¡Hombre no te confíes! Da un giro hacia lo bueno

El hombre puramente intelectual y racional no posee La Inteligencia, es decir la fuerza de la conciencia despertada. En él la inteligencia divina está todavía oculta en su mayor parte, que es el Logos que sabe de todas las cosas y que eleva al hombre a la sabiduría verdadera y a la ética y moral elevadas, a la vida desinteresada.

A algunas personas durante esta vida terrenal les afecta el destino, es decir en ellas se han hecho efectivas las causas que estaban latentes en ellos hasta ahora. Otros sin embargo caminan aparentemente por la vida terrenal sin preocupación, sin que les afecten las causas que quizás todavía yacen en sus almas. Esto hace que un hombre a pesar de su alma ensombrecida puede poseer en esta vida todo lo que desee, y satisfacer así todas sus apetencias en la creencia de que los buenos espíritus están de su lado, lo que no significa que sea así a pesar de que su vida terrenal todavía no demuestre ninguna carga. En algún momento las cargas pueden activarse en su alma y en los astros de registro, en el caso de que no las haya reconocido y purificado a tiempo, de forma que se harán efectivos en él golpes del destino, enfermedades, problemas o accidentes.
Un hombre que por el momento no reconoce los efectos de las causas que todavía descansan latentes en su alma puede, a pesar de ello, trasformar su vida terrenal de forma provechosa para el desarrollo de su alma, si vive y actúa según el mandamiento del amor desinteresado. Lo bueno que realice y cumpla se reflejará como luz en su alma y podrá iluminar muchos ensombrecimientos que yacen todavía en lo profundo, incluso podrá disolverlos parcial o totalmente. Este hombre ya no tendrá que sobrellevar ni sentir todos los efectos que tendrían que haber ido surgiendo en él.

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