MEMORÁNDUM

Gerardo Ruano Cástulo

*** ¿A qué aspiramos como sociedad?

Una de las historias que más me han agradado, dentro de la filosofía del crecimiento humano, es aquella, en donde el entrenador emocional, como él se autodefine, y escritor, Anthony Robbins, va en busca de satisfacer su anhelo por manejar un auto fórmula uno. Un sueño que logra conquistar, junto con una gran enseñanza de vida.

Así es. Robbins relata, que por la velocidad que alcanzan esos carros, es complicado mantener el control de los mismos, especialmente cuando existe algún incidente o accidente. Le tocó derrapar en varias ocasiones. En todas ellas, el muro de contención lo recibió con cariño.
El entrenador que tenía para alcanzar su sueño, al ver esa situación, lo llamó en corto para darle algunas instrucciones y claves para lograr mantener el control del auto. La parte que más se grabó en la mente de Robbins, fue cuando se le dijo, que lo principal, pasara lo que pasara, así fuera un derrape, el golpe de algún otro carro o una llanta ponchada, nunca quitara la vista de su camino. Que la vista es el sentido que mantiene el control del auto. Y pudo comprobarlo más tarde, ya que luego de sufrir un percance, dar varios giros, como nunca quitó los ojos de la ruta que llevaba, se mantuvo en la carrera. Su carro quedo acomodado y listo para seguir adelante.
Robbins, en sus libros, retoma el tema por la importancia que reviste el enfoque. El fijar muy bien la atención en lo que hacemos, así como a las diferentes señales que llegan del exterior, para que éstas no nos saquen del camino que hemos decidido recorrer para alcanzar nuestras metas y objetivos. Digamos también sueños.
El punto es, que mucho antes de abordar el carro, debemos saber hacia dónde nos dirigimos. Tenemos que contar con una ruta para poder encender el vehículo. Una vez, sabiendo el camino a recorrer, lo importante es no quitar la vista del objetivo, pase lo que pase, suceda lo que suceda. Las tempestades pueden retrasar un poco la llegada, más no impedirla si se mantiene la vista en lo que se persigue.
Lo anterior, podemos retomarlo también en el ámbito social, ante la importancia de saber, como sociedad, que es lo que deseamos. Conocer cuáles son nuestras aspiraciones. En qué ambiente deseamos convivir. Qué tipo de personas esperamos que nos gobiernen. Las próximas elecciones son una magnífica oportunidad para establecer un rumbo diferente. La situación es, si la gran mayoría apunta hacia ese cambio o seguirá pensando como el rebaño, que se siente satisfecho con lo que come a diario.      
Hoy se manejan varios nombres y posibles alianzas entre partidos en la ruta por la gubernatura. Se habla de que habrá sorpresas. Al margen de quienes queden en la lucha y del perfil de los posibles aspirantes, habría que revisar, si realmente nuestro enfoque como sociedad apunta hacia un cambio que urge en el estado.
No se trata de nombres. Me queda claro, que el pueblo puede poner y quitar gobernantes. La situación es, que si no existe en lo social, un enfoque que busque la eficacia, honestidad y servicio, el resultado será más de lo mismo. Debemos ser autocríticos, para aceptar que nuestras omisiones nos han llevado hasta donde estamos. Culpar al gobierno es fácil. El punto es, ¿Dónde está puesto nuestro enfoque social? Si está en quejarnos, buscar mezquinamente beneficios, el destino no será igual, sino peor. Porque, al igual que las enfermedades, el fracaso y la miseria humana, son acumulativas. 
¿Hacia dónde tenemos puesta la vista como sociedad? Esa es la cuestión.

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