¡VOY MANO!

Por: Emilio García Cárdenas
Aunque todavía hasta hoy se sostienen pláticas y hacen esfuerzos para lograr la unidad de las izquierdas con miras a las elecciones del próximo 7 de junio, las probabilidades de que se concrete son pocas. En la lógica de que ganar y perder no son términos absolutos, la dirigencia nacional del PRD respecto de una candidatura común con Luis Walton a la cabeza. no mostrar un verdadero interés por unificar la candidatura con el Movimiento Ciudadano por el simple pragmatismo de ganar y, a la vez y otra vez, perder.

Claros ejemplos de que el PRD ha ganado elecciones pero también perdido su imagen e identidad, son  Zeferino Torreblanca y Ángel Aguirre. El primero ni siquiera fue capaz de afiliarse al partido e hizo lo imposible por que no ganara en la elección del 2011. El segundo, aunque se afilió y fue más incluyente al otorgar cierta cantidad de espacios a los cuadros perredistas, terminó lacerando la imagen de la institución al descubrirse malos manejos financieros por parte de familiares del gobernante, y que son noticia desafortunada para varios meses más.
¿Qué caso tendría ganar con Walton para luego volver a perder, y probablemente más? La plaza entera. Basta ver los números con que resultó la pasada elección de comisarios, donde el MC triunfó en 39 de 67 comisarías municipales. Basta ver, también, la integración del gabinete municipal, con menos de un 20 por ciento de perredistas desempeñándose como funcionarios.
Walton en Acapulco, de presidente municipal de Acapulco, donde Luis Walton no cumplió con el compromiso básico de establecer un gobierno de auténtica coalición. ¿Qué caso tendría ganar con Walton para, ya con el poder, junto con su partido apropiarse enteramente de la plaza? Siendo un hecho, pues, que Mojica Morga es la candidata, lo es de facto de las izquierdas de Guerrero, considerando que el PRD es el de mayor fuerza y representación políticas en la entidad. Por tal, la necesidad de que se construya una candidatura común con el MC y PT que garantice el triunfo electoral en las elecciones del próximo 7 de junio, no es precisamente el interés supremo de la cúpula perredista, y hay que decirlo, tampoco del dueño de la franquicia del MC, en este caso Walton.
Lo ha manifestado en círculos cerrados y públicamente ha dado señales. Las declaraciones de Luis Walton el día de su toma de protesta son indicadores claros:  “Si no fuera posible la unidad total de las fuerzas progresistas, aquí hay un candidato, un proyecto y un partido”. Y en respuesta a si le interesa ir en unidad con el PRD, remachó: “Vamos a ver qué pasa, no está todavía nada decidido; soy un candidato y esperamos que ellos tengan su candidato y vamos a tratar de que haya pláticas”.
Lectura: Walton no fue capaz de considerar siquiera la posibilidad de que en lugar de un “candidato” surgiera una “candidata”, y entonces medirse.
Los llamados “Chuchos”, por su parte, se sabe que no quieren tratos con políticos ligados a Andrés Manuel López Obrador, y en su lógica de ganar o perder, tienen ya bien claro que ir con externos por mero pragmatismo no necesariamente les retribuye lo mejor. Ejemplos enormes son Zeferino Torreblanca en el 2005 y Ángel Aguirre en el 2011. El primero, sobre todo, no tan sólo renegó del partido que lo llevó al poder sino que lo combatió para evitar que repitiera.
Definitivamente que perder y ganar no son términos absolutos. Suele pasar que una victoria es la antesala de una serie de derrotas, tal y como sucedió con la elección de presidente municipal de Acapulco en el pasado proceso, donde el PRD fue en coalición con Movimiento Ciudadano. ¿Qué pasó? Pues que Luis Walton, el alcalde electo y dirigente máximo del MC, realmente no integró a su gobierno en puestos relevantes a los cuadros perredistas, partido que, innegablemente, es el que le trajo el mayor caudal de votos.
Sumado a la negativa para integrarlos a su gobierno, el MC se consolidó en términos territoriales fortaleciendo su estructura, al ganar, con la ventaja de tener el control del presupuesto y programas del ayuntamiento, la mayoría de comisarías municipales en la elección del año pasado.
Así pues, ¿para qué intentar ganar con otro externo, si, peor aún, este personaje cuenta con su propio partido y propios intereses? La victoria, sin duda, sería la antesala de más y peores derrotas.
Bety es ya la candidata a gobernadora. Definitivo. Le resta acaso ser la candidata de unidad del PRD. Esa es la tarea para ya.
Pero eso digo yo.

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