MEMORÁNDUM

Gerardo Ruano Cástulo

*** Aguirre y lo que se viene

Después de la derrota que sufriera Ángel Aguirre Rivero en las elecciones de 2006, logrando ingresar a la senaduría por la puerta menos esperada, pocos pronosticaban que para el 2011, tendría un regreso importante, para conducir al PRD a ganar la gubernatura. El efecto López Obrador lo habría golpeado en aquella ocasión. Los yerros del PRI y el trabajo permanente lo llevaron a mantenerse en el ánimo de la gente.

Así es. En política los escenarios se mueven. Hoy se es fuerte y mañana se puede ser débil. Sucede también a la inversa, hoy se está en la cima, mañana en la parte más baja. En el caso del gobernador con licencia, Ángel Aguirre Rivero, podemos apreciar esa situación. En 2006, lucía como el amplio favorito para conducir al PRI a un triunfo contundente en las urnas, en la lucha por el senado. Sin embargo, esa fortaleza fue duramente golpeada ante el efecto provocado por el peje, quien se quedó a milímetros de la Presidencia de la República.  
Esa derrota parecía alejar a Ángel Aguirre de la ruta por la siguiente gubernatura. El caso es, que no sucedió así. Su trabajo permanente lo hizo recuperarse de aquella experiencia. Los mismos yerros del PRI lo hicieron más fuerte. Y tan es así, que en 2011, pese a que le cerraron las puertas, encontró en los partidos de la izquierda el cobijo, para lograr el más amplio triunfo de una elección por el Gobierno de Guerrero. Fue histórica y sumamente contundente su victoria.
Con el respaldo popular impresionante que obtuvo, pocos se atreverían a pronosticar que su gobierno fuese interrumpido. La historia nos habla de un periodo lleno de obstáculos y complicaciones. La inseguridad y los grupos políticos fueron dos de los más severos adversarios. El caso Iguala lo alcanzó hasta tener que separarse del cargo. Las presiones al interior y exterior del país, lo condujeron al mundo de la vulnerabilidad. Tenía que hacer un paso al costado y lo hizo.
A raíz de esa decisión, algunos comenzaron a darlo por muerto en política. Sin embargo, su reaparición en escena, pareciera indicar que va por la revancha. Hay quienes pronostican que podría regresar a la gubernatura que ganó en las urnas. Otros, que sencillamente aportará su liderazgo a favor de la causa del PRD. En cualquiera de los casos, sabiendo cómo se mueven las cosas en política, sería un error menospreciar su presencia. Creo que tiene buen capital político para aportar.
Y es que, si bien las circunstancias le llevaron a solicitar licencia al cargo, esto no significó que se hubiese quedado solo. Es evidente, que en torno a su liderazgo hay cuadros que pueden ser importantes en las elecciones de 2015, y específicamente en los municipios más importantes y claves del estado. No es casual, que la dirigencia estatal perredista valore la calidad de su liderazgo y lo que éste habrá de aportar para lo que se viene.
Creo que Ángel Aguirre es un político que sabe convivir con la presión y las situaciones difíciles. Ha sabido como sobreponerse a las derrotas y a los escenarios de vulnerabilidad. Se ha hecho fuerte. El trago amargo ya lo bebió. Dicen, los que saben de la filosofía del éxito, que después de haber caído, ya no hay nada más abajo, así que lo que sigue es levantarse. 
El punto es, que el Aguirrismo se prepara para ir bien organizado a las elecciones que se avecinan. El factor Aguirre buscaría tener su efecto. ¿Será eso positivo? Esa es la cuestión.

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