MEMORÁNDUM

*** Dejar testimonio de servicio

Gerardo Ruano Cástulo
Naty era la nueva maestra de la escuela del pueblo. Cuando bajó del camión, caminó junto a quienes iban para el lugar. Tan luego rodearon un pequeño montecito, vieron las casas a una distancia no muy lejana.  Creyó que llegarían rápido.
El asunto es, que pasaban los minutos y no llegaban. Tardaron más de dos horas en el recorrido. El camino trazado era largo, lo que contrastaba con la observación de primera mano, al bajar del camión. Ahora entendía, porque maestros anteriores habían dimitido al cargo.
Pero eso no era todo, ya que al llegar, se percató de las abundantes carencias y necesidades. Lo curioso del caso, es que el pueblo estaba ubicado en un lugar estratégico. Con buen campo y suficiente agua. Durante el camino, la maestra había observado grandes posibilidades de crecimiento, y tomó nota puntual de ello. Así, que además de dar clases, Naty fue en busca de las autoridades para comenzar a revertir la situación. La recibieron con recelo. Le escucharon con desgano. Tenían poca fe en que las cosas cambiarían.
La maestra salió de ahí, sin decir nada. Se dedicó a dar clases. Entendía la resistencia de los adultos a cambiar. Así que cuando pudo, tomó a los alumnos y los llevo a una caminata. Los colocó en un sitio muy especial. A todos les pidió que tomaran una piedra. Después les dijo, que las colocaran todas juntas, para después decir: “aquí construiremos un gran puente, que nos hará ser un pueblo próspero y en donde la gente viva mejor”.
Durante el tiempo que estuvo ahí, iba con sus muchachos al sitio del ritual de las piedras. Quiso el destino que fuese movida a otro lugar, en razón de su buen trabajo. Con el paso de los años, un día tuvo la curiosidad de regresar al pueblo. Ya no hubo caminata a pie. El camión llegó hasta el centro de un poblado que había crecido. Selló la curiosidad regresando al lugar de las piedras. Fue grande la sorpresa, cuando vio, al pie del puente, los montoncitos hechos por sus alumnos. Y su sorpresa se incrementó, cuando en diferentes puntos vio montoncitos de piedra. Eso se enseñaba ahora a los niños, a tener sueños y metas para bien del pueblo y de la calidad de vida de su gente. (Del taller de la imaginación de JUAN FRANCISCO R.)
Efectivamente, siempre hay personas que desde donde están o son puestos, buscan la manera de aportar y construir. Creo que eso sucede con la diputada federal, Beatriz Vélez Nuñez, quien en el poco tiempo, que lleva en el cargo, ya deja sentir el sello de su trabajo.
Lo más reciente, es su aportación a favor de las mujeres, por medio de una iniciativa de reforma a la ley General de Salud, a efecto de que la atención y estudios de detección oportuna del cáncer de mama, se hagan de manera ambulatoria. Dada la gravedad de las estadísticas de casos que se registran y los índices de defunción por esta causa.
La propuesta de la diputada es para construir. Es buscando mejorar la calidad de vida de las mujeres. Lo que constituye, una muestra más de que desde los espacios que ocupa, siempre tiene la mirada depositada en aportar y servir. 
Así lo hace en la sección 36 del SNTSA, y por esa razón, es entendible que Beatriz Vélez, esté en el ánimo de la gran mayoría de los trabajadores, para dar continuidad a su gestión por otros tres años.
POR CIERTO, ahí, en la secretaría de salud del estado, quien ha hecho un buen trabajo, y que ha contribuido en la estabilidad de la dependencia, es el subdirector de recursos humanos, Marcos Chávez Narváez. Su aportación ha sido importante en los equilibrios entre la autoridad y el sindicato. No es casual, que goce de una muy buena aceptación entre los trabajadores, en virtud de su gran calidad humana. Esa es la cuestión.

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