OPINION

Por Manuel Tello Zapata

POLÍTICOS DE DIÁLOGO 

El gran éxito que tuvo la temporada vacacional decembrina para nuestros destinos turísticos, vino a demostrar que el Estado de Guerrero no vive en una crisis política permanente, sino que son algunos grupos quienes alimentan tras nuestras fronteras, donde no se conoce a fondo nuestra realidad, esa impresión nefasta que ha dañado mucho la imagen de los guerrerenses, que no tienen culpa alguna de lo que hagan delincuentes organizados y algunos políticos corruptos.

En Acapulco especialmente, la buena mano del Alcalde Luis Walton Aburto para buscar soluciones a los grandes problemas, mantener el diálogo y la concertación en todo momento muy por encima de las diatribas y las discusiones estériles, ha logrado una gran distención. Hasta el cuerpo de bomberos acapulqueño ha reconocido que el bloqueo que hicieron a la Costera, no tenía el debido fundamento.
En el aspecto electoral, el Alcalde Walton ha demostrado que es el único político de la maltratada izquierda local, capaz de dialogar con todos. Igualmente lo hace con Andrés Manuel López Obrador que con Enrique Peña Nieto; con los padres de Ayotzinapa que con Ángel Aguirre Rivero. Es pues, el único con capacidad de diálogo, interlocución y unidad, que puede representar a la izquierda en la campaña por la gubernatura del Estado, con amplias posibilidades de triunfo, si se logra unificar en su entorno, a todos los partidos y organizaciones que comulgan con esa ideología.
UN DIPUTADO DEL PRD CON LA  CETEG.
Miembros de la CETEG y de Ayotzinapa, detuvieron ayer en céntrica avenida de Chilpancingo, al Diputado federal por el séptimo distrito, Jorge Salgado Parra. Pese a que se apreciaban en esto sujetos enmascarados intenciones nada amables, el joven político se mantuvo inmutable y no se espantó ante una posible agresión a su persona, como las que han sufrido otros de sus compañeros de partido.
El Doctor Salgado Parra abrió la puerta de su camioneta y descendió de esta, para dialogar con los cetegistas y con algunos comunicadores que presenciaron los hechos. El trato para con el legislador fue frío pero bueno. No hubo agresiones y Jorge Salgado dialogó con ellos en forma abierta y sin tapujo alguno. Su discurso caminó por dos senderos: apoyo absoluto a la lucha para que aparezcan con vida los 42 estudiantes de Ayotzinapa, pero repudio a las manifestaciones violentas que algunos grupos han hecho y siguen realizando.
Jorge Salgado Parra encontró buena respuesta en sus interlocutores, que no intentaron agredirlo físicamente ni obligarlo a marchar con ellos como ha sucedido con otros dirigentes del PRD. La conclusión de los cetegistas fue que estaban ante un político de actitudes positivas y con buenas intenciones, por lo que el diputado local pudo seguir su camino sin problema alguno, luego de saludar y despedirse de los manifestantes, que alcanzaron a pintarrajear su camioneta, pero eso fue todo.
AGUIRRE EN GUERRERO
Aunque en un principio la noticia de que el ex Gobernador del Estado Ángel Aguirre Rivero retornaría a nuestra entidad para continuar con su vida política generó protestas entre los grupos que exigen la aparición de los 42 estudiantes de Ayotzinapa, el conocido político ha estado aquí, por lo pronto para sostener reuniones con miembros de su partido político, el PRD.
Aguirre Rivero solicitó licencia ante el Congreso local, presionado por las circunstancias y con el tiempo de está viendo que fue usado como chivo expiatorio para calmar las protestas surgidas por el caso Iguala, en contra del Presidente Peña Nieto y de su gobierno. Ángel Aguirre no tiene responsabilidad alguna en los hechos de Iguala y hasta antes de ocurrir estos, su gobierno cumplía un importante papel en la lucha por el desarrollo de nuestro Estado.
La Periodista Denisse Meerker, publicó un reportaje donde quedó claro que el Gobierno de Aguirre Rivero informó con ocho meses de oportunidad a funcionarios de la PGR, sobre los hechos de inseguridad que ocurrían en Iguala y sus principales protagonistas. En el mismo reportaje, los funcionarios de la PGR reconocen que sí recibieron la información, pero no se actuó al considerar que hacían falta elementos suficientes.
El pasado 26 de septiembre por la noche, al enterarse de los primeros acontecimientos, Aguirre Rivero envió a Iguala al Secretario General de Gobierno Jesús Martínez Garnelo, y al Procurador General de Justicia, Iñaki Blanco, así como 500 elementos de la policía estatal, quienes de inmediato encerraron a los municipales de Iguala y procedieron a detener y consignar a 30 policías que resultaron positivos a la “prueba de la parafina”. Habían disparado sus armas.
Obviamente, cuando se hicieron estas acciones los municipales ya habían entregado a sus homólogos de Cocula, a los estudiantes detenidos y estos a su vez, los pusieron a disposición de los Guerreros Unidos, quienes procedieron como acostumbran hacerlo en ese municipio: ultimando sin tocarse el corazón, a quienes pusieron en sus manos.
A José Luis Abarca Velázquez no se le pudo detener de inmediato, porque tenía fuero; comenzaban las investigaciones y nadie sabía en esos momentos hasta donde habían llegado los hechos de violencia. Cuando el munícipe igualteco solicitó licencia, le avisaron de inmediato que ya iban por él, y puso pies en polvorosa. Ninguna autoridad estatal protegió su escape como afirman con dolo algunos grupos.
El gobierno de Aguirre Rivero actuó con oportunidad y sin omisión alguna. Si algún funcionario menor incurrió en acciones de omisión o maltrato hacia las víctimas de Iguala, no es responsabilidad directa del hoy ex mandatario estatal. En todo momento, Ángel Aguirre se ha dicho dispuesto a presentarse ante cualesquier autoridad, para aclarar dudas o alguna información al respecto; pero su conciencia puede y debe estar tranquila.
A lo mejor la culpa del político ometepequense radique en tolerar en extremo a los grupos radicales, en negociar con ellos en todo momento, y permitir de una forma u otra, que se le subieran a las barbas. Pero en lo sucedido en Iguala no tiene responsabilidad alguna. Su relación con el Alcalde asesino fue institucional y no hizo más de cuatro visitas oficiales a ese municipio. Ángel sabía seguramente muchas cosas sobre José Luís Abarca, pero cumplió con avisarle oportunamente a la PGR. Si esta institución no actuó en consecuencia, ya es diferente, otra cosa.
El Gobernador con Licencia ha manifestado su total respeto para con quien lo está sucediendo en el cargo, Rogelio Ortega Martínez, y asegura que no pretende intervenir ni causar problemas a su administración. Pero como guerrerense que es, de conciencia tranquila, no tiene por qué estar fuera de su Estado natal, ni dejar de convivir con sus amigos y familiares, solo porque un grupito de vándalos le mienta la madre cada cinco minutos.

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