MEMORIA DE LA COSTA GRANDE

Los desastres naturales

La naturaleza siempre ha llevado sus bondades al hombre, como ser genérico, pues desde siempre le provee de vastos alimentos, del valioso material que usa para su resguardo, protección y estilización de sus casas-habitación, y una extensa gama de materiales regionales que el ser humano ha aprovechado de manera utilitaria y majestuosa.

 Pero dentro de este espectro ambiental, los fenómenos naturales denotan las deficiencias o excesos que pueden contraer sus consecuencias, ya sea por cumplir sus ciclos normales, por las circunstancias ambientales o por la acción industrializada de los seres humanos que llegan a alterar sus causas, desarrollo, consecuencias e impacto.
Vayamos al recuento de la historia…
*En Atoyac, en 1833 la población y municipio de Atoyac es atacado por una epidemia de cólera morbus causando numerosas víctimas.

*En 1883, se expande una epidemia de cólera entre Atoyac, San Jerónimo y Tecpan, que  por las crónicas antiguas se llegaba a prender fuego a los cuerpos, casas y enseres, para tratar de evitar su propagación y que en la costa tomó signos de alarma y urgencia social.
*En abril de 1906 se recuerda un fenómeno con signos de terremoto que devastó la franja costera del Pacífico, y al no haber los adelantos que pudieran anticipar este suceso ni los medios para divulgarlo, son pocos los datos que se pudieran citar, aunque el temblor ha sido citado entre abuelos, padres, hijos y nietos. 
*En 1915, una sequía de las de aquéllas inicia un cuadro desolador, pues detiene la producción agropecuaria y somete a la población a un período de hambre muy difícil de asimilar. Y para completar el cuadro, una plaga de langostas invade los campos costeños provocando la pérdida total de los cultivos, cuya calamidad se fue extendiendo hasta 1916, y que dicho espacio y tiempo fue conocido como “El tiempo del hambre”.
*El 15 de octubre de 1922, día dedicado a Santa Teresa, cambió la historia, principalmente de Petatlán y San Jeronimito, pues sus efectos todavía están en la mente de sus pobladores de antaño… al haber una creciente de grandes proporciones que comenzaba con aire atemperado y lluvia normal, para que al pasar el día se fuera tornando en un cielo totalmente gris y que al crecer el cauce de los ríos, tocaban las paredes de las casas de bajareque para socavarlas y finalmente derrumbarlas.
 En la tierra petatleca, sobre las calles que van a dar al río se llevó las casas que habían en su orilla, tanto así que llegó hasta lo que hoy es el centro, el Barrio de La Hoja, La Blanqueada y lo que actualmente es La Casa de la Cultura, ante el azoro de que podían sacar muchísimos peces en ese río revuelto y en plena plaza central.     
*El 11 de noviembre de 1961, el huracán “El Tara” devastó a toda la costa. La fuerza del viento se notó un día antes por la tarde, cuando ya este fenómeno natural empezaba a manifestar su presencia.
 Al comenzar el siguiente día, sobre las 8:00 horas, el aire se juntó con la lluvia que fue torrencial y arrasante… las casas de bajareque en Nuxco, Tenexpa y Tecpan empezaban a derrumbarse sin que sus habitantes pudieran evitarlo, y las familias trataban de salvarse unas con otras ante esfuerzos infructuosos, pues en el primer pueblo dejó la ausencia de cerca de 700 personas y un número no contabilizado entre los tecpanecos y tenexpeños, que al otro día y en el caso particular, sabiendo que a la población con el mar los separa aproximadamente 2 kms. por la franja de palmas cocoteras, huertas de plátano y siembras, así como demás vegetación silvestre, ahora estaban al descubierto, pudiendo ver el litoral marítimo, siempre querido pero ahora abatido, ante el desaliento de sus habitantes.
 Mientras en Tecpan, el impacto fue menos lacerante en situaciones humanas, aún así, la zona de acceso carretero que comunicaba hacia la carretera con Zihuatanejo se partía prácticamente, la piedra conocida popularmente como “La Tambora”, de 10 mts. de alto por 7 de ancho y de forma irregular, era arrastrada por la corriente fluvial y se impactaba contra el puente para no volver a aparecer jamás, ni uno ni la otra.
 A raíz de este suceso se funda la población tenexpeña de Villa Rotaria, que se desprendió de los sobrevivientes afectados del barrio de La Cahuayana.
 A la vez que se crea y se conserva un dicho popular, y se cierne cuando hay un accidente o desgracia personal, que sirve de poco consuelo pero que da cierta conformidad social: - “¡Más se perdió en Nuxco!”…”
*En los temblores del 19 y 20 de septiembre de 1985 los daños fueron generalizados, pero adonde tuvo mayor pérdida e impactante suceso fue en el municipio de Coahuayutla, pues debido a estos movimientos telúricos, fue destruida parte de la cabecera y en las poblaciones de Nueva Cuadrilla, Barrio de Guzmán y el Barrio de Lozano, hasta cambiar la fisonomía geográfica local.
*15 y 16 de septiembre de 2013, la tormenta Manuel devastó gran parte de  Guerrero, en los municipios costeños de Coyuca, San Jerónimo y Petatlán, con un desastre que hasta la fecha se lamenta y no cicatriza. (Desde el hermoso “lugar de mujeres”. Raúl Román Román. El Indio de Iguala).

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