fue inédita por el gran número de asistentes, de discursos, de actitudes etc., y arrojó numerosas lecturas que continúan dando tema en los medios.
Ortega Martínez estipuló oportunamente que su participación era más como miembro de la comunidad universitaria que como jefe del poder ejecutivo. La cercana amistad que lo une con el Rector Saldaña Almazán no es desconocida por nadie y es muestra fiel de que la UAGro continúa firmemente unida en sus objetivos, y los grupos políticos internos siguen sosteniendo la unidad en torno a un proyecto académico.
Obviamente, a pregunta expresa de algunos periodistas, Rogelio Ortega mencionó el valor que tienen actualmente las posibles candidaturas ciudadanas como alternativa ante quienes representan a los partidos políticos y sin mencionarlo por su nombre, sugirió que alguien como el Rector podría hacer un buen papel como candidato a Gobernador, surgido de la sociedad civil.
Esto generó gran polémica y molestias entre diversos líderes partidistas y aspirantes a puestos de elección popular, que exigen en los medios al gobernador imparcialidad, para que el proceso electoral camine por los mejores destinos. Rogelio Ortega no quiso ser juez y parte con este comentario, pero no cabe duda que pisó algunos callos.

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