Zona Cero

La Ceteg, y su amor por no trabajar

Roberto Santos
Nomás para demostrar el amor por las marchas y la protesta y por no trabajar frente a grupo dando clases, algunos integrantes de la Ceteg, elaboran sus mejores propuestas, pero no de proyectos educativos, sino de consignas en contra de la asunción del nuevo gobernador, el día 27 de este mes.

Eso es lo que anuncia la disidencia de la disidencia de esta organización, cuya actuación a veces parece perder sentido ante los ojos de la población, pues cualquier hecho, anuncio o mentira es motivo suficiente para salir a la calle y abandonar sus alumnos.
Hoy la disidencia de la disidencia de esa agrupación, han decidido salir a las calles a tratar de boicotear la toma de protesta de Héctor Astudillo, pero no dicen por qué razón ya lo tienen en la mira como enemigo. Son raros los líderes de estas facciones cetegistas, pues cada cual tiene sus propios motivos para salir a manifestarse, y entre ellos se ven mal, pues se señalan de traidores. 
Las bases deberían quitar del liderazgo a esos paranoicos que los representan y liderean, pues la falta de confianza por los demás les lleva a realizar acciones que no les beneficia y al contrario, los desune más y más.
¿Qué sentido tiene bloquear la toma de protesta del nuevo gobernador? ¿Políticamente en qué les beneficia? ¿Y su llegada a la gubernatura en qué les afecta? 
¿Es una demostración de fuerza de una Ceteg dividida por los intereses de cada líder? ¿Es el intento de revivir una Ceteg dividida y desprestigiada? 
Hasta el momento, recogiendo las declaraciones de Héctor Astudillo, es que hará uso del diálogo y la negociación para tratar de resolver los distintos problemas que presentan las organizaciones sociales y políticas. Muchas de ellas, habrá que decirlo, viven a expensas del dinero que les regala el gobierno. 
Algunas organizaciones desaparecieron durante la administración de Zeferino Torreblanca y revivieron con la “bondadosa” política de despilfarro de Angel Aguirre. Los miembros de la Ceteg viven a expensas del salario que tienen por una plaza como docentes, y su obligación de dar clases no la cumplen por salir a manifestarse. Muchos de estos profesores y profesoras dedican meses para esta actividad, sin que reciban descuento alguno. Las cabezas de grupo se acusan entre ellos de recibir dinero del gobierno, para ser divididos. Sea cierto o no, pierden credibilidad entre sus agremiados y ganan sin tanto problema, desconfianza entre gran parte de la población, de quienes solo pueden recibir repulsa.

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