La Columna

-¿Seguirán con sus pataleos en el PRD?
-Sus propios correligionarios los rechazan.
-Pero, tercos, se blindan ante la autocrítica.

De angel irra carceda

En el Partido de la Revolución Democrática insisten en descalificar a los ciudadanos que dieron la victoria, en Guerrero, al priista Héctor Astudillo Flores. Beatriz Mojica Morga, ex candidata al gobierno estatal por el PRD, continúa secuestrada, influenciada y hasta manipulada por sus dirigentes nacionales. Lo hemos citado antes, Beatriz Mojica no fue mala contendiente, pero las condiciones para su partido eran adversas en el plano social, político y electoral.

Estaba destinada a la derrota, y lo sabían “desdedenantes” al seno del PRD. No fueron pocos los personajes de ese partido que lo admitieron, incluso, antes de que iniciara la campaña por la gubernatura.

La señora cometió muchos errores; en su equipo igual, y la dirigencia nacional del PRD, incluido su vocero, el tal Acosta Naranjo, lo mismo, porque siempre que vino a abrir la boca la regó.

A Beatriz Mojica la arrastraron Los Chuchos, y fue porque ella misma permitió que éstos desplazaran, minimizaran a los perredistas de Guerrero.

Pagó las consecuencias y eso está a la vista, porque los dirigentes de las corrientes del PRD en Guerrero, ninguneados por la dirigencia nacional, enfocaron sus baterías a ir a cuidar sus parcelas, a sus candidatos de corriente. Sus propios intereses, pues, porque algunos fueron igual candidatos.

Perdió Beatriz Mojica y ellos ganaron. Así de fácil. Y la señora acusa todos de traidores, cuando ella misma los minimizó y permitió que la cúpula perredista los avasallara.

Todos sabemos que impugnan la elección para gobernador, y que argumentan mil irregularidades, entre estas que criminales financiaron la campaña del PRI.

Se olvidan, precisamente, de los vínculos del PRD con personajes del crimen organizado, algunos de los cuales ya están en prisión. Por favor.

Acudieron a los órganos electorales a presentar la querella correspondiente, pero resulta que los priistas ya respondieron, ante esos mismos órganos, y aportaron lo que a sus intereses corresponde.

Este domingo, Día del Padre, por cierto, los priistas aportaron lo suyo ante los órganos electorales y documentaron que muchas, sino todas las acusaciones del PRD, con una verdadera farsa.

Incluso ofrecieron una conferencia de prensa donde precisaron las mentiras de los perredistas que, según precisaron, inventaron todo tipo de “pruebas” de los perredistas en, por ejemplo, gastos de campaña de su candidato Héctor Astudillo Flores. Reviraron que Beatriz Mojica y la cúpula de Los Chuchos “inflaron” todo tipo de gastos de campaña del candidato priista que ahora es gobernador electo, con el desesperado afán de restarle votos que éste ganó en las urnas.

Beatriz Mojica debiera entender que a los ciudadanos que ahora llama “traidores al pueblo”, porque le dieron su confianza a Héctor Astudillo, más adelantito tendrá que regresar a pedirles el voto, porque se postulará como candidata al Senado de la República.

Y debiera de entender, también, que a sus protectores (Los Chuchos) no les queda mucho tiempo en el poder del PRD.

Al parecer no calcula bien, y está claro que nadie lo hace por élla. Está claro que le pasa de noche lo que enfrentan, a nivel nacional, quienes se han dedicado en los últimos años a lucrar con lo que tenía de fuerza electoral el PRD.

La nueva conformación político-electoral nacional obliga a Beatriz Mojica a ser prudente, madura.

Es obvio que antes, durante y después de la campaña jamás concilió al interior de su partido.

Se quedó sola y sigue sola, “solitita“, nada más “apoyada” por quienes se acostumbraron a presionar con todo tipo de argumentos vanos, como en el caso de Guerrero, para negociar prebendas.

Y, en lo personal, no creo que lo logren, porque estoy seguro que el PRI y su candidato ganador, Héctor Astudillo, no se doblegarán para conceder esos beneficios del presupuesto a los que tanto se acostumbraron Los Chuchos.

Sí, es mafia que se aprovechó y hundió los sueños de los ciudadanos que se convirtieron en perredistas confiados en una verdadera opción de izquierda en México.