MISCELÁNEA

El héroe de Alhóndiga 

Jesús Cayetano Norberto

Después de que el Cura Miguel Hidalgo y Costilla encendiera la llama de la libertad en Dolores Hidalgo, Guanajuato; el 15 de Septiembre de 1810, las luchas a muerte entre insurgentes y realistas fueron muy repetidas. 
En las provincias, saben del levantamiento en Guanajuato; por lo que el grito se repitió en diversas provincias por la infinidad de injusticias cometidas por los españoles; fue así que el 19 de septiembre,  los hermanos Víctor y Manuel Bravo se suman al movimiento de independencia y con un contingente de cien hombres se levantan en armas en Chilpancingo, Guerrero. 
Mientras, en las poblaciones del oriente de Guanajuato se unieron mineros y peones de haciendas aledañas. El día 21 de septiembre, Miguel Hidalgo hace su entrada triunfal a la ciudad de Celaya, Guanajuato, acompañado por Aldama y Allende y casi 20 mil hombres; mal armados, con ondas, garrotes, lanzas, machetes y unos cuantos fusiles, sin ningún entrenamiento, pero con el corazón por delante.
En Celaya, las masas se desbocaron y saquearon a lo más que pudieron,  aunque Aldama y otros soldados de carrera intentaron inútilmente contenerlos. Tras este episodio, Hidalgo fue proclamado “Capitán General de América” por encima de Allende, que tuvo el rango de teniente general.
A pesar de las simpatías que despertó inicialmente, el movimiento de Hidalgo, fue mal visto por las clases medias y altas, pues los líderes eran incapaces de contener a su tropa. Por el mismo motivo comenzaron a hacerse más visibles las diferencias entre Allende e Hidalgo
El 24 de Septiembre, El obispo electo de Michoacán Manuel Abad y Queipo, excomulga a Miguel Hidalgo por haber iniciado la lucha de emancipación nacional, considerada como una rebeldía y herejía; “…E insultando a la religión y a nuestro soberano D. Fernando VII, pinto en su estandarte la imagen de nuestra patrona nuestra señora de Guadalupe, y le puso la inscripción siguiente: Viva nuestra madre santísima de Guadalupe. Viva Fernando VII. Viva la América. Y muera el mal gobierno…” 
Cuando Hidalgo y el ejército insurgente llego a Guanajuato el 28 de Septiembre, venia de apoderarse de Salamanca, Irapuato y Silao; la parte central del estado, llego totalmente protegido por casi 50  mil hombres.
Tantos hombres juntos, jamás habían sido vistos por los realistas, quienes en lugar de enfrentarlos mejor optaron por replegarse y refugiarse en Alhóndigas de Granaditas, lugar donde se almacenaban los tesoros (como tres millones de pesos), plata en barra, dinero en efectivo y hasta un azote de la real Hacienda, además de alimentos para resistir la escasez. 
Todo intento por apoderarse de la Alhóndiga resulto inútil, por lo que Hidalgo y los jefes insurgentes, opinaron que la mejor forma era quemando su puerta principal. Para esta acción, Hidalgo llamo a Juan José de los Reyes Martínez “El pípila”, quien tenía este apodo por las pecas que llenaban su cara parecido al Guajolote.
De los Reyes Martínez era trabajador de minas, que  formaba parte de las filas insurgentes. Para lograr su cometido, “El pípila”, se coloca en la espalda una laja de cantera y con ella arrastrándose pecho tierra se dirigió a la entrada de la alhóndiga, en una mano portaba una antorcha y en la otra brea o aceite, el cual unto en la puerta y de forma inmediata incendio, lo que permitió entrar a la fortaleza y pelear hasta adueñarse de ella.
Por esta acción, Hidalgo y los insurgentes se apuntaron otro triunfo, quedando registrada la valentía del Pípila, no solo en el estado de Guanajuato, si no a nivel nacional.
Después vinieron mas luchas en donde participaría el pípila, hasta que la muerte lo alcanzo el 25 de julio de 1863, por muerte natural.
Por ello, cada 28 de Septiembre, en Guanajuato hay fiesta en honor a Juan José de los Reyes Martínez, donde también se entrega en este día la presea el “pípila de plata” para recordar la acción de tan valiente soldado de la patria. ¿Habrá más Alhóndigas que incendiar?.

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