Memorándum

*** Saber convivir con el rechazo.

Gerardo Ruano Cástulo
Domitilo era un joven que admiraba a un gran maestro. Si bien, no lo habían elegido para formar parte del círculo más cercano, él disfrutaba de seguir al maestro, y especialmente de sus enseñanzas. Se encontraba fascinado con los milagros que había visto, así como de la cantidad de gente que lo seguía.

Después de percatarse, el maestro, de que Domitilo lo había seguido durante un largo tiempo, se acercó a él para saludarle y compartirle un mensaje positivo para la vida. En esa charla, el joven aprovechó para decirle que lo admiraba y que veía que toda la gente lo quería.
“Todos los que te ven, se desbordan de alegría para escucharte y ser testigos de las obras y milagros que haces. Maestro, todo mundo te quiere”, remató el joven Domitilo. Ante esto, el maestro no le dijo nada, solamente le hizo una invitación: “Acompáñame mañana a visitar algunas poblaciones”. 
Al día siguiente, Domitilo se presentó muy temprano ante el maestro, quien le indicó que le siguiera. Se trasladaron hasta donde el maestro nació. Para sorpresa del joven, en ese lugar no recibieron bien a su maestro. Algunos lo menospreciaban diciendo que era un simple carpintero. Y hasta sus mismos familiares decían que estaba loco.
Domitilo no encontraba explicación a lo que había visto. De hecho, estaba triste. Al verlo el maestro, se aproximó a él para preguntarle cómo se sentía. Entonces, el joven le indicó que no entendía porque razón, su gente, la que lo vio crecer, le había tratado de esa forma.
Después de una pequeña pausa, Jesús, sí el humilde carpintero, le manifestó: “Precisamente para eso te he invitado a venir. Para que aprendas una regla básica para alcanzar el éxito”. El joven preguntó: “¿Cuál regla maestro?”
“Para alcanzar el éxito, debes aprender a convivir con la presión, el fracaso y el rechazo. Por difícil que parezca entender, es precisamente, en los lugares donde crece el ser humano, en los que menos confianza le suelen tener, y todo porque lo conocen, como si la genialidad consistiera en tener o no dinero, en ser de piel clara u oscura, entre ser alto o bajo, o el hecho de ser de una u otra ocupación. Desconocen y olvidan, que la genialidad está dentro de todos los seres humanos, sin importar, sexo, edad, nivel económico, ni raza o religión”.     
A pesar de haber hecho muchos milagros, sus paisanos rechazaban a Jesús. Prueba de que es importante, saber convivir con el rechazo. Eso aprendió aquél día, el joven Domitilo. 
Guardadas las proporciones, algo similar sucedió en el municipio de Eduardo Neri, en donde una gran parte de la ciudadanía, decidió ir en contra de su paisano, candidato a diputado local, Ignacio Basilio García, quien a pesar de esto, logró un triunfo importante en las urnas, convirtiéndose, en el primer Zumpangueño en ganar una curul por esa demarcación. Ya se metió a la historia.
Nacho Basilio, como se le conoce en el ambiente político, sabía de antemano, que en su municipio, con todo y el cúmulo de obras que se hicieron durante su administración, había gente interesada en ponerle el pie, para verle caer. Ese rechazo, motivado más por envidia, que por otra cosa, no frenó al candidato priísta, quien encontró en la sierra el respaldo más fuerte para alcanzar la diputación local.
El ex alcalde de Eduardo Neri, tuvo en sus manos, con anticipación, datos sobre el comportamiento de la ciudadanía de su municipio y hacia donde iba la intención del voto. Esos datos duros no lo detuvieron. Por el contrario, sirvieron de motivación para sellar uno de los mejores triunfos que obtuvo el PRI, en las elecciones del 7 de junio reciente. Saber convivir con el rechazo. Así se llama la regla. Esa es la cuestión.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario