Memorándum

*** MM; político sin mezquindades.

Por Gerardo Ruano Cástulo
Dionisio era el nombre de aquél hombre. Se le conocía por la inmensa fortuna que había logrado. Su gran virtud, había sido trabajar de sol a sol y ser muy cuidadoso de los recursos. Cero despilfarros. Por su situación económica despertaba la envidia de muchos. Todos pensaban que era una persona feliz, puesto que, según, lo tenía todo.   

Sin embargo, pese a todo lo alcanzado, había algo que le incomodaba. No era para menos, en su afán de ser más feliz, fue en busca de un maestro sabio para recibir consejos que lo fortalecieran. Cuando llegó cerca de donde el maestro predicaba, fue imposible acercarse hasta éste, en virtud de toda la gente que le seguía.
Y como si fuese obra del destino, se sentó a escuchar lo que aquél maestro enseñaba. El dardo, con palabras de alto impacto entró en su cerebro. El maestro dijo: “Es muy difícil que un rico entre en el Reino de los cielos”. Con eso tuvo suficiente para entristecerse. Esas palabras, significaban que no había valido la pena tanto esfuerzo y sacrificio.
¿De qué le servía tener tanto, se decía hacia sus adentros, si al final de cuentas, no era grato ante los ojos de Dios? La idea, le despertó una terrible incomodidad. Llevaba más de 15 días de haber escuchado esas palabras, así que tomó la decisión de ir de vuelta a buscar al maestro y preguntarle, ¿Por qué razón es muy difícil que un rico vaya al cielo?
No alcanzó a llegar hasta él otra vez. Pero en ésta ocasión, fue testigo cuando Jesús se sentó a la mesa de una persona rica. El recaudador Zaqueo. Aquél chaparro que se trepó a un árbol para ver al maestro y éste le dijo: “baja de ahí, que hoy comeré en tu casa”. Pudo ver, Dionisio, que a Jesús no le incomodaba la riqueza y que lo único que esperaba era un corazón rico, dispuesto a dar a los demás y reparar los daños, como lo hizo Zaqueo.
Dionisio entendió, que ser rico no es malo. Es reprobable acumular y acumular y no dar nada. La avaricia y mezquindad no solamente pasa por la cuestión monetaria. Lo es también en materia de experiencia, conocimientos y sabiduría. Todos tenemos algo que dar. Al final de cuentas, Dios a todos da en abundancia.
Creo que en la cuestión política existen diferentes casos. Uno positivo, que habla de dar, es el del alcalde capitalino Mario Moreno Arcos, quien sin duda, posee una carrera política que ha venido en ascenso, producto de que su crecimiento, se ha reflejado en mejores acciones, obras y trato con la gente.
Mario Moreno ha ganado en experiencia, conocimiento y sabiduría. No es el mismo político de hace unos años. Hoy cuenta con una hoja de servicio respetable, la que se ve reflejada en acciones acorde a su crecimiento. Creo que no ha sido mezquino con la gente. Y prueba de esto, es que en su primera gestión como presidente municipal, logró concretar más de mil obras en la capital, en lo que se convirtió en un record histórico. Hoy la apuesta está en cambiar la imagen a la ciudad. Las avenidas y parques son la base de ese nuevo rostro que se merece Chilpancingo.
El punto es, que Mario Moreno ganó habilidad política y eso se tradujo en más recursos para el estado, cuando él fungió como diputado federal. Hoy, el escenario lo pone en la ruta del PRI estatal, lo que se escucha como una magnífica noticia para ese instituto político. Lo es así, porque el aún alcalde, acostumbrado a dar, seguramente, daría un giro importante al priísmo Guerrerense. Esa es la cuestión.

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