MEMORÁNDUM

*** Las grandes obras, no las hace una sola persona.

Gerardo ruano cástulo.
Las instrucciones del maestro fueron claras. “En 15 días es la presentación de los trabajos finales. Será con una maqueta libre, sobre temas de desarrollo humano. La expondrán en el auditorio del Instituto, en donde tendremos el honor de contar con jurados conocedores en la materia”. Todo estaba dicho, así que los alumnos pusieron manos a la obra. Fueron 15 días de buscar y pensar en la mejor exposición. Y como no hay fecha que no se cumpla, el gran día llegó. Los alumnos comenzaron a llegar con sus trabajos. Y el que más llamaba la atención, era el de Matías.
Era una obra arquitectónica, de una ciudad en miniatura, que lucía esplendorosa. Los demás alumnos y sus padres, le veían con gestos de envidia, diciendo hacia sus adentros: “Ese trabajo no lo hizo él, se lo hicieron”.
La exposición inició, con una gran mayoría de trabajos, donde se veía a personas subiendo escaleras, montañas, en fin, gente en ascenso. La idea era la misma. No había nada nuevo, hasta que vino Matías y despertó enormemente el interés de los jurados. Cuando colocó su trabajo frente a todos, se escucharon las murmuraciones. El joven dijo que en el camino al auditorio: “Escuché muchos gestos de admiración. Dijeron que es una ciudad muy bonita. Y otros expresaron su frustración, al manifestar que ojala viviéramos en un lugar como éste”.
“Aquí les digo”, continuó Matías, “Qué si queremos una mejor ciudad. Un lugar más digno donde vivir, es necesario, primero, que seamos mejores personas.” Eso arrancó el aplauso del público, menos de un grupo de padres, cuyos hijos habían presentado también sus trabajos. Un miembro del jurado grito: “Bien hecho muchacho”.
Entonces, desde los asientos del público un padre de familia gritó, “Pero ese trabajo no lo hizo él. Es claro que otras personas le ayudaron”. Ante eso, después de un silencio sepulcral del público, Matías señaló: “Es cierto, yo no lo hice”. Lo que hizo sonreír al padre de familia, sintiéndose dueño de la verdad. Pero el joven agregó: “No lo hice solo, porque nunca las grandes obras las ha hecho una sola persona. Para ser mejores seres humanos y tener más bonitas ciudades, se requiere del trabajo de todos. No he venido a exponer una obra del llanero solitario. Sino el sueño de quienes hicimos la maqueta, de contar con un mejor lugar para vivir, el cual lograremos, si nos esforzamos por ser mejores personas.” El público se puso de pie y el jurado. Matías había dado una aportación ejemplar. (Del taller de la imaginación de Juan Francisco R.)
En esa idea, creo que el alcalde electo, Marco Antonio Leyva Mena, trae un buen proyecto para Chilpancingo. Los acabados del mismo, los está definiendo ahora justamente, tocando puertas en la federación para poder avanzar hacia un municipio distinto.
Marco Leyva, como se le conoce en el ambiente político, parece saber que la construcción de un mejor municipio, requiere de un trabajo sumamente coordinado con la federación. Más adelante lo será con el gobierno Astudillista. Y en suma, sabe que no hay obras del llanero solitario. Esto requiere, de la suma de todos los que anhelan un futuro distinto al que se vislumbra ahora.
Lo importante será, que esa misma idea llegue a todos los espacios del municipio, porque en la edificación se requiere de la participación conjunta. El punto es, que la ciudad y sus comunidades, será mejor, con cada acción positiva de su gente. Teniendo calles limpias, parques en buen estado, respetando accesos, en fin, todas las cosas que están a la mano hacer. En tanto, hoy Marco Leyva hace la parte que le corresponde. Tocar puertas. No hay espacio para dormir. Esa es la cuestión.

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