QUERIDO DIARIO

Raúl Román Román
¡Es un orgullo ser profesor!... En estos momentos, miles de alumnos, de los niveles educativos básicos, están presentando, dirigidos por sus profesores, los exámenes de diagnóstico, basados en sus conocimientos anteriores y en las vivencias, experiencias, testimonios y referencias que la vida y la escuela les ha deparado. Estas pruebas escritas servirán para que los maestros tengan una referencia objetiva y demostrable, de cuáles son sus capacidades de memorización, análisis, síntesis, reflexión, seriación, reversibilidad, deducción, crítica, asimilación y acomodación de su capacidad cognitiva.

 A la vez, las maestras y profesores de la República Mexicana, estarán muy atentos y alertas en las manifestaciones afectivas, emocionales, psicomotrices y vivenciales, que les puedan referenciar el carácter, los hábitos, las destrezas, las habilidades y las formas de acción y reacción que tengan sus alumnos, a las que una novedosa corriente pedagógica les llama Competencias, y que poco a poco irán concentrando esta información en su expediente, para agrupar las evidencias pertinentes a su labor docente.
 Así mismo, nuestros docentes irán planteando sus estrategias de estudio y trabajo, haciendo gala del respeto a los Derechos Humanos, en donde seguramente sembrarán, en la conciencia infantil y juvenil, los valores de la libertad, la solidaridad, la honradez, la sencillez, la humildad, el diálogo, la justicia, el respeto, la democracia y la igualdad, primordialmente.
 Sobre estos cánones, se tiene que tener en cuenta, la labor magisterial, tan hermosa, pero a la vez tan sensible y delicada, pues en cada alumno se tiene una personalidad diferente, con diversas formaciones familiares, vivencias varias y referencias de la vida reducidas, amplias, medianas, grandes y extragrandes, pues si en casa están acostumbrados a ser ordenados, respetuosos, dialogantes, pues esos valores portarán y ejecutarán, en caso contrario, la escuela es la institución que detonará y fortalecerá esta formación individual y social, al igual que si en el interior de la familia se estila leer, escribir, practicar un arte, una ciencia, algún deporte o algunas otras actividades complementarias, como participar en el quehacer doméstico, responsabilizarse de guardar la ropa, los zapatos, los juguetes y arreglar la mesa, pues vamos de gane, pues esos valores sociales tendrán nuestros alumnos, que adaptarán y amoldarán a las dinámicas escolares.
 De manera sobresaliente, el profesor a) tendrán que adaptar su práctica docente ante veinte, treinta y hasta cuarenta alumnos, todos diferentes en su proceder y habituados a diversas formas de vivir, y ahí es donde surge la magia escolar, pues el propósito institucional es que los alumnos se preparen para la vida, para poder convivir y desarrollarse como seres humanos pensantes, actuantes, críticos, reflexivos, analíticos y con un gran cúmulo de valores espirituales, aplicados a su diario vivir.
 Aquí radica el titánico trabajo de los profesores, de poder atender eficiente y mágicamente a un grupo diverso de alumnos, para formarlos como capaces estudiante y mejores seres humanos, cada día.
 Pero lo que no tiene precio en la existencia, es cuando los niños y jóvenes mexicanos se levantan muy temprano, animados para ir a la escuela, llenos de esperanzas, colmados de fe, confiados en la sana convivencia que promoverá su mentor, siendo el premio mayor, para éste, la hermosa e incomparable sonrisa de cada uno de sus alumnos… por estos motivos: ¡Es un gran orgullo ser maestro!

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