Memorándum

*** El cariño de Mario Moreno por Chilpancingo. 

Gerardo Ruano Cástulo
Aquél era un evento especial. Un delegado de la ONU, si, de esa cosa que dicen defiende los derechos humanos, habría de compartir una charla con pequeños de diferentes nacionalidades, quienes fueron seleccionados por su excelente nivel académico. Todo comenzó con un saludo. Luego vino el reparto de banderas de la ONU, en fondo blanco, por aquello de que según trabaja por la Paz. De ahí, los pequeños recibieron un folder con todo lo referente a los derechos de los niños. Aquello era un material de colección.

Antes de entrar en materia con la charla, les exhibieron una película, sobre la forma en que trabaja la ONU, ya saben puras obras de caridad, a efecto de vender una súper imagen del organismo.
Ahora sí, todo quedo listo para que el delegado charlara con los peques. Su discurso se centró en los derechos de los niños, en apego al folder que se había entregado minutos antes.
De tal forma, que el delegado dijo: “los niños deben ser respetados y protegidos, porque existe una carta de derechos que obliga a los adultos a hacerlo.” Y levantando la dichosa declaración, les reafirmó, “Aquí está escrito.” Diciéndoles que podían checar el documento en el folder que les dieron.
De pronto, un niño pidió la palabra. El delegado le concedió el turno. Las palabras del pequeño fueron las siguientes: “A mí, en mi casa, no me protegen y cuidan porque la ONU y su carta lo diga”. De ahí, el delegado cuestionó: “¿Entonces, por qué?”. El peque respondió: “Mis papás lo hacen, porque me AMAN. Esa es la verdadera razón y no lo que usted está diciendo.” (Del taller de la imaginación de Juan Francisco R.)
Efectivamente, la norma más grande del universo es el amor. Todas las religiones del planeta tienen como medida para el bien, la misma receta: El amor. Ama a Dios, Amate a ti mismo, ama a tu prójimo. En suma, las cosas hay que hacerlas por amor y con amor. En cualquier actividad de la vida, así debiera de ser.
En ese sentido, recuerdo el sello particular del gobierno de Chilpancingo, encabezado por el alcalde Mario Moreno Arcos, quien evidentemente, sabe de eso, de amar a su municipio. Los hechos así lo dicen. En su primera gestión, rebasó todos los records de construcción de obra pública, para una administración municipal en la capital. Y en su segunda oportunidad, la que transcurre, el mejoramiento de la imagen es uno de sus sellos particulares. Todo comenzó por las banderas. Pasó por las avenidas, Lázaro Cárdenas, Ruffo Figueroa e Insurgentes. 
No olvidar, las glorietas, del caballito y de Colosio. Como tampoco, los trabajos en la segunda etapa de la Avenida Insurgentes, la remodelación del impactante parque de la Avispa y el avance de los trabajos en la plaza Unidos por Guerrero. Sin duda, el amor de Mario Moreno por la capital, se ve reflejado, en una de sus partes, en éste aspecto de la imagen urbana.
Podrán decir cosas sus detractores, pero es evidente que Mario Moreno se encuentra cerrando con un buen saldo. La obra pública es palpable, y en el terreno político, el PRI se llevó todo en la capital. Creo, que el amor a Chilpancingo, por parte de Moreno Arcos, se ve reflejado en obras y acciones. Esa es la cuestión.

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