CONCIENCIA CIUDADANA

Por Raúl Méndez Díaz

Reflexiones sobre la “Semana Santa” 

Con la celebración de una de las festividades religiosas más importantes como lo es la “Semana Santa”, se da la pauta para reflexionar sobre su simbolismo y su relación con el comportamiento humano. La muerte y resurrección de Jesús, el Maestro de Maestros; está impregnada de un profundo simbolismo y  grandes enseñanzas, que al parecer no han sido entendidas ni aplicadas en todo su contexto por la humanidad. 

Sin profundizar en el análisis esotérico del significado de tan importante celebración, sólo se mencionará la relación que tiene con la llegada del Equinoccio de Primavera, que representa la regeneración de la vida,  con toda la energía que irradia el Astro rey, El Sol, sobre la Madre Tierra, que al igual que la Resurrección del Maestro Jesús, representa la renovación del ser humano, con el nacimiento de su Cristo Interior.
Las narraciones bíblicas resaltan cómo el Maestro Jesús, ofreció su vida para el perdón de los pecados terrenales, una noble causa y sin duda un gran sacrificio, que precisamente lleva a las reflexiones de que si ese sacrificio realmente valió la pena; si en verdad ha cumplido con su cometido; si la especie humana ha evolucionado hacia la bondad, siguiendo tan ejemplar sacrificio. 
Todas las representaciones que se realizan en muchas partes del planeta sobre la pasión de Cristo, con el misterio de su muerte y resurrección, se realizan no sólo como mera tradición, sino como un vivo recuerdo cada año, sobre el renacer a una nueva vida virtuosa, bondadosa y con el menor número de pecados posibles.
Llama poderosamente la atención que invariablemente, los mensajes de esta época, desde el Papa, hasta el más modesto sacerdote o ministro religioso, sean siempre con un desesperado llamado a la paz, a la reconciliación, a la concordia y a evitar la violencia, la injusticia o la soberbia de la raza que tiene el don de desarrollar la razón, la conciencia, el entendimiento.
Es sorprendente también, y dicho con todo respeto, las penitencias de flagelo que se realizan y que se supone son de las dimensiones para expiar culpas, en lugar de tener la conciencia abierta para hacer los sacrificios necesarios, para evitar cuando menos los pecados profanos que más lastiman a la sociedad en general, olvidando el dicho popular: “golpe dado, ni Dios lo quita”. Que lamentable es vivir en el auto engaño de hacer fuertes penitencias para seguir “dándole vuelo a la hilacha”. Vivir en la rectitud, sin mojigaterías, requiere de un manejo adecuado del Libre Albedrío, que exige del esfuerzo diario y consciente de las acciones cotidianas; es tener en la memoria permanentemente y no sólo en “Semana Santa”, esa gran enseñanza de la muerte del Maestro Jesús y del Cristo renovado.
Es asumir el compromiso y la responsabilidad de cada quien para forjar un mundo mejor, pero “En verdad es un gran desafío tratar de penetrar en mentes llenas de ignorancia, oscuridad, codicia y engaño”… “Ustedes son responsables de crear su paraíso o su infierno, basado en los propios pensamientos, palabras y hechos” (James Van Praagh, Alcanzando el Cielo).
 “TODOS POR LA PAZ Y POR UNA MEJOR CONCIENCIA CIUDADANA.”

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