OPINION

Por Manuel Tello Zapata

Candidatura que crece

Con los más de tres mil ciudadanos que acompañaron ayer en Ayutla al candidato del PRI a Gobernador del Estado, Héctor Astudillo Flores, se confirma porqué está arriba en todas las encuestas. En Ciudad Altamirano aglutinó su presencia a cuatro mil personas; el pasado miércoles en Chilpancingo, más de cuatro mil priístas lo acompañaron en un acto público, y así sucesivamente. En sus reuniones sectoriales recibe el respaldo firme de los empresarios, transportistas, campesinos, comerciantes, etc..

Por su gran calidad moral y humana, Héctor Astudillo Flores es el enemigo a vencer para muchos de sus contrincantes. Su experiencia política y administrativa supera en mucho al resto de los candidatos donde salvo el de Movimiento Ciudadano, Luis Walton Aburto, quien también ha sido Diputado y Senador de la República, el resto no cuentan con una trayectoria digna de ser tomada en cuenta… Y eso lo toma muy en cuenta el pueblo elector.
Por cierto, seguramente desesperada porque su campaña no levanta, la candidata del PRD, Beatriz Mojica Morga se ha dedicado a proferir ataques personales y directos contra Héctor Astudillo, como esa mención de que Chilpancingo es la capital más atrasada y si el del PRI no pudo arreglarla en tres mandatos, menos podrá con Guerrero.
Se le olvida a esta inmadura candidata, que Chilpancingo solo es el reflejo de un Guerrero que no ha logrado alcanzar el desarrollo, porque la federación no le destina un presupuesto suficiente. Existe corrupción y malos manejos en la administración pública que no son culpa de Héctor Astudillo, sino de muchos años de atraso, y de luchas sociales mal concebidas que no han permitido la atracción de suficiente capital para crear fuentes de empleo.
El PRD ha gobernado diez años en Guerrero y seguimos igual o peor de jodidos; pero no se le puede echar la culpa a nadie en lo personal de nuestro subdesarrollo; porque tenemos un problema estructural y de malas prácticas que se tiene que superar mediante una profunda reforma constitucional que nos dé instituciones bien vigiladas en el manejo de los recursos, para terminar con la corrupción y avanzar en la solución de nuestros problemas ancestrales.
Héctor Astudillo por el contrario, maneja su campaña con profundo respeto a sus contrincantes, seguro de que no es con el ataque fácil como se puede convencer al elector de que le otorgue su voto. Es la imagen de hombre o mujer honesto; es el proyecto personal de trabajo y el acercamiento total con el pueblo, lo que lleva al triunfo de un candidato en todo proceso electoral. La guerra sucia se le revierte a quien la acostumbra, o hace uso de ella para descalificar al adversario.
Mientras en el PRD la imposición de la candidata está resquebrajando su estructura y las deserciones están a la orden del  día, en el PRI se respira unidad en torno al candidato a Gobernador, y se subsanan los errores para mantener esa armonía. Héctor Astudillo Flores está en el camino de la victoria y debe aplicar en su objetivo toda la experiencia que acumula, el buen trato para con todos sin distingo ni marginación alguna, y su absoluta decisión de no engañar al pueblo con falsas promesas.

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