MEMORÁNDUM

Gerardo Ruano Cástulo

*** Talento ante la adversidad

Dicen los evangelios de la biblia, en la llamada parábola de los talentos, que a todos se nos han dado cualidades especiales. La diferencia, es que algunos saben administrar bien los talentos, mientras otros, la gran mayoría, han decidido enterrarlos y no aprovecharlos. Relata el evangelio, que el señor llamó a tres de sus sirvientes. Al primero le dio 5 talentos. Al segundo 3. Y al tercero, solamente uno. Pasado el tiempo, regresó el señor para pedir cuentas.
El que recibió 5, puso a trabajar los talentos y entregó otros 5. El segundo hizo lo propio y además de los 3 que recibió, entregó otros 3. En tanto el último, solamente regresó para devolver el talento recibido. Tuvo miedo, porque conocía de la exigencia del señor, así que decidió enterrarlo para no perderlo.
La parábola refiere que al señor le agradó que los dos primeros hubiesen puesto los talentos a trabajar y que entregaran ganancias. No fue así con el último, a quien mandó poner fuera y que le quitaran el talento para dárselo al que tenía 5.
Es tan rica la lectura, que para algunos, se puede interpretar como la aprobación de Dios sobre la riqueza. Que desde lo alto, se ve con buenos ojos el que los seres humanos se esfuercen por lograr mejorar en el plano económico. Y por el contrario, se detesta la flojera. 
Tomando de referencia el texto, en el ámbito del crecimiento humano, la riqueza se define como la capacidad de la persona para resolver todas las situaciones que se le presentan. La capacidad para explotar a plenitud sus talentos. En cambio, la pobreza, se establece como la estrechez mental. Cuando el mundo se cierra y no hay deseo por poner en marcha la imaginación. La pobreza no es escasez de cosas materiales. Es lo reducido de la mentalidad.
Es curioso, más sin embargo, a pesar de que la gran mayoría de los seres humanos, aceptamos que poseemos talentos grandiosos, decidimos, en muchas ocasiones, no sacarlos a flote o enterrarlos. Se nos ha dotado de una capacidad innata para advertir los riesgos y peligros. Para saber cuándo las cosas no caminan por la ruta adecuada. Pero lejos de atender a esas advertencias, seguimos transitando por el camino hacia el fracaso.
Esto lo podemos ver en el ámbito de la salud. Recientemente, me acabo de enterar de dos casos de personas conocidas que hoy luchan contra el cáncer. Según los estudios y las estadísticas, en el año 2030 estaremos hablando de que dos de cada cinco habitantes en el mundo, estarían enfermos de éste padecimiento. Casi la mitad de la población. No habrá atención médica, ni medicamentos que alcancen.
Es evidente, que en ese terreno, los talentos del ser humano han estado enterrados. Seguimos con la misma alimentación, con el consumo desmedido de cosas procesadas y con políticas públicas que siguen dañando el medio ambiente. Sin olvidar, la ambición de los más poderosos, que sin importarles la humanidad, siguen haciendo experimentos, con radiaciones y hasta vacunas y medicamentos.
Bien se dice, que los dos enemigos más grandes que tiene el ser humano, son: el miedo y la ignorancia. Lo remarca Jorge  Bucay en sus textos: “lo más grave del ignorante, es que no sabe que lo es”. Y en los evangelios, se habla del daño que produce el miedo al cambio.
Las señales de los tiempos, nos avisan de la importancia de voltear la vista hacia la parábola de los talentos. Por tenerlos enterrados, males como el cáncer siguen avanzando. Urge, sacar lo mejor del ser humano. Esa es la cuestión.

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