jueves, 26 de febrero de 2015

MEMORÁNDUM

Gerardo Ruano Cástulo

*** El lenguaje de la violencia

El maestro se dirigió a sus discípulos para decirles, que habían escuchado en la ley de Moisés, “ojo por ojo y diente por diente”. Sin embargo, ahora él les proponía: “Cuando alguien te pegue en una mejilla, ofrécele la otra”. La idea clara, es la de poner un freno a la violencia. Esto no sucederá, si sigue con esa absurda interpretación, de que a cada acción le corresponde una reacción, pensando prácticamente en devolver cada golpe y cada agresión, con la misma o una mayor intensidad.

Recuerdo también, que leí sobre lo que era capaz de lograr Buda, al que una vez alguien abofeteó, sin que él emitiera una reacción negativa. La persona que lo golpeó se contrario al ver su tranquilidad. Intentó golpearle por segunda ocasión, más ya no pudo. La serenidad del maestro lo había derrumbado. La violencia no se combate con más violencia. Dicen, que después esa persona se convirtió en su seguidor.
Los grandes maestros que han impulsado la filosofía del crecimiento humano, coinciden en que la paz no se genera a partir de la violencia. Se genera a través de la expresión máxima de éste universo: el amor. El punto es, que los líderes mundiales que han gobernado al mundo, han sido invadidos por ese deseo de mantenerse en el poder a cualquier precio. La historia de la humanidad registra historias cruentas. Revoluciones que tienen el sello de los tiranos. Y hoy en día, un grupo de jefes de estado que se organizan, por medio de la ONU, para avalar saqueos, genocidios e invasiones en el supuesto nombre de la paz.
El lenguaje que hoy se ocupa a nivel mundial para buscar la paz, es la violencia. Y la buscan justificar, estigmatizando a quienes no están de acuerdo con sus políticas, como enemigos de la paz, y con ello desplegar ofensivas que solamente siembran muerte y destrucción. Leía un informe, en el libro el anticristo, de que en el mundo solamente 5 días al año tenemos paz, más de 360 son de Guerra. La violencia es el sello de hoy.
Lo grave del asunto, es que los análisis van en la ruta de que existe la posibilidad de una tercera guerra mundial. Los hechos de violencia dan visos de esa posibilidad. No tan solo en el ámbito mundial, sino al mismo seno de los países, en donde el negocio que más dinero mueve en el mundo, después del petróleo, se ha intensificado: El narcotráfico.
México es escenario perfecto de esa radiografía. El negocio de la droga tiene hundido al país en una terrible crisis de violencia, inseguridad y falta de oportunidades. No parece haber quien pueda detener este grave problema social. Para colmo de males, el problema de la violencia se contagia. Los grupos de protesta e inconformes se organizan y responden con actos de la misma índole. Desde las estadísticas se lee que en 7 de cada 10 hogares de México se registra algún tipo de violencia.   
El lenguaje de la violencia se ha metido hasta las casas. Figura en las escuelas. Lo vemos y vivimos en la calle. El grado de desconfianza se ha incrementado. Y si las cosas van por esa ruta, la pregunta es: ¿Por qué quienes impulsan la búsqueda de un cambio, apuestan a lo que está envenenando al mundo? 
¿Por qué apostar a la ley del talión, del golpe por golpe, si esa ley es obsoleta y no aporta nada para el crecimiento humano y las sociedades? Poner la otra mejilla, no significa dejar que te pasen por encima, es promover la virtud por encima del vicio. Es apostar por la paz, en lugar de la violencia.
Alguien debe darse cuenta, que la violencia solamente ha traído malos saldos y nos ha alejado más de la posibilidad de vivir en armonía social. Creo, que los maestros, debieran ser los primeros en saber dar lectura a esta situación. Esa es la cuestión.

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